Como en una estructura de cajas chinas, la causa por posible enriquecimiento ilícito contra Ricardo Jaime revela historias dentro de otras historias, con personajes que van quedando entrelazados. Ahora la Justicia investiga a un ex funcionario de la Secretaría de Transporte como otro presunto testaferro del ex secretario. Es el arquitecto Hugo Alvarez Picasso, ex coordinador de una unidad de proyectos ferroviarios y titular de una sociedad que compró un semipiso valuado en 450 mil dólares en la avenida Figueroa Alcorta, que se sospecha podría pertenecer a Jaime. La policía allanó ayer la casa de Alvarez Picasso en La Plata, en busca de documentación.

La pista que llevó a este nuevo personaje apareció en un departamento de Avenida del Libertador 654 usado por Jaime como vivienda: allí había un resumen de expensas de diciembre, por 2299 pesos, correspondiente al departamento de Figueroa Alcorta. Cuando el juez Norberto Oyarbide y el fiscal Carlos Rívolo allanaron el inmueble de 250 metros cuadrados, estaba vacío. Al analizar quién lo había comprado, hallaron una sociedad: Clamaran S.A., formada en octubre de 2009, con un capital de 12 mil pesos y un enorme abanico de actividades posibles, según el Boletín Oficial bonaerense.

Los titulares iniciales de Clamaran eran dos hombres en situación de indigencia: Juan Salas y Claudio Hernando, quienes aparecen constituyendo treinta sociedades a través de la escribanía Derrasaga de Carlos Casares, con cuyo dueño jugaban al fútbol. La compra del departamento de Figueroa Alcorta se concretó el 16 de noviembre de 2009, pero tres días antes cambió la composición de Clamaran: entró en escena Alvarez Picasso, como su nuevo presidente. El arquitecto ya llevaba tiempo en Transporte, donde fue nombrado en 2005. En su declaración jurada de 2009, que está en manos de los investigadores judiciales, no figuran ni la sociedad ni el semipiso, cuya adquisición difícilmente pueda justificar teniendo en cuenta que sus ingresos como funcionario rondaban los 75 mil pesos anuales. En la AFIP figura como monotributista de la categoría más baja.

Alvarez Picasso era coordinador de una unidad de proyectos ferroviarios que, a su vez, tenía a Jaime como director. Hay versiones que les atribuyen una relación de parentesco y de vecinos en Caleta Olivia. Algunos de los trabajos a los que aparece vinculado Alvarez Picasso son el del viaducto ferroviario en la laguna La Picasa, Santa Fe, y el restablecimiento de la línea ferroviaria Buenos Aires-Mendoza, ambos financiados por la Corporación Andina de Fomento. En diciembre se le rescindió su contrato con Transporte.

El antiguo dueño del departamento de Figueroa Alcorta ratificó que al momento de la venta, parte de las tratativas fueron con Alvarez Picasso, que le pagó en efectivo. Pero en medio de la operación aparecieron otros nombres que conducirían a Jaime. En los papeles que presentó la inmobiliaria Toribio Achával figura en la gestión de compra Silvano del Carmen Mazzuchelli, vicepresidente de Delome S.A. (el presidente es Ignacio Julián Soba Rojo), una sociedad que Oyarbide sospecha que Jaime habría usado como pantalla. Delome, por ejemplo, compra un departamento en Córdoba y se lo cede a Agostina, una de las hijas de la mujer de Jaime. La cédula verde y cierta facturación de un Toyota que usaba el ex funcionario estaban a nombre de Delome. A su vez, Mazzuchelli fue quien retiró el yate que se le atribuye a Jaime. La otra persona que podía moverlo era Manuel Vázquez, asesor de Jaime y –presumen en Tribunales– otro de sus supuestos prestanombres. Y como todo se interconecta en esta historia, el escribano que pone Mazzuchelli para la escrituración del lujoso departamento de Figueroa Alcorta es Luis Medina Allende, el mismo que actuó en la constitución de Delome S.A.

Alvarez Picasso también podría verse en problemas por la presunta falsedad de sus propias declaraciones juradas y su propio enriquecimiento, según explicaron fuentes judiciales.