Sábado, 19 de mayo de 2012 | Hoy
EL PAíS › LA TASA DE DESEMPLEO DEL PRIMER TRIMESTRE QUEDO EN 7,1 POR CIENTO
El índice mostró una leve mejora respecto del primer trimestre de 2011. También hubo una caída en la tasa de subempleo, aunque se redujo la cantidad de personas que participaron del mercado laboral. El empleo en negro, el mayor desafío.
La tasa de desempleo del primer trimestre del año se ubicó en 7,1 por ciento, una baja de 0,3 puntos porcentuales en relación con el mismo período de 2011. El dato saliente fue la merma de la subocupación, que se colocó en 7,4 por ciento, es decir una caída de 0,8 puntos porcentuales en comparación con el período enero-marzo del año pasado. Así lo informó ayer el Indec, al difundir los datos del Mercado Laboral de la Encuesta Permanente de Hogares. Más allá de que estos indicadores continúan mejorando, uno de los principales desafíos para la cartera laboral es el elevado nivel que todavía muestra el trabajo informal. Desde el Ministerio de Trabajo se insiste en que deberían profundizarse las inspecciones y desarrollos de planes de estímulo y capacitación para mejorar la calidad del empleo. Sin embargo, no es tarea sencilla, ya que varios distritos no muestran voluntad política suficiente para dar un vuelco en este tema. El trabajo “en negro” se ubica actualmente en un 34,2, según los datos del Indec correspondientes al último trimestre de 2011.
La distribución geográfica del desempleo aumenta en aquellos distritos más densamente poblados. Por ejemplo, en los partidos del conurbano, la desocupación se ubicó en 8,7 por ciento. Otros sectores más complicados fueron el cordón del Bajo Paraná, que corre desde Gran Rosario (9,8) hasta San Nicolás-Villa Constitución (10,1 por ciento). En tanto, las tasas de desempleo más bajas se registran en zonas menos pobladas, como Posadas (1,8 por ciento), San Luis (1,9), Santa Rosa (1,7), Río Gallegos (3,9) y Formosa (1,8).
Durante la década del ’90, las mediciones de empleo por el Indec se realizaban dos veces al año, en mayo y en octubre. El mejor indicador de esa década corresponde al informe de mayo de 1992, con una tasa del 6,9 por ciento. Dos años después, en mayo de 1994, con las primeras privatizaciones y la desregulación económica, la desocupación superó el 10 por ciento. Un año después, pasó al 18 por ciento, hasta llegar al 25 por ciento en los primeros años de este siglo. Desde 2003 en adelante, a partir de la recuperación de las industrias manufactureras se dio un proceso de creación de empleo hasta llegar a los niveles actuales.
Desde distintas áreas del Gobierno se insiste en que lo ideal sería alcanzar una situación de desempleo del 5 por ciento, número que algunos economistas consideran como “pleno empleo”, mientras que otros hablan de “desempleo friccional”, Actualmente, el desempleo se ubica en 7,1 por ciento (en el último trimestre del año pasado fue de 6,7 por ciento). En este sentido, muchos especialistas coinciden en que se está en una franja donde cada vez cuesta más crear nuevos puestos de trabajo.
La tasa de empleo, es decir la proporción de la población total que tiene trabajo, fue de 42,3 por ciento, una baja de 0,1 punto porcentual en comparación con el primer trimestre de 2011. Por otro lado, la tasa de actividad –proporción de la población que se encuentra en situación económicamente activa, trabajando o buscando empleo–, fue de 45,5 por ciento, una baja de 0,3 puntos porcentuales en comparación con el mismo período del año pasado.
La subocupación, es decir quienes trabajan menos de 35 horas semanales, pero están dispuestos a hacerlo más, alcanzó en el primer trimestre del año un 7,4 por ciento. Dentro de esta categoría está la “subocupación demandante”, que se ubicó en el 5,0 por ciento, una baja de 0,8 puntos porcentuales en comparación con el período enero-marzo de 2011. Mientras que la subocupación no demandante fue de 2,4 por ciento, igual al primer trimestre de 2011.
Más allá de que la desocupación se mantiene en un bajo nivel, según los datos del Indec, el principal desafío para el Gobierno en materia laboral es reducir el trabajo no registrado. Es un problema que afecta al 34,2 por ciento de las personas ocupadas. Este dato corresponde al último trimestre del año pasado. El alto nivel de informalidad refleja las dificultades que encuentra el Ministerio de Trabajo para modificar comportamientos muy instalados entre empresarios argentinos. En particular, en algunas regiones del país, como el Noroeste y Nordeste, donde el empleo en negro alcanza al 41,9 y 41,0 por ciento, respectivamente.
En la década de 1980, el empleo en negro promediaba el 20 por ciento. En 2003 era del 44,8 por ciento. A partir de entonces, la recuperación de la economía y las campañas de fiscalización lo redujeron al nivel actual.
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