EL PAíS › CON MENOR PARTICIPACIóN, LOS RURALISTAS MANTUVIERON LOS PIQUETES EN LAS RUTAS

Y al cuarto día menguó la tropa

En Gualeguaychú, los productores planean endurecer las medidas y presionar a los diputados para que traten las retenciones.

 Por Alejandra Dandan

Desde Gualeguaychú

Con un asado para cincuenta chacareros y una mesa bien servida para camarógrafos y periodistas de TV, los ruralistas celebraron el cuarto día de paro en el emblemático corte de Gualeguaychú. Como comisarios de frontera, los productores pidieron desde temprano las cartas de porte a los transportistas. Detuvieron y desviaron camiones con cereales y animales en pie. Pero la disminución del poder de la tropa del campo, en medio del feriado, quedó clara: a la hora de la siesta, dos camiones repletos de cereales lograron burlar la guardia para seguir camino. Tranqueras adentro, la protesta continúa sin notarse. Los productores levantan las primeras cosechas y vacunan ganado como si no hubiesen impulsado el paro. Esta noche una asamblea intentará ganar adhesiones entre los productores para “profundizar” el corte de la Ruta 14: a partir de mañana intentarán detener también a todos los camiones internacionales que pasan por esta estratégica ruta del Mercosur, para “meter presión” en la Cámara de Diputados, donde esperan lograr quórum para tratar el proyecto de ley opositor contra las retenciones.

Alberto González era uno de los que a la mañana bien temprano andaba entre las vacas, detrás de la tranquera de Las Mañanitas, a la vera de la Ruta 14, porque la vacunación contra la aftosa, decía, la antiparasitosis y los tratamientos sanitarios “no se pueden detener”. González se dedica a la ganadería en sus 260 hectáreas de las islas del Ibicuy, en el sur de Entre Ríos, donde tiene vacas que traslada a un campo arrendado durante las épocas de la inundación baja. Es de los que admite que el paro puertas adentro no se cumple, pero lo que sí se cumple, según dice, es la prohibición de mandar a las vacas a la faena, porque los cortes no lo dejan.

En Entre Ríos, hubo seis cortes de ruta: el túnel subfluvial, Villaguay, Chajarí, Victoria, Gualeguay y Gualeguaychú, el más emblemático. Desde el año pasado, se sabe que en cada uno de esos lugares, los cortes con la apuesta al paro son una suerte de trampa: los empresarios nunca dejan de trabajar los campos, recogen la siembra, acopian y esperan los vientos de cambio financieros y políticos para salir a vender al mejor precio. Eso es lo que ocurre ahora en la ruta.

Los comisarios de frontera instalados en una esquina de la Ruta 14 no detienen a todo el mundo. Piden las cartas de porte. Y el que tiene vacas para engorde, por ejemplo, pasa. El que lleva vacas para el matadero, en cambio, no pasa. Lo mismo ocurre con los cereales. Los que van al acopio, pasan. Los que van al mercado, no. Esto había disparado la furia de un sector de los transportistas de Entre Ríos y hubo tensión en la ruta. Ayer, el feriado apaciguó los ánimos: hubo menos camiones en las rutas, los cerealeros y ganaderos no se vieron y los que llegaban al corte tenían los papeles que exige esta nueva frontera. Sólo unos pocos, con arroz, pegaron la vuelta. Y dos lograron burlar las barreras humanas.

Alfredo De Angeli monitoreó personalmente todo el procedimiento. Caminó, saludó, se sacó fotos con los ya clásicos clubes de admiradoras, todas señoras, grandes, de pelos rubios y gafas negras que lo persiguen para sacarle fotos, pedirle una firma y darle besos, muchos besos. Alrededor, a falta de las fantasmales multitudes que no estaban, pulularon los dirigentes. Pasó Javier Menchiori, segundo de la SRA de Gualeguaychú; Juan Ferrari, segundo de la Federación Agraria de Gualeguaychú; Nicolás Mattiauda, con doble carnet de la Federación Agraria y la Sociedad Rural, vicepresidente de PRO de Entre Ríos y aquel que alquiló la carpa para la protesta del año pasado en el Congreso.

Un concejal del PJ de Galarza, de sombrero de ala, admitía durante la tarde, mientras circulaba con un mate, que eso de que Amalita de Fortabat es una “oligarca” habría que verlo. De pie, ante un puñado de productores, con ganas de hablar y darse ánimos, explicó que bien sabía él que la señora, con 20 mil hectáreas por aquí y otras 13 mil por allá, le había dado trabajo a un montón de gente.

–¡Sí, claro! –saltó otro–: ¡pero vivió del Estado!

–¡Pero le ha hecho producir al campo! –retrucó el concejal.

–Es verdad...

–¡No me diga que no! ¡Con 10 mil vacas, no le quepa la menor duda!

Con todo, el corte emblemático del lockout ya no es lo que era. En voz baja, esa camarilla de empresarios que secunda a De Angeli admite que los abonados bajaron un 50 por ciento. Mantener el corte todo el año pasado, explica uno, le costó a un productor 10 mil pesos, entre gasoil, viajes al lejano kilómetro 53 y comidas. “El año pasado eso se podía sostener –dice– ¡ahora diez mil pesos son una fortuna!”

Los números sin embargo no lo explican todo. El camarero de una estación de servicio multiuso, a la vera de la ruta, salta a la yugular cuando se habla del campo. “¡La gente de acá ya está cansada! Acá, nos trae mucho problema porque vivimos del campo, pero más del turismo”, dice.

Duros y moderados

A fines de 2008, la poderosa Federación Agraria de Gualeguaychú, consorte de privilegio de la Mesa de Enlace nacional, tuvo un recambio de autoridades clave. La combativa conducción que estaba en manos de dos duros como Juan Ferrari y Juan Echeverría, presidente y vice, cercano este último al PCR, cambió. Ferrari quedó de vice, pero en el lugar del presidente asumió Eduardo Micheloud, un repuestero de Gualeguaychú, de perfil político bajo, dueño de una explotación agraria, novato en el mundo del campo e intragable para los más duros. Micheloud llegó con la bendición de De Angeli, apadrinado por su círculo de confianza, entre los que está Mattiauda, armador de la estrategia política que intenta llevar a De Angeli como candidato de un gran frente anti K de la provincia.

En ese escenario, la conducción está atravesada en este momento por dos posiciones. Por un lado, los moderados, que son los que no quieren extender el corte ni el paro más allá del viernes y apostar a la negociación en el Congreso. Con ellos se alinea la Sociedad Rural de Gualeguaychú. Por otro lado están los duros, los que quieren seguir en la ruta. A esta altura ellos no sólo desconfían del Gobierno, sino de las negociaciones de la Mesa de Enlace y de los resultados que pueda darles el paso de una ley por el Congreso. “Los políticos no nos van a resolver nada”, dijo uno de ellos a Página/12. “Y para nosotros esa apuesta es arriesgada: ¿qué pasa si logramos entrar al Parlamento, logramos quórum, llevamos las retenciones y resulta que el Gobierno nos gana la pulseada? Ahí vamos a quedar mal parados.” Esa es ahora la encrucijada.

Anoche, de todos modos, la mesa chica del corte cocinaba los próximos pasos. Para hoy, las expectativas estarán centradas en la Comisión de Agricultura de Diputados, sobre la que presionan para que pida el tratamiento de la ley de retenciones. Y mañana, las miradas estarán puestas en Diputados, a donde aún sueñan con conseguir quórum para tratar la ley sobre tablas. Para eso, se hicieron cálculos: entre diputados de viaje, los que volvieron y los cinco diputados K de Entre Ríos a quienes los ruralistas presionan para obligarlos a sentarse en sus bancas. “No los buscamos nosotros”, dijo De Angeli. “Le pedimos a la Cámara de Turismo, de Hoteles y a los Gastronómicos que vayan a verlos porque ellos a fin de año nos pidieron que levantemos el corte por el turismo, ahora les pedimos solidaridad.”

Mientras tanto, una nueva asamblea terminó con la jornada de protesta. Como en un ritual repetido cada día a las 20, para las cámaras de TV, De Angeli se subió a un trailer y los productores locales llegaron en sus coches. Como estaba previsto, De Angeli ratificó el paro como si hiciera falta hacerlo en el cuarto día de un paro votado por toda la semana. Y a falta de noticias, alguien anunció una propuesta, que esta tarde será una moción, cuando otra vez una asamblea decida si cortarán la ruta para los camiones con carga de Brasil, Uruguay y Paraguay.

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“Los políticos no nos van a resolver nada”, dicen los más duros del corte de la ruta 14.
 
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