EL PAíS
Gutiérrez ya tiene su lugar en la estrategia de campaña del ARI
Dialogar con los empresarios, compartir con Carrió la presencia en los medios son algunas de las tareas del vice de Lilita.
Por José Natanson
Convertido de un día para el otro en la segunda figura de una fuerza donde no abundan las caras conocidas, desde la semana pasada Gustavo Gutiérrez busca un lugar en la estrategia electoral del ARI. En las reuniones con Elisa Carrió y el equipo de campaña, el diputado fue definiendo su nuevo rol: hasta ahora incluye una serie de tareas, desde encargarse de las reuniones institucionales hasta sumarse a los viajes al interior y atender a los medios.
La semana pasada, antes de partir a Mendoza, Gutiérrez mantuvo una larga charla con Carrió, después se reunió con el equipo de campaña y esa misma noche cenó con Rafael “Balito” Romá. Aunque aún falta definir algunas cosas (tiene agendado para hoy un almuerzo con la chaqueña), su lugar en la campaña del ARI ha quedado más o menos claro.
- Hasta ahora, Carrió viene esquivando con distintos argumentos las reuniones con cámaras empresarias, corporaciones o representantes de organismos internacionales. La idea es que Gutiérrez, con su imagen de dirigente serio, se ocupe de estas tareas. “Yo creo que la política de prescindencia que se ha mantenido hasta ahora fue un acierto, aunque quizás en el último tramo de la campaña sea necesario hacer algunos encuentros”, explica el diputado a Página/12.
- La segunda tarea tiene que ver con los medios. El ARI tiene como mayor –y casi único– capital el liderazgo indiscutido y el altísimo perfil de Carrió. Cuenta con una segunda línea de diputados y referentes distritales, pero se trata de dirigentes poco conocidos. A partir de ahora, Gutiérrez comenzará a hacerse cargo de las entrevistas y reportajes, cuestión de descomprimir la presión mediática que por momentos agobia a la jefa máxima.
- Aunque proviene de un partido conservador y pro-dictadura, Gutiérrez comparte un aspecto, quizás el más sobresaliente, del discurso de Carrió: la lucha contra la corrupción. El mendocino insistirá en la campaña con estos temas, en la línea conceptual del “capitalismo sano” con la que la cahqueña insiste últimamente.
- Además, Gutiérrez se incorporará a las visitas de campaña de Carrió, sobre todo al interior del país. Esta semana, por ejemplo, la chaqueña tiene previsto visitar Santa Fe, Tucumán y Jujuy.
En general, la idea es que Gutiérrez contribuya a la campaña seduciendo voluntades de centro, que desconfían del perfil progre de Carrió. “Voy a tratar de trabajar con el voto independiente, ampliar la base, no diría ideológica sino cultural del ARI”, resume el mendocino.
Parece entusiasmado, sobre todo después de haber definido su situación dentro del Partido Demócrata (PD), cuya mesa directiva finalmente pospuso los pedidos de expulsión para después del 27 de abril. “El Demócrata es un partido liberal, y espero que por lo tanto mis compañeros comprendan mi decisión. Creo que lo que pasó es que estaban más preocupados por darle explicaciones a (Ricardo) López Murphy que por expulsarme. Pero no necesariamente hay contradicciones: López Murphy le va quitar voto racional a Menem y Lilita le va quitar a voto racional a Kirchner. Si se piensa así no hay problema”, explica Gutiérrez.
El legislador no renunció a su afiliación. Por el contrario, buscó desde un primer momento no romper con su partido, consciente de que podría necesitarlo en el futuro. Como uno de los dirigentes con mejor imagen en la provincia, su nombre sonaba con fuerza como posible candidato a gobernador de los demócratas, un plan que –aunque ahora está descartado– podría retomar en algún momento. “Me encantaría, pero ahora estoy trabajando con Carrió. Ya he dicho que he sacrificado todo por este proyecto”, explicó el diputado.
Gutiérrez fue uno de los líderes de la renovación que se produjo en el PD a partir de 1983. Hegemonizados por una oligarquía de antiguos dirigentes conservadores, la mayoría de los cuales había defendido a la dictadura, los demócratas buscaron adaptarse a los nuevos tiempos a travésde un recambio dirigencial, que llevó a Gutiérrez y a Carlos Balter a la conducción de la fuerza.
Desde hace algunos años, sin embargo, el control de Balter y Gutiérrez está amenazado por una segunda generación de dirigentes, intendentes con poder territorial y legisladores que aprovecharon las buenas performances del PD en 1997 y 1999. Esta nueva camada aún no le perdona a Balter el error estratégico de 1999, cuando, a pesar de las ofertas, decidió no cerrar un acuerdo con ninguno de los candidatos presidenciales y terminó perdiendo la gobernación, para la que se perfilaba como el favorito, en manos del candidato de la Alianza, el radical Roberto Iglesias, que se benefició con el arrastre de la fórmula nacional.
En la reunión en la que la cúpula del partido trató los pedidos de expulsión, Marcos Niven, titular del PD y representante de este grupo, fue uno de los que dedicó más energía a cuestionar a Gutiérrez. Le contestó Teresa Peltier, una ex legisladora provincial que festejó la “valentía” del diputado y defendió su decisión de sumarse al proyecto del ARI. Indignados, muchos dirigentes le respondieron con insultos y hasta le gritaron “comunista”. Al margen del gesto de intolerancia, la anécdota pinta bien el lugar del que proviene Gutiérrez, donde militó toda su vida antes de convertirse en el compañero de fórmula de Carrió.