“Tomemos la autopista de la Patria”, convocó Néstor Kirchner ante un estadio Luna Park lleno de “argentinos, jóvenes, peronistas y trabajadores”, tal como catalogó a los militantes de la Juventud Sindical Peronista (JSP), que se lanzó ayer en un acto del que participaron, además del diputado nacional y titular del PJ, el número uno de la CGT, Hugo Moyano, y su hijo Facundo, dirigente del gremio de trabajadores de peajes y flamante conductor de la JSP. En su discurso, Kirchner llamó a una “alianza policlasista para hacer un frente nacional y popular entre trabajadores, empresarios nacionales y clase media” para “profundizar los logros”, y prometió alcanzar “la distribución del ingreso en un 50 y 50” en “el período constitucional que viene”. Un rato antes, Moyano padre había asegurado que se viven “momentos decisivos” en la lucha contra las corporaciones: “Estamos dando la batalla final para lograr imponer el proyecto”, arengó.

El acto comenzó con una puntualidad poco habitual: incluso un par de minutos antes de las 19, hora prevista, Néstor Kirchner ya estaba al frente del escenario, junto a los Moyano, acompañado por no menos de medio centenar de dirigentes: la mesa grande de la CGT en pleno, miembros del gabinete (se veía al activo ministro de Economía, Amado Boudou), funcionarios de primera línea como el titular de Anses, Diego Bossio, y el secretario de la Gestión Pública, Juan Manuel Abal Medina; el dirigente del Movimiento Evita Fernando “Chino” Navarro y legisladores como Juan Cabandié. El público, que ocupaba buena parte de las gradas del estadio, era mayormente sub-30; no así muchos de los encargados de seguridad, que a pesar de lucir remeras de la Juventud acusaban canas y arrugas de una edad más avanzada.

Tras mencionar al homenajeado Felipe Vallese, “uno de los primeros desaparecidos”, el delegado gremial y militante de la JP de cuyo secuestro se cumplían ayer 48 años, Kirchner le imprimió a su discurso un tono conciliador, convocando a “todos los sectores” a sumarse en el armado de cara al 2011: “Es preciso lograr la victoria para cumplir las asignaturas pendientes”, entre las que destacó la consecución de una distribución del ingreso en un 50/50. “Las grandes transformaciones se hacen con pluralidad y no con sectarismo –completó–. A cada golpe recibido hay que poner la otra mejilla y no dejarse provocar. Lo más importante es que cada argentino tenga trabajo. Hay que consolidar empresas nacionales fuertes que acompañen este importante crecimiento económico.”

El ex presidente aseguró que se trataba de una “convocatoria al amor y a la convivencia” y que tiene “capacidad transgresora”. Y sostuvo que para defender “la política de derechos humanos, las paritarias y todo lo realizado, como la ley de medios, es preciso ser responsables”. En ese marco, convocó a una “alianza policlasista” entre “trabajadores, empresarios nacionales y clase media” que permita “profundizar los logros” sin “tocar los timbres de ninguna corporación, sino los del pueblo, para consolidar el modelo de transformación y justicia”. Y pidió a los argentinos “que tengan muy buena memoria”, porque “la memoria es la que los va a salvar”.

Antes, los Moyano (que hablan muy parecido) habían destacado el rol de la juventud en la historia del peronismo y la importancia de que asuma ese lugar nuevamente. “Los jóvenes, en la historia reciente de nuestro país, cumplieron papeles fundamentales, porque han mantenido la llama ardiente de la lucha permanente por los derechos de los trabajadores”, recordó Hugo, que convocó a “unir voluntades para pelear por una patria libre” en “la batalla final para lograr imponer el proyecto nacional y popular”. Su hijo Facundo, algo nervioso en su primera aparición pública en las ligas mayores, llamó a “rescatar la historia del olvido” y aseguró que “el mejor homenaje” que se le puede hacer es “seguir militando por una patria justa, libre y soberana”. Por último, remarcó “la coherencia en la lucha de la conducción de la CGT” que, unos metros más allá, lo aplaudía.