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“Los nietos del tango siempre vamos a tener otra perspectiva”

El Festival de Tango permite apreciar a un puñado de orquestas que, sin desvirtuar a las tradicionales, buscan elaborar un sonido propio.

 Por Karina Micheletto

El contrabajista Igancio Varchausky, integrante de El Arranque y uno de los gestores de la novel orquesta TangoVía de Buenos Aires, es explícito a la hora de caracterizar el fenómeno: “Nosotros somos los nietos del tango. Y los nietos siempre tienen otra perspectiva, pueden tomar más distancia y elaborar mejor los legados familiares”. Quizás ésta sea una de las causas de la reciente multiplicación de orquestas y formaciones de tango integradas por gente que no supera los treinta años. El bache de casi tres décadas que dejó la generación de los “hijos” del género parece estar saldándose casi como un proceso natural. Quizás también tenga que ver con el cumplimiento de una profesía troileana que recuerda Andrés Linetzky, arreglador y pianista de la orquesta Vale Tango: “El tango sabe esperar”. Lo cierto es que en el último tiempo están haciéndose fuertes una cantidad de orquestas integradas por jóvenes con una sólida formación musical, un amplio conocimiento del género y, en algunos casos, un paso por formaciones con grandes maestros.
La programación del V Festival Buenos Aires Tango alberga a algunos de estos nuevos exponentes del género, que aportan arreglos personales y renovados a las melodías tradicionales. Esta noche a las 22, en el Teatro Metropolitan, será el debut oficial de la orquesta TangoVía de Buenos Aires, junto a Vale Tango, el cuarteto de Nicolás Ledesma, el quinteto de Ramiro Gallo y el trío de Carlos Corrales, con Lidia Borda como cantante invitada. Mañana volverá a estar TangoVía en la primera final del Campeonato Mundial de Baile, y el sábado será el turno de 34 Puñaladas, entre otras buenas y nuevas expresiones tangueras.
No se trata, por supuesto, de un fenómeno de generación espontánea, y detrás de estos grupos hay mucho tiempo de trabajo, pero fue en los últimos años que comenzaron a sonar seguido en las salas de Buenos Aires y del mundo. En los siete años de trayectoria de El Arranque (Varchausky en contrabajo, Camilo Ferrero y Juan Ramiro Boero en bandoneones, Ramiro Gallo y Pedro Pablo Pedrozo en violines, Ariel Rodríguez en piano, Martín Vázquez en guitarra y Ariel Ardit en voz) hay tres discos editados, varias giras por Europa y Japón, y una actuación con la neoyorquina Lincoln Center Jazz Orchestra, dirigida por el trompetista Winton Marsalis. Después de dos discos en los que bucearon en tangos no tan conocidos, El Arranque versionó clásicos en su tercer trabajo, siempre con su estilo particular. “Que haya muchos como nosotros, trabajando y siendo reconocidos, tiene que ver con una revalorización del género”, apunta Varchausky.
Vale Tango (Luciano Sciarreta en bandoneón, Alejandro Schaikis en violín, Patricio Cotella en contrabajo, Hugo Silva en voz, y la dirección y el piano de Linetzky) también estará en el Festival pasado mañana y el sábado con el estreno de Danza Maligna, un musical en el que actúan ocho parejas de baile y la cantante Victoria Morán. En abril se estrenará una película que lleva la música del grupo: Assasination Tango, producida por Francis Ford Coppola y dirigida por Robert Duvall. Acaban de editar en Europa el disco Músicas de noche, grabado en un castillo de Burdeos, y esperan poder reeditarlo aquí, reacomodo de costos mediante. “Quizás en un momento los jóvenes dejaron de lado el género porque no se sentían identificados con la manera de ser del tanguero. Pero el tango siempre tiene renovación. Musicalmente es uno de los géneros más completos y lindos del mundo, tiene ritmo, melodías increíbles, músicos muy dotados como los de la década del 40”, asegura Linetzky.
La propuesta de 34 Puñaladas (Juan Lorenzo, Augusto Macri y Edgardo González en guitarras, Hernán Reinaudo en guitarrón y Alejandro Gullot en voz) tiene una característica distintiva: lo suyo es el repertorio oscuro y marginal gestado en los ‘20 y ‘30, los tangos reos y carcelarioscantados en lunfardo. Así desfilan “La gayola”, “Pucherito de gallina” y otros menos conocidos como “Bandera baja - ella se reía”, con letra de Enrique Cadícamo y música de Tata Cedrón. Y, por supuesto, “Amablemente”, el poema de Iván Diez musicalizado por Edmundo Rivero que da nombre a la formación, y relata el caso de un varón que, al descubrir a ella en otros brazos, “besuqueándole la frente, con gran tranquilidad y amablemente, le fajó 34 puñaladas”, no sin antes pedirle que le cebe un par de mates. “Descubrimos que es un repertorio que tiene mucha tela para cortar, cuanto más buscamos y conocemos de los tangos de aquella época más nos asombramos de la vigencia que tienen”, cuenta Juan Lorenzo.
Estos músicos y cantores son “típicos” y son jóvenes. La edad, queda claro, no es el mérito que los hace sonar. La nueva guardia se abre paso sin pedir permiso, o con el permiso de los maestros que admiran. Son los nietos y bisnietos de Troilo, Fresedo, Gobbi, Rivero y compañía.

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En la orquesta El Arranque conviven clasicismo y modernidad.
 
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