EL PAíS › DUHALDE HABLO CON HORST KOEHLER PARA RETOMAR LA NEGOCIACION. PLAN PARA EL NO ACUERDO
En Economía están preparando los refugios
Eduardo Duhalde conversó media hora con el director gerente del FMI, Horst Koehler, para evitar el naufragio de la negociación. La principal diferencia está en el reclamo de un mayor ajuste fiscal. Lavagna tiene preparada la estrategia para el día después de un eventual default con los organismos.
Por Claudio Zlotnik
Ante la zona de turbulencias en la que ingresaron las negociaciones entre Argentina y el Fondo Monetario y al inminente vencimiento de la deuda, Eduardo Duhalde habló ayer por teléfono con el titular del FMI, Horst Koehler, para evitar el naufragio del acuerdo. Aunque todavía quedan diez días para seguir negociando y se mantiene abierto el canal de diálogo entre las partes, anoche, en el Ministerio de Economía, se imaginaban el siguiente escenario: no habrá acuerdo con el Fondo. A menos que los organismos internacionales consideren que un default argentino los perjudicará sensiblemente. En caso de que esto último no suceda, la Argentina extendería la cesación de pagos de su deuda primero con el Banco Mundial y luego con las demás instituciones multilaterales. En un reportaje que le realizaron anoche, el jefe de Estado trazó un diagnóstico similar: “No puedo decir que estamos cerca del acuerdo con el FMI. No me animo a hacer ningún pronóstico”, dijo. Página/12 dialogó con un íntimo colaborador del ministro Roberto Lavagna. “Ahora todo depende de que ellos hagan un gesto. De lo contrario, ninguna de las partes dirá que se quebraron las relaciones y se continuarán las conversaciones. Pero nosotros no vamos a pagar con las reservas ni a inmolarnos con un nuevo ajuste fiscal, como nos están reclamando”, comentó el funcionario.
La conversación entre Duhalde y Koehler, de la cual también participó Anoop Singh, fue a las cuatro de la tarde y duró media hora. Para el Gobierno, tuvo dos objetivos: intentar ablandar al FMI en sus exigencias, y mostrarse con una imagen distinta a la de la administración Rodríguez Saá, que declaró el default en diciembre. Esta vez, Duhalde busca convencer de que, si no puede pagar, lo lamentará. Y que no habrá un Congreso aplaudiendo de pie el incumplimiento.
“Tengan en cuenta que una mala decisión podría empeorar nuestra situación”, les advirtió el jefe de Estado a Koehler y a Singh. Al mismo tiempo, Duhalde les aclaró que “no aceptaremos tomar medidas que aborten la incipiente recuperación económica”. Anoche, frente a sus más íntimos, el Presidente admitió tener “dudas” sobre la firma del acuerdo antes del próximo jueves 14, día en que la Argentina debería pagar 800 millones de dólares al Banco Mundial. Y confirmó que no se utilizarán reservas para cumplir. Se aguarda que hoy llegue desde Washington el nuevo borrador de la Carta de Intención.
En el Palacio de Hacienda creen que, aun cuando persista el desacuerdo con Washington, el dólar se mantendrá en los actuales niveles. Los funcionarios mencionan que oscilará entre 3,50 y 3,70 pesos. Es decir, en los niveles mostrados tras el pico de 4 pesos de fines de junio. El argumento de Economía es que la moneda estadounidense dejó de escalar cuando el Banco Central aceitó el control de cambios. Y que los 9900 millones de dólares en la autoridad monetaria son suficientes para mantener al mercado en calma, aun sin el pacto con el Fondo. La clave para tanto optimismo radica en el control de cambios aplicado por el BCRA, la misma medida que le permitió a Malasia, en 1997, salir de la crisis financiera que arrasó en el Sudeste asiático. “Salvo que haya un rebrote de desconfianza generalizada, el tipo de cambio seguirá en calma”, señaló el funcionario de Economía. Pese a los pronósticos optimistas, las dudas sobre el éxito de las negociaciones con Washington hicieron subir al dólar de 3,53 a 3,57 en dos jornadas.
Las variables financieras clave a monitorear en caso de que la Argentina caiga en default son dos: la evolución de los depósitos y la renovación de las Letras del Banco Central (Lebac). En cuatro meses, los depósitos aumentaron en unos 6500 millones de pesos, de los cuales la mitad corresponde a los denominados “libre disponibilidad”. A su vez, existe un stock de Lebac por 3200 millones, y, en promedio, cada semana vencen unos 550 millones. En caso de que vuelva el pánico a la city y los bancos y grandes empresas corran a refugiarse en el dólar, dejando de lado los depósitos y las Lebac, que son inversiones de corto plazo, la presiónsobre el tipo de cambio sería importante. En Economía desestimaron, en diálogo con este diario, que estén pensando en aumentar los controles cambiarios. Proyectan que el Central obtendrá un saldo neto a favor de 300 millones de dólares mensuales por sus intervenciones en el mercado de cambios.
Frente a este panorama, Duhalde y Lavagna quieren transmitir dos mensajes contundentes. Uno de dureza frente a las exigencias de ajuste fiscal y de fuertes aumentos en las tarifas de los servicios públicos para evitar una caída mayor de la economía. Y otro mensaje tranquilizador hacia los grandes operadores financieros, de que este gobierno no sacará los pies del plato y seguirá negociando. “Queremos el acuerdo; no el aislamiento del mundo”, manifestó anoche Duhalde. Acto seguido añadió: “No podemos cometer errores. El FMI está muy alejado de la realidad de los países. (Sus técnicos) parecen atados a dogmatismos”.