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El destructor HMS Dauntless, uno de los buques de guerra más modernos del Reino Unido, zarpó ayer de Portmouth rumbo al Atlántico Sur, dos días después de cumplido el 30º aniversario de la guerra por Malvinas. El destructor formó parte de las denuncias por la “militarización” de la zona que Argentina llevó a las Naciones Unidas.

Muchas personas, algunas con banderas británicas, se dieron cita en el puerto de Portmouth para decir adiós a la tripulación del HMS Dauntless, uno de los seis nuevos destructores tipo 45 de la Marina británica, que está equipado con un avanzado sistema de navegación que hace difícil que pueda ser detectado por radar. El envío de este destructor fue anticipado por el gobierno de David Cameron en enero para sustituir a la fragata HMS Montrose y permanecerá unos seis meses en la zona de las islas. Tardará aproximadamente un mes en llegar al Atlántico Sur, haciendo escala en algunos países de Africa.

El capitán del buque, Will Warrender, dijo a la cadena británica BBC que la tripulación ha “trabajado muy duro en el último año con el fin de prepararse para su primer despliegue operativo”. “Ahora estamos listos para que nuestra presencia brinde seguridad a la región y para proteger los intereses británicos”, añadió.

El HMS Dauntless está equipado con misiles Sea Viper, por lo que fue incluido por Argentina en su denuncia de militarización, junto a los aviones Typhoon II y al submarino nuclear Vanguard, que tiene capacidad para transportar armamento nuclear. En la denuncia realizada por el canciller Héctor Timerman en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, sostuvo que el Reino Unido utiliza el argumento de la defensa de la autodeterminación de los 2500 isleños para establecer una poderosa base militar que sirva para defender “sus intereses estratégicos” en el Atlántico Sur. También mostró la ubicación de polígonos de tiro, donde los militares británicos hacen prácticas de misiles, y sofisticados equipos de radares con los que pueden monitorear casi toda la región.