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Por segunda vez en menos de un mes, Raúl Alfonsín se reunió con Eduardo Duhalde para analizar el conflicto institucional de Venezuela. ¿Por qué un nuevo encuentro? Sencillamente porque en el medio el ex presidente viajó a Caracas para ofrecer sus buenos oficios a Hugo Chávez. “Yo creo que es posible” alcanzar un acuerdo entre el gobierno y los sectores opositores, dijo el radical sobre el resultado de su gestión. Sin embargo –aclaró–, “todavía hay mucho encono y esto tiene que superarse para que haya soluciones en paz y en tranquilidad”.
Alfonsín se había reunido hace dos semanas con Duhalde para anunciarle de su viaje a Venezuela. Ese mismo día el mandatario recibió en su despacho al vicepresidente de ese país, José Vicente Rangel. Allí se informó de la misión del radical. “Va a plantear las diferencias internas sin violencia, sin injerencia de terceros y siempre dentro de los límites que impone la democracia”, señalaron ese 20 de marzo fuentes oficiales.
Duhalde blanqueó el respaldo oficial a la gestión de Alfonsín a través de una carta dirigida a su “estimado ex presidente y amigo”. El texto es por demás elogioso. “Usted será un digno representante del país y será bien recibido por todas las expresiones democráticas de Venezuela.”
El texto destaca que la “militancia” de Alfonsín “por la vigencia de los derechos humanos y la libertad y su liderazgo en la recuperación de la democracia argentina justifican plenamente que el gobierno nacional haya decidido solicitarle su cooperación personal para analizar la actual situación política de Venezuela e intentar la cooperación política” para resolver la crisis.
Ayer, al analizar con Duhalde el encuentro con Chávez, Alfonsín devolvió las gentilezas: “Yo agradecí una vez más al presidente de la Nación la confianza que había depositado en mí, a pesar de ser un dirigente de un partido opositor, realicé una labor que creo que ha sido de una gran utilidad”, afirmó Alfonsín, quien no obstante aclaró que sus gestiones en Caracas no fueron de carácter oficial.
En su breve visita a Caracas, Alfonsín se reunió con el presidente Hugo Chávez, con dirigentes de todo el arco político, con representantes de la Iglesia y también de los medios de difusión.
El consenso que logró el ex presidente para ejercer funciones de “embajador itinerante” no se limitó únicamente a los principales funcionarios de la Casa Rosada. Una resolución del Comité Nacional de la UCR apoyó en ese mismo sentido al líder radical. Concretamente, según señala el máximo órgano de su partido, se lo designa “para que realice cuantas diligencias sean menester con el propósito de salvaguardar la paz, las garantías constitucionales y los derechos humanos de ese querido país”.
Claro que Venezuela no es la única preocupación oficial en Latinoamérica. Durante su primera reunión con Duhalde y –según fuentes de Gobierno– también en la cumbre de ayer, Alfonsín endulzó los oídos del Presidente por cómo lleva las relaciones con Brasil. Y aprovechó para resaltar la necesidad de profundizar las políticas pro Mercosur, algo que tanto Duhalde como su candidato a sucederlo, Néstor Kirchner, predican cada vez que pueden.
Como broche, volvieron a coincidir en sus críticas a la guerra y la avanzada norteamericana sobre Irak, pese a las recomendaciones en contrario de Naciones Unidas. “Es una verdadera matanza”, concluyó Alfonsín al hablar luego con la prensa en el Salón de los Escudos de la Rosada. Una rutina a la que era bien reacio mientras era presidente pero que ayer cumplió, al parecer, de muy buen grado.