El canciller uruguayo, Luis Almagro, se reunirá hoy con su par Héctor Timerman para tratar el plan de monitoreo conjunto de Botnia y del río Uruguay. Este será el tercer encuentro de los cancilleres para discutir el tema, en el que, según admitió Almagro, hubo avances, pero todavía quedan puntos en desacuerdo. Antes de subirse al avión rumbo a Buenos Aires, el canciller uruguayo dijo que tiene la expectativa de poder “redondear los temas” con Timerman, para que los presidentes Cristina Kirchner y José Mujica puedan anunciar un acuerdo en la próxima cumbre del Mercosur, que se realizará el 3 y 4 de agosto.

Almagro aseguró que el Uruguay quiere “alcanzar un preacuerdo” para superar el conflicto “de la mejor manera posible”.

“No tenemos adelantos (de qué encontrarán en la reunión en Buenos Aires), simplemente vamos a la reunión a terminar de redondear las bases para un preacuerdo. Todavía nos quedan algunos aspectos técnicos por resolver, es importante destrabar el tema políticamente en alguna variable en la que tenemos alguna opinión diferente desde el punto de vista jurídico técnico ambiental y ver si para la cumbre podemos tener la posibilidad de firmar el documento”, definió.

Los diarios uruguayos aseguran que en Montevideo hay “dudas” sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo. El Espectador, por ejemplo, publicó incluso declaraciones que atribuye a “una alta fuente del gobierno de José Mujica”, quien sostuvo, siempre según este medio, que “a la fábrica no se ingresará”. De ser cierta esta postura, la traba en las negociaciones estaría puesta en la negativa uruguaya a que los técnicos tomen muestras dentro de la planta de celulosa. Como versiones, no suenan demasiado creíbles, ya que el propio presidente Mujica ha hablado sobre el tema, aclarando que a la planta entrarán los técnicos para hacer un trabajo de carácter científico.

Ayer, la Cancillería argentina ratificó que Timerman propondrá en la reunión “avanzar en la propuesta de un plan de vigilancia para la Planta de Botnia-UPM” y “posteriormente analizar la propuesta de un plan de control y prevención de la contaminación del Río Uruguay en el tramo compartido entre la República Oriental del Uruguay y la República Argentina”. El comunicado subrayó así, en lenguaje diplomático, que la prioridad para la Casa Rosada es el control de la papelera, y que en función de llegar a un acuerdo la Argentina mantendrá su disposición a que sea controlado todo el río, y también las fábricas argentinas ubicadas sobre su ribera.

El marco general de las negociaciones está dado por el fallo de la Corte de La Haya que, tras rechazar el pedido de relocalización de Botnia, ordenó a los países que realicen sobre la pastera un “monitoreo continuo” para garantizar que el río no se contamine. Para dar cumplimiento a este fallo, los presidentes de Uruguay y Argentina hicieron un acuerdo en el que se comprometieron a diseñar dos planes, uno de vigilancia para Botnia y otro de control y prevención de la contaminación del río Uruguay. El plazo que se fijaron para firmar el acuerdo vencerá el 2 de agosto. Argentina ya entregó al Uruguay una propuesta, y los uruguayos contestaron a su vez con una contrapropuesta.

Lo que ya quedó descartado es que Brasil participe del monitoreo del río en esta etapa. La decisión fue confirmada por el propio Almagro, quien dejó en claro que Argentina y Uruguay se centrarán en aplicar el Tratado del Río Uruguay, de 1975, y la sentencia de la Corte Internacional de Justicia. Esto era previsible, ya que Brasil no tiene para con la Argentina, con quien comparte el tramo superior del río, un estatuto equivalente al del río Uruguay.

Almagro subrayó, de todos modos, que a su país le interesa plantear en la cumbre del Mercosur, que se realizará en San Juan, la posibilidad de que haya un protocolo ambiental para todo el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela en proceso de adhesión).

“Veremos en las reuniones preparatorias de ministros de Medio Ambiente si hay un marco para que eso sea factible de lograr”, indicó. “Es un tema de interés de Uruguay, pero tiene que tener su momentum político; si no, perjudicaríamos la situación en vez de resolverla.”