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Pérez Esquivel dio una clase de derechos humanos a la policía

Por iniciativa del ministro de Seguridad bonaerense, Juan Pablo Cafiero, y del secretario de Derechos Humanos, Jorge Taiana, los alumnos de la Vucetich escucharon al Premio Nobel de la Paz.

No era el primer día de clases pero se le parecía. Durante casi una hora los miembros de la cúpula de la Policía Bonaerense junto a cerca de 350 cadetes de la Escuela de Oficiales Juan Vucetich y de suboficiales Rosendo Matías siguieron atentamente la clase abierta sobre derechos humanos que brindó el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. La iniciativa se enmarcó en el recordatorio de los 27 años del último golpe militar en 1976. De la movida también participaron el ministro de Seguridad, Juan Pablo Cafiero, el secretario de Derechos Humanos bonaerense, Jorge Taiana, el senador Eduardo Sigal, autor de las leyes que propiciaron los actos recordatorios, y miembros de la comisión bonaerense de la memoria.
Además de las autoridades provinciales estuvieron presentes: Laura Comte por el CELS, y Adelina de Alaye de Madres de Plaza de Mayo de La Plata, Mauricio Tenenbaum y Luis Lima por la Comisión de la Memoria.
Una ley propiciada por Sigal estableció que en todos los establecimientos educativos bonaerenses se realizarán clases para informar a los alumnos sobre los efectos del golpe del 24 de marzo del ‘76. Otra ley contempló que las mismas clases debían concretarse también en “todos los establecimientos de la administración pública, incluidos los de la fuerza de seguridad y policiales”.
“Es la primera vez que veo que una ley se esté aplicando medianamente”, comentó Sigal ante Página/12, sin ocultar su satisfacción. Luego de las palabras de Cafiero y de Taiana, el titular del servicio de Paz y Justicia, tomó el micrófono inalámbrico que se había dispuesto en el Polideportivo que la Vucetich tiene en el Parque Pereyra, y comenzó a explayarse didácticamente sobre el contexto en el que se concretó el golpe militar.
Así destacó que la dictadura encabezada por Jorge Rafael Videla formaba parte de la estrategia que Estados Unidos había delineado para la región durante los años ‘70. También se explayó sobre los efectos del plan económico impulsado por Alfredo Martínez de Hoz y dio sus opiniones sobre el actual ataque de las tropas anglonorteamericanas contra Irak.
La disertación transcurría ante la atenta mirada de los jefes de las unidades departamentales de la Bonaerense que no dejaban entrever ninguna emoción ante los dichos del Nobel. Luego vinieron las preguntas de los cadetes policiales. Los jóvenes de entre 19 y 20 años, que cursan el segundo año, indagaron desprejuiciadamente sobre todos los temas. Y si la charla no se prolongó fue porque los organizadores decidieron poner fin a lo que ya se estaba convirtiendo en un maratón.
Los cadetes también preguntaron sobre la actual invasión a Irak, sobre los planes futuros de Estados Unidos para América latina, sobre el futuro de las democracias latinoamericanas, sobre el origen de las organizaciones guerrilleras en la Argentina e incluso le pidieron a Pérez Esquivel su opinión sobre el actual cumplimiento del respeto a los derechos humanos. Como se ve, de todo un poco.
“La mayoría de estos jóvenes ni siquiera vivían cuando pasó el golpe. Llegaron a este pícaro mundo después, por lo que lo importante es la memoria. Tratar de hacerles ver cuál es el proceso que vivió el país y las consecuencias que tuvo y tiene por ello”, comentó Pérez Esquivel una vez que terminó de responder las preguntas de los cadetes policiales.
“Los jóvenes no tienen un gran conocimiento de esos hechos. Es como si les contaran un cuento”, comentó a este diario uno de los asistentes a la clase. De ahí radica la importancia de quién lo narra. De hecho la Bonaerense, de la mano del general Ramón Camps, tuvo un rol protagónico en el plan sistemático que llevó adelante la dictadura militar. No por nada sus huellas quedaron registradas en los campos de concentración de: Arana, La Cacha, Puerto Vasco, El Pozo de Quilmes y la Comisaría 5 de La Plata. Además de haber anotado a varios de sus jefes en el listado de los más sanguinarios represores: Camps, Miguel Osvaldo Etchecolatz, Juan Antonio del Cerro, alias Colores, entre otros. La mayoría de los funcionarios se mostró satisfecho por la clase abierta. Cafiero aseguró que “esta experiencia será muy valiosa para quienes el día de mañana asuman frente a la sociedad un rol de protección y de brindar un servicio a la comunidad”.

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El Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, tuvo un auditorio poco usual.
 
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