El agente de la Secretaría de Inteligencia (SI) Juan José Riquelme inauguró ayer la ronda de indagatorias en la causa sobre el intento de soborno para que la Cámara de Casación liberara a los detenidos por el asesinato de Mariano Ferreyra, aunque se negó a declarar. No aceptó hablar ni contestar preguntas. Riquelme está imputado por el juez Luis Rodríguez y el fiscal Sandro Abraldes como uno de los intermediarios de la supuesta coima, que pretendía beneficiar también al líder de la Unión Ferroviaria, José Pedraza. Mañana tiene cita como sospechoso de la misma maniobra el abogado y ex juez federal subrogante Octavio Aráoz de Lamadrid quien, en rigor, pidió la nulidad de su llamado a indagatoria. Aráoz tiene ahora un problema más, ya que renunciaron a su defensa –en teoría por diferencias personales y de estrategia– los abogados Jorge Anzorreguy y Juan José Sforza, y debe presentar urgente una nueva representación legal. La semana próxima están citados Pedraza, el contador de la UF Angel Stafforini y el secretario de Casación Luis Ameghino Escobar. Están todos muy comprometidos por escuchas telefónicas que permitieron a la Justicia reconstruir la maniobra.