EL PAíS › EL LíDER DE PRO RESPONSABILIZó AL GOBIERNO NACIONAL POR LA FALTA DE OBRAS Y POR EL CONFLICTO DOCENTE

Todas las culpas son ajenas para Macri

En la inauguración de las sesiones de la Legislatura, el jefe de Gobierno porteño afirmó que “la crisis va a ser dura”, aunque no anunció medidas al respecto. Cuestionó a los gremios docentes por querer “extorsionar a los vecinos”.

 Por Werner Pertot

Sin definiciones sobre si unificará o desdoblará las elecciones y con un discurso estrictamente municipal, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, inauguró las sesiones ordinarias de la Legislatura. Tras repasar cifras de bacheo, el líder de PRO sostuvo que “la crisis internacional va a ser dura para todos los argentinos”, aunque no dio a conocer ninguna estrategia para enfrentarla a nivel local. Sí responsabilizó al gobierno nacional por la falta de avances con la policía, las obras por las inundaciones y los subtes. También tuvo una advertencia para los gremios docentes, que iniciarán hoy un paro de 48 horas: “Hemos demostrado que somos flexibles cuando podemos mejorar una medida. Pero también defenderemos las decisiones frente a aquellos sectores que no quieren ceder en sus privilegios o que pretenden extorsionar a los vecinos”, afirmó.

Macri convocó la sesión a las 9 de la mañana para no competir con el discurso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Con caras de dormidos, ministros y legisladores fueron arribando poco antes. Los recibió una lluvia de papelitos de ATE que reclamaban la “reincorporación de los 948 despedidos” del canal Ciudad Abierta, cuyo director renunció la semana pasada. Con un cartel que decía “no a la doble mano en Pueyrredón”, un pequeño grupo de vecinos madrugadores bostezaban en la puerta de la Legislatura.

De traje azul, el líder de PRO entró al recinto acompañado por la vicejefa de gobierno, Gabriela Michetti, quien presidió la sesión dominguera. Las legisladoras de Nueva Izquierda, Patricia Walsh, y del SI, Liliana Parada, levantaron carteles que decían: “Bienvenida, Gabriela, te extrañamos todo el año”. Las dos vestían guardapolvos blancos.

Sin prestarles atención, Macri pronunció su discurso de 23 minutos con el ceño fruncido. A diferencia de otras oportunidades, el líder de PRO leyó de corrido y articulando las palabras: sostuvo que su gestión cambió “la tendencia de muchos años de parálisis, desidia e inacción”; les pidió a los legisladores que “el año electoral no corra el eje” y que sigan votando las leyes que les envía. Recordó que la crisis internacional “nos está afectando”, y mencionó como sus prioridades la educación, la salud, la cultura y la seguridad. En ese momento, la legisladora Walsh cambió de cartel. El nuevo decía: “Premio a los ministros: 18 mil pesos. Aumento docente: 55 pesos”.

Al jefe de Gobierno lo acompañó un público homogéneamente ubicado en las plateas, que aplaudió con puntualidad el final de cada párrafo. Cuando leyó la parte dedicada a la educación, los aplausos fueron más largos. Macri propuso “hacer de Buenos Aires una verdadera ciudad educativa”. Prometió llevar el acceso a Internet y la enseñanza de inglés a todas las escuelas. “El aprendizaje de inglés, junto a la informática, debe ser un derecho para todos los chicos, independientemente de si asisten a una escuela estatal o privada.” Aseguró que hará 242 obras para solucionar los problemas de falta de gas que afectaron a las escuelas todo el año pasado y otras 360 obras de infraestructura escolar. “La educación pública, gratuita y de calidad es una prioridad para este gobierno”, remarcó. “En educación ha habido mucha conflictividad, pero somos optimistas y apostamos al diálogo y a que todos pongamos a los chicos en primer lugar”, fue su mensaje para los gremios docentes (ver más información en página 9).

Sobre el Teatro Colón, Macri evitó referirse a la crisis que culminó con la renuncia de Horacio Sanguinetti, el director que había designado. Prefirió plantear que recibió “un teatro apagado, lleno de vicios y sin rumbo claro”. Una vez más, Patricia Walsh mostró otra pancarta, que reclamaba “estabilidad de los contratos del Colón”, ya que hay entre 70 y 120 contratos de empleados que podrían no ser renovados.

Las críticas a la administración kirchnerista abundaron en el discurso de Macri. Se refirió a “la irracional negativa del Gobierno nacional de traspasar la policía con sus recursos”, también a que “la crisis financiera mundial se suma al bloqueo del Gobierno nacional de nuestra legítima capacidad de conseguir financiamiento, generando un panorama oscuro que impactará sobre las obras de prevención de inundaciones y de construcción de nuevos subtes”. “Seguiremos trabajando en la urbanización de las villas. La política habitacional requiere un debate serio a nivel nacional”, aclaró.

El resto fue una larga lista de cifras de bacheo, trabajo en parques y plazas, poda de árboles, rampas y recolección de basura. En una línea se refirió a la “inclusión social y laboral de los cartoneros”, a los que solía tildar de delincuentes. Sobre los empleados públicos, insistió en señalar que seguirán separando “al que abusa y estafa de la buena fe de todos”. Además se solidarizó con los “buenos médicos y buenas enfermeras que no tienen por qué tolerar que personas que ganan lo mismo que ellas se ausentan a trabajar sin el más mínimo descaro” (sic). “No puede dar lo mismo trabajar que no trabajar. No podemos seguir conviviendo con niveles de ausentismo del 20 por ciento”, consideró. Parada y Walsh volvieron a levantar los carteles que saludaban a Michetti, quien dio por finalizada la sesión.

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Macri leyó su discurso y, en pleno conflicto con los maestros, propuso que todas las escuelas enseñen inglés e informática.
Imagen: DyN
 
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