No fue fácil. Después de varias reuniones por separado y opiniones encontradas, la oposición logró un principio de acuerdo para sesionar el jueves con la idea de declarar “de nulidad absoluta e insanable” los nuevos decretos del Gobierno para saldar vencimientos de deuda externa a lo largo de 2010 con el uso de reservas del Banco Central. La UCR, la Coalición Cívica, el PJ disidente, PRO, socialistas y Proyecto Sur resolvieron convocar para hoy o mañana a la comisión bicameral de DNU para sacar un dictamen en contra del decreto presidencial y a la Comisión de Asuntos Constitucionales de Diputados para emitir otro que prohíba el uso de reservas, con los que llegarían al recinto de la Cámara baja el jueves en una sesión especial. Aunque las diferencias entre algunas fuerzas opositoras, que se intentaban resolver ayer por la noche, podrían hacer fracasar la iniciativa. Una de ellas era la posibilidad de acudir nuevamente a la Justicia para frenar la medida.

El anuncio presidencial de anular el DNU 2010 y dictar otros dos que lo reemplazan, con diferencias técnicas legales y jurídicas, descolocó a la oposición. De los nuevos decretos, uno simple para pagar unos 2372 millones de dólares a los organismos de crédito internacionales está habilitado por ley. El otro es un DNU que destina 4187 millones de dólares para cancelar deuda privada, tendría una comisión bicameral de seguimiento y no está bloqueado por la Justicia.

No bien CFK se retiró del Congreso, radicales, cívicos y peronistas disidentes se reunieron por separado para analizar la nueva situación, aunque las conclusiones no fueron las mismas. Desde el macrismo y algunos sectores de la UCR y la CC se proponía volver a recurrir a la Justicia para frenar los decretos. Otros, como el sector peronista no kirchnerista que lidera Graciela Camaño, no se oponía al uso de reservas para “desendeudarse”, aunque sus asesores Jorge Sarghini y Rogelio Frigerio analizaban las “consecuencias” de la medida sin todavía el texto del DNU. Mientras tanto, Elisa Carrió impulsaba la definición política: “Unificar la estrategia opositora para derrotar al kirchnerismo en el Congreso”.

Desde las oficinas de la CC en el anexo de la Cámara baja, Lilita arengó a la tropa propia para apurar una definición opositora para “declarar de nulidad absoluta e insanable” los nuevos decretos del Gobierno. “Debemos dar una respuesta rápida y contundente para enfrentar la prepotencia K” que no podría pasar más allá de esta semana, les dijo a sus legisladores y advirtió que, si no se lograba un acuerdo, ellos irían igual a una sesión especial “aunque sea institucional”. “No podemos quedar pegados a la indecisiones de otras fuerzas opositoras”, sostuvo luego ante un grupo de periodistas parlamentarios y soltó un manto de duda sobre los vaivenes de algunos sectores de centroizquierda. “Si no que después expliquen a la sociedad si son o no cómplices del Gobierno”, soltó Carrió. Para completar su opinión, hizo propia una frase que utilizó no pocas veces el ex presidente Carlos Menem: “A los tibios los vomita Dios”.

Sin embargo, Lilita se mantuvo al margen de las negociaciones para “no entorpecer”, con su conflictiva relación con otras fuerzas opositoras, el resultado de las mismas. Sólo mantuvo algunos encuentros con el peronista disidente Felipe Solá, que operó de nexo con el resto de la oposición, y algún llamado telefónico con el radical Ricardo Alfonsín. En tanto, la diputada Patricia Bullrich trabajaba en una presentación judicial de amparo ante la jueza María José Sarmiento, que ya había bloqueado el DNU 2010. También en la CC elaboraban un proyecto para impugnar la designación de Mercedes Marcó del Pont al frente del Central, en base a las votaciones donde la economista avaló como diputada medidas que los cívicos consideran “anticonstitucionales”.

En tanto, en el despacho del jefe del bloque de diputados radicales, Oscar Aguad, el resto de los popes opositores se reunían en busca de una salida conjunta. Finalmente sellaron un acuerdo, pero no hubo documento conjunto. Los diputados de Proyecto Sur y otros sectores de centroizquierda se negaron a estampar su firma junto a los “aliados circunstanciales”.

Allí acordaron convocar a la comisión bicameral de DNU, a través de uno de sus dos secretarios, el senador radical Luis Naidenoff, para emitir un dictamen aunque sea sólo con los ocho legisladores opositores contra el nuevo decreto del Gobierno si no logran quórum con la presencia de alguno de los otros ocho legisladores K que componen la comisión. Anoche evaluaban si la convocatoria de la bicameral será para hoy o mañana.

También aprovecharán la reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara baja, prevista para mañana, para emitir un dictamen que impida al Ejecutivo la utilización de las reservas del Banco Central, aunque tampoco estaba claro cómo quedaría el texto final.

La idea opositora es llevar algunos de estos dictámenes al recinto de Diputados el jueves al mediodía, para cumplir con el plazo reglamentario de 48 horas previas al pedido de convocatoria a la sesión que pedirán hoy al presidente de la Cámara, el kirchnerista jujeño Eduardo Fellner. Sin embargo, a última hora de ayer surgieron algunos cortocircuitos en el conglomerado opositor. En varias fuerzas, en especial en Proyecto Sur, no cayeron bien las declaraciones televisivas de Carrió, con críticas despiadadas a las “dudas” de algunos opositores. “No se puede tratar de buscar un acuerdo para después salir a criticar a los demás”, sostenían algunos de ellos, que igual prefirieron el anonimato para no aparecer como los que pueden llegar a romper el trabajoso pacto. Pero mucho dependerá de cuándo se empiece a resolver el trazo fino del acuerdo, donde las diferencias son más que coincidencias de trabar la decisión del Gobierno.