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Hasta ayer al mediodía, la causa Ciccone no había llegado al despacho del juez Ariel Lijo y se mantenía en poder del fiscal Carlos Rívolo, quien la venía instruyendo. Lijo decidió el miércoles la conexidad del expediente en el que se investiga un supuesto enriquecimiento ilícito del vicepresidente Amado Boudou y otras personas con la causa Ciccone y, de hecho, el propio magistrado asumió la investigación. Con esa decisión, el fiscal Rívolo quedó marginado del expediente.

Ayer los diarios La Nación y Clarín publicaron que entre las pruebas que habría obtenido Rívolo –y que estarían en el expediente– figura documentación según la cual The Old Fund, propietaria de Ciccone, pagó varios viajes de José María Núñez Carmona, socio y amigo de Boudou. Según lo publicado, eso podría evidenciar una connivencia entre la empresa propietaria de Ciccone y el amigo del vice. También aparecerían pasajes pagados al hermano de Boudou.

El director de Ciccone, Alejandro Vandenbroele, es amigo de Núñez Carmona, y ha dicho que sólo recurrió a él para un par de asesoramientos profesionales.

En realidad, la causa apunta al delito de negociaciones incompatibles con la función pública. Una clave del caso, entonces, estaría en la intervención de Boudou en el levantamiento de la quiebra de Ciccone. El entonces ministro de Economía no tuvo influencia en el levantamiento en sí mismo, porque firmó un dictamen cuando la quiebra ya había sido levantada por el juez. Pero Ciccone pidió una rebaja en los intereses y multas que debía pagar por sus atrasos ante la AFIP y este organismo le consultó al Ministerio de Economía. Boudou firmó una nota en la que decía que la AFIP tenía autonomía para resolver, pero que tuviera en cuenta que la política general del Gobierno era no perder puestos de trabajo ni una empresa que es de interés público. Rívolo aseguraba que esa nota, que no registraba antecedentes, era una prueba de la intervención de Boudou, mientras que el vice sostiene que fue una respuesta razonable a una consulta de la AFIP.