Martes, 24 de agosto de 2010 | Hoy
EL PAíS › EL JEFE DE GOBIERNO PORTEñO DECLARó ANTE LA LEGISLATURA Y ESQUIVó CUESTIONAR AL DETENIDO EX JEFE DE LA METROPOLITANA
Macri respondió preguntas durante cinco horas, pero según los opositores quedaron muchas cuestiones sin respuesta. El jefe de Gobierno insistió en vincular el origen de la causa de las escuchas con una maniobra de Néstor Kirchner.
Por Werner Pertot
Mauricio Macri llegó puntual a la sesión de las 8.30 en la Legislatura porteña, a donde asistió por primera vez a dar explicaciones sobre las escuchas ilegales, luego de que la oposición formase una comisión investigadora para evaluar sus responsabilidades políticas. El jefe de Gobierno volvió a acusar a Néstor Kirchner de montar una “agresión disfrazada de causa judicial”, sostuvo que él es, en realidad, víctima de escuchas, repitió hasta el cansancio que “no hubo delitos en el gobierno porteño” y eludió una buena parte de las preguntas. “No condeno a Palacios”, se sinceró Macri, después de evitar referirse a los antecedentes del ex jefe de la Metropolitana. Los opositores le preguntaron lo mismo hasta cuatro veces sin que respondiera. Inmune a las contradicciones, repitió: “No tenemos nada que ocultar”.
Con su visita matutina, Macri buscó esquivar el prime time televisivo. Macri habló, para sorpresa de todos, sin leer y con asesores que le alcanzaban una hoja cada tanto. La sesión empezó muy puntual para lo que suele ser la Legislatura. Cinco minutos más tarde, Macri ingresaba en medio de un aplauso general. Se sentó, complacido. Era pura sonrisa.
Luego llegó el momento de las caras serias. “Vengo a hablar por decisión propia como hice desde el principio de esta agresión política a quien no está dispuesto a someterse al kirchnerismo. Fue conducida por Néstor Kirchner usando agentes de la SIDE y al juez Oyarbide. Soy uno de los que sufre el acoso sistemático de las escuchas ilegales”, inició su breve discurso introductorio, en el que repitió los argumentos ya conocidos. “En la ciudad no existe ninguna asociación de espionaje ilegal. Lo que hizo James lo hizo con la SIDE y pivoteando sobre varios juzgados”, afirmó. Luego Macri volvió a cuestionar la comisión investigadora, que deberá determinar su responsabilidad política. Su introducción duró menos de diez minutos. La mayor parte de sus respuestas fueron cortas, secas.
“Macri eludió sistemáticamente venir a la Legislatura. Su respuesta fue apelar al marketing para eludir la responsabilidad política. ¿O no fue usted, Macri, el que lo nombró al Fino Palacios? ¿No contrató su gobierno a Ciro James? ¿No tomaron al comisario Colombo, procesado por proteger una red de prostíbulos?”, lo acusó de entrada Fabio Basteiro, de Proyecto Sur. Los legisladores de su bloque se centraron en preguntar sobre Palacios.
–¿Conocía los antecedentes de Palacios? –le preguntó Jorge Selser.
–Sus antecedentes técnicos fueron chequeados en 2002 y rechequeados en 2006. Fui personalmente a la Embajada de Israel, donde me contestaron que Palacios era un amigo de Israel. Lo que pesaron fueron sus antecedentes técnicos y no una amistad, que no puedo calificar de tal.
Delia Bisutti le recordó que Ciro James fue nombrado en un área donde el responsable administrativo era Andrés Ibarra y que la mujer de James trabajó con la de Horacio Rodríguez Larreta. “¿Les preguntó qué conocimiento tenían del nombramiento? ¿O le pasa un elefante por delante y ni se entera?”, quiso saber la legisladora. “Por supuesto, y no tenían ni idea”, sostuvo Macri.
Luego llegó el turno de los lilitos. “Larreta negó que Palacios fuera dueño de Strategic Security Consultancy, que funciona en las mismas oficinas que el estudio de Chamorro. Allí aparecieron investigaciones a legisladores. ¿Sabía que Palacios operaba empresas de seguridad privada?”, le preguntó Diana Maffía. “No sabíamos que tenía una sociedad”, se excusó Macri. “No me queda claro si el jefe de Gobierno cree que existieron o no delitos”, le planteó Fernando Sánchez. Macri insistió en que no.
–¿Qué trabajo hacía James en el ministerio? –preguntó Sánchez.
–James fue tomado como asesor jurídico. El trabajo que hacía se publicó en el Boletín Oficial –respondió Macri, pese a que no existe ningún comprobante de que James haya realizado alguna tarea.
Una nube de volantes –donde Macri aparecía reflejándose en un espejo que mostraba a Jorge Rafael Videla– inundó el recinto y se escuchó el primer griterío. Moscariello hizo sacar a los que tiraron los papeles. Macri hizo algún chiste y siguieron las preguntas. “¿Qué piensa que hacen Pascual Mazzeo y otros ex policías de inteligencia en la Metropolitana?”, preguntó Diego Kravetz, del bloque peronista. “Decir que tiene un sesgo de inteligencia es una interpretación caprichosa. Son 20 sobre 900 y cumplen tareas de prevención”, respondió Macri.
“Usted es un hábil declarante, porque contesta lo que desea y esquiva las preguntas complicadas”, le dijo Aníbal Ibarra, quien le alcanzó las suyas por escrito. El ex jefe de Gobierno le preguntó por qué no informaron a la Justicia que James estaba contratado en Educación, cuando se conoció la noticia (Página/12 la reveló el 3 de octubre de 2009). “Lamento que construya un alegato basado en tantas mentiras. Desde el primer momento los ministros se pusieron a disposición del juez”, le respondió Macri. Ibarra también le preguntó por la reunión a la que asistió James junto al número tres de la Metropolitana, Roberto Ontiveros, en el ministerio público fiscal. “De esa reunión mal puedo estar informado cuando no conocía a los que participaron”, señaló Macri.
“No contestó una sola de las preguntas”, se enojó Eduardo Espzteyn, de Diálogo por Buenos Aires, que quiso saber infructuosamente “quién en la Embajada de Israel le recomendó a Fino Palacios”. Macri evitó dar un nombre, de la misma forma en que ocurrió cuando le preguntaron otros tres legisladores. Al final, Raúl Fernández le leyó los nombres de los embajadores: “¿Lo conoce? ¿No sabe con quién se reunió?”, ironizó.
“No entiendo por qué sigue defendiendo a Palacios. ¿Tiene algo importante que decir de usted?”, le preguntó el kirchnerista Juan Cabandié”. “No condeno a Palacios. El es mayor de edad y se puede defender solo”, indicó el líder del PRO. La sabbatellista Gabriela Cerruti le preguntó por su relación con los ex comisarios Carlos Sabblich y el padre de Ontiveros, “a los que usted fue a visitar a Campo de Mayo cuando estaban presos por la causa por torturas en el ex centro clandestino El Olimpo”. Macri negó todo y eludió las preguntas de Gonzalo Ruanova.
–¡No contestó sobre los micrófonos en la oficina de Esteban Bullrich! –-se quejó el legislador.
–No tenemos información –dijo Macri.
El legislador Daniel Amoroso, del bloque de Francisco de Narváez, se mostró inusualmente duro, mientras lo silbaban desde el PRO. Preguntó si compartía el criterio de Jaime Durán Barba de que “a la gente le importa un carajo las escuchas” y si no era así, por qué no lo echaba. Macri se limitó a aclarar que, para él, el tema sí era importante.
“Usted quiere eludir la responsabilidad política de haber entregado la ciudad a una banda de comisarios”, lo cuestionó Martín Hourest, de Igualdad Social. “Esperábamos respuestas y no encontramos ninguna”, concluyó Sánchez. “Lamento que haya tenido escrita la conclusión”, le contestó Macri, quien se retiró luego de casi cinco horas de preguntas. De fondo, le cantaron brevemente: “Se siente, se siente, Mauricio presidente”.
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