Miércoles, 19 de enero de 2011 | Hoy
EL PAíS › LA PRESIDENTA CERRó UN ACUERDO QUE UBICA A LA ARGENTINA COMO “LUGAR ESTRATéGICO” PARA LAS INVERSIONES DE QATAR
“Estamos listos para invertir ya en la Argentina”, le dijo ayer el emir qatarí a Cristina Fernández. La Presidenta destacó la complementariedad de las economías de ambos países y anunció que firmará el decreto para abrir una embajada en Doha.
Por Fernando Cibeira
Desde Doha
Como sucedió en Kuwait, primera escala de su gira por Medio Oriente, la presidenta Cristina Kirchner encontró en Qatar la mejor predisposición para llevar recursos al país. “Estamos listos para invertir ya en la Argentina. Yo tengo de cero a 5 mil millones de dólares para colocar en distintas áreas”, le dijo ayer el emir Hamad Bin Califa Al Thani en el encuentro que mantuvieron en su palacio. También como en Kuwait, el fondo soberano Qatar Investment Authority (QIA) consideró a la Argentina “lugar estratégico” para sus inversiones y ayer mismo por la tarde recibió 30 proyectos de empresarios argentinos para que sean evaluados. La Presidenta le anticipó al emir que en cuanto vuelva a Buenos Aires firmará el decreto para abrir una embajada argentina en Doha.
“Ustedes tienen lo que nosotros necesitamos para el futuro”, admitió el emir qatarí y enumeró: alimentos, minería, turismo, software, biotecnología. Areas en las que está dispuesto a escuchar las propuestas que le acerquen. “No vamos a dejar pasar el tiempo en la relación con ustedes”, advirtió. Por eso, con la Presidenta acordó que en 60 días se conforme una comisión binacional que se va a dedicar a estudiar en qué áreas las economías pueden aumentar el intercambio, que hoy es muy escaso. Además, harán un seguimiento para que se cumplan los acuerdos que se firmaron ayer. La complementariedad de las economías salta a la vista. De hecho, algo que le sobra a Qatar es el gas y ayer el ministro de Planificación, Julio De Vido, firmó un acuerdo para importarlo (ver aparte).
La impresión que da Qatar es que es como Kuwait pero más. La ciudad es más moderna, los edificios son más altos, las vistas más bellas y los lujos más lujosos. La misma impresión les dio a los integrantes de la comitiva que fueron hasta el palacio del emir, donde fueron recibidos a todo trapo. El emir estaba con su gabinete, todos miembros de su familia. A la Presidenta la acompañó también su hija Florencia.
No era la primera vez que ambos se reunían. Incluso, el emir estuvo de visita en Buenos Aires hace justo un año atrás. Así que ya saben los temas que tienen en común. El jeque Al Thani le agradeció a la Presidenta el reconocimiento al Estado Palestino, una causa común del mundo árabe. Cristina Kirchner respondió recordando el permanente voto favorable de Qatar a los reclamos argentinos por Malvinas en los foros internacionales. Ya en el tema de los posicionamientos de cada uno, el emir habló sobre la cadena televisiva Al Jazeera y las reacciones que provoca en el mundo desarrollado. “Todos se quejan”, contó. “Pero es importante que exista porque da otra visión y no la que ya recibimos de las cadenas de noticias norteamericanas”, intervino el canciller Héctor Timerman. En ese plan, el emir adelantó su intención de invertir también en la realización de películas con directores y actores árabes para que esa otra visión se muestre en las pantallas de cine, contraponiendo a Hollywood, donde los árabes –comentó– aparecen siempre como terroristas o gangsters.
El jeque Al Thani sedujo a sus interlocutores con su conversación y con su nivel cultural. Contó que cuando era niño debía ir a la escuela en camello y descalzo; y le dijo a la Presidenta que seguramente cuando ella estudiaba debía sufrir porque en el país no había democracia y gobernaba una dictadura. “Y mire ahora lo que hemos avanzado y lo ha hecho cada uno de sus países”, cerró. Comentario curioso también, porque Qatar no es justamente una democracia. A propósito, llamaba la atención ante la túnica impecablemente blanca de los custodios del emir, el contraste que hacían los modernos fusiles automáticos negros que llevaban colgados.
Por primera vez desde que comenzó la gira, Cristina Kirchner hizo algo así como de anfitriona. Fue anoche, cuando habló en el cierre del seminario de negocios entre empresarios argentinos y qataríes que se hizo en el hotel Four Seasons donde se aloja. El encargado de presentarla fue el titular de la asociación empresaria qatarí, Faisal Bin Qasim Al Thani, primo del emir. También compartió la mesa principal el ministro de Energía e Industria, que había estado reunido con De Vido.
“Difícil encontrar dos estados que sean tan complementarios y que sus demandas estén, como se dice entre los hombres de negocios, ‘calzadas’”, sostuvo en su discurso, de casi media hora. Mencionó que Argentina no había detenido el crecimiento de la economía. “Ahora bien, sabemos que el crecimiento y la actividad económica se sostienen con producción, con valor agregado, con generación de empleo y esto requiere energía, un instrumento, un insumo con el que Qatar cuenta con mucha holgura”, concedió. Que el otro insumo básico eran los alimentos y la tecnología que permitiría que se expandieran las fronteras de lo cultivable. “Y en eso Argentina es un actor principalísimo”, redondeó.
En mesas redondas se mezclaban trajes y turbantes. Como Argentina era local, la cena consistió en un bife. Y aunque era esperado con ansias, no apareció ningún malbec. Todo un tema el del alcohol en el mundo árabe (ver aparte). En un momento, la Presidenta incursionó en un tema incómodo pero consiguió salir airosa. Fue cuando promovía el reactor nuclear argentino –se evaluó que Qatar podría utilizarlo para sus plantas desalinizadoras de agua de mar– y vio entre las mesas a la presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Norma Boero.
“La señora que está sentada allí, de negro, rubia, la señora de anteojos, es la que diseña el combustible nuclear, una mujer además, esto es importante recalcarlo, para que vean que no solamente utilizamos nuestra cabeza para peinarnos, sino también para hacer cosas tan importantes como diseñar el combustible de reactores nucleares”, soltó. El comentario generó inesperados aplausos entre los comensales y obvia incomodidad en la mesa de las autoridades, dado el papel de la mujer en el mundo árabe. Pese a que Qatar no está entre los países más conservadores del golfo –aquí al menos a las mujeres se les permite manejar, entre otras cosas– no escapa a las generales de la ley. Enseguida la Presidenta recogió el guante: “Ese es un aplauso para las mujeres argentinas y para todas las mujeres qataríes también, vale para todas, vale para la mujer porque, además, sé también el rol que el Estado de Qatar le ha dado y le da a la mujer. Así que, valga el aplauso para todas”. La noche concluyó en paz.
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