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Eduardo Duhalde negó ayer lo que el propio Carlos Ruckauf dio como un hecho: el voto argentino contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Pero en ningún momento descartó que lo manifestado por su canciller finalmente fuera a ocurrir. Más bien dejó entrever lo contrario, al asegurar que lo que sucede en la isla caribeña “no tiene nada que ver con el pleno respeto a los derechos humanos”.
El Presidente se sumergió en el espinoso tema buscando descomprimir una situación que generó revuelo internacional, a punto tal que el canciller cubano, Felipe Pérez López, reflotó aquel “lamebotas de Estados Unidos” con el que Fidel Castro ya había calificado a la Argentina durante la administración delarruista.
Es más, el Granma, el diario oficial del gobierno de Cuba, dedicó amplio espacio al tema. “La crisis económica, política y social de la Argentina continúa profundizándose, mientras el canciller de ese país viajó a Washington para plegarse a las exigencias de la administración norteamericana, incluyendo entre las monedas de cambio el ataque abyecto y bochornoso a Cuba”, denunció
Duhalde sintió el impacto. Y buscó mostrarse ecuánime. Negó presiones de los Estados Unidos y hasta condenó el bloqueo económico a Cuba, al que calificó de “absurdo”, ya que afecta “enormemente” a su pueblo. Se olvidó, incluso, de decir que el proyecto de las manzaneras, con el que su mujer Hilda González manejó la asistencia social en la provincia de Buenos Aires tuvo de referencia algunas experiencias cubanas.
“En Cuba hay un sistema distinto que desde muchos puntos de vista le lleva a la gente un mínimo piso de igualdad que uno añora, pero no tiene nada que ver con el respeto pleno de los derechos humanos como consideramos en Occidente”, argumentó
No fue el primer contrapunto. “En países como el nuestro hay un 40 por ciento de la población que tiene menos derechos, en cuanto a derechos esenciales, que en Cuba”, arrancó en un momento. Pero después remató: “Coincido que en Cuba no se respetan los derechos humanos, en el sentido que tenemos los argentinos de derechos humanos”. Como ejemplo , dijo que el cubano no puede “libremente entrar o salir del país, o escuchar otras opiniones” diferentes a las que expresa Castro.
En su reciente viaje a los Estados Unidos, Ruckauf había dicho “hay coincidencias” en la posición que ambos países sobre “los problemas de los derechos humanos”. “Esto incluye una sanción a la única dictadura que queda en América Latina y trabajar para que el pueblo cubano sea libre”, ahondó luego Martín Redrado, secretario de Relaciones Económicas Internacionales y asistente a la reunión que Ruckauf mantuvo con el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell.
Un estrecho colaborador de Duhalde, no obstante, ratificó a Página/12 que la postura de Ruckauf no es la de todo el gobierno e insistió que la dirección del voto aún no estaba resuelta.