Lunes, 23 de julio de 2012 | Hoy
EL PAíS › UN DESAYUNO CON MARTíN SABBATELLA
Por Fernando Cibeira
Martín Sabbatella no es lo que se dice un fanático del café ni del mate. Su desayuno típico es apenas un jugo de naranja, tal vez un yogur, el prólogo a sumergirse en la lectura de los diarios. Sólo si coincide con su mujer Mónica –psicóloga y funcionaria en Morón– o su hija Camila –estudiante de Trabajo Social en la UBA– se demora un poco más, si no suele arrancar rápido desde su casa de Castelar a su primer compromiso en Buenos Aires. Recién ahí puede pedir otra cosa, por lo general un mate cocido o, como en esta ocasión, un té con leche y medialunas. El tradicional Hotel Castelar queda justo a la vuelta de la sede del Partido Encuentro y, aunque no es un lugar en el que acostumbre de-sayunar, Sabbatella lo elige porque fue su bunker en las dos últimas elecciones. A esta hora el bar luce poco concurrido. Sabbatella se acomoda y comienza a dar definiciones sobre los temas que lo preocupan, como la construcción de una fuerza ciento por ciento kirchnerista o la gestión del gobernador Daniel Scioli, a quien define como el candidato del establishment para clausurar el modelo iniciado en mayo de 2003. En su hipótesis, fue Scioli quien decidió adelantar la discusión política por las candidaturas para disimular lo que sucedía en la provincia. “Quiso esconder detrás del debate político su mala administración”, afirma.
Sabbatella puede considerarse un adelantado en eso de criticar al gobernador bonaerense y diferenciarlo de la gestión nacional. Fue de los primeros kirchneristas en hacerlo; en los últimos tiempos se le sumaron varios. “Scioli fue siempre fiel a sí mismo. Lo que pasa es que una cosa es Scioli en un proyecto encabezado por Néstor y Cristina Kirchner y otra muy distinta en un proyecto liderado por él”, asegura. Lo critica por la “imprevisión” presupuestaria que lo dejó sin recursos para pagar el aguinaldo y su resistencia a cambiar el esquema impositivo de la provincia, que considera “regresivo”. Porque, más allá de los problemas de coparticipación que habitualmente se argumentan, plantea que la provincia necesita una reforma impositiva integral para que aporten más los sectores que más se enriquecieron durante estos años. “Pero no se anima a hacerla porque tendría que molestar a los mismos que lo apoyan como candidato”, evalúa. También critica al gobernador por su política de seguridad y por los de-
safiantes picaditos en los que se juntó con Mauricio Macri y con Hugo Moyano. “Habría que ver de qué conversan en los entretiempos”, ironiza.
Pero si Scioli es el candidato de los sectores conservadores para clausurar “por derecha” las transformaciones del kirchnerismo, como sostiene, faltaría saber quién es el o la candidato/a que pueda enfrentarlo. Sabbatella es de los que opinan que “hay que desmitificar la idea de que la Constitución Nacional no se puede debatir”. Y apunta: “Una Constitución refleja un modelo de país. Argentina avanzó muchísimo estos años en la incorporación de derechos, ¿por qué estaría mal darles rango constitucional a esos derechos?”. Claro que la posibilidad de una reforma se asocia de inmediato a la re-reelección presidencial. Sabbatella considera que sería “un grave error” discutir una reforma haciendo eje en la reelección, pero tampoco ve la razón por la que el tema deba excluirse. Atención.
“Che, qué buenas están estas medialunas”, reflexiona Sabbatella. En este rato sólo se ocupó otra mesa del bar, con un hombre que lee el diario. Ya avanzada la mañana, el mozo arranca con los preparativos para el almuerzo. Sabbatella no da pistas sobre sus planes para el mediano plazo. El año próximo termina su período como diputado, un cargo al que asegura haberse acostumbrado, aunque extraña un poco la ejecutividad de sus diez años como intendente de Morón. “El Ejecutivo tiene de lindo que podés ver el resultado de tus decisiones, pero los debates que tuvimos en el Congreso en estos años fueron muy importantes”, analiza.
¿Buscará un nuevo mandato? Asegura que ni él ni su partido lo evaluaron. Lo mismo que la posibilidad de ser candidato en la ciudad de Buenos Aires –nació en Floresta–, una alternativa que algunos en Nuevo Encuentro empujan, dada la proliferación de candidatos que el kirchnerismo puede exhibir en la provincia y la escasez que evidencia en el árido distrito porteño. En cambio, lo que no deja de repetir con insistencia “sabbatelliana” –esto es, muchas veces– es la necesidad de armar una fuerza que dé cuenta de este “momento histórico” liderado por Cristina Kirchner. Vaticina que Argentina marcha hacia un debate que dividirá el país en dos polos: uno que apuntará a la profundización del modelo y otro que propondrá una restauración conservadora. Obviamente, apuesta a que Nuevo Encuentro sea parte del polo que continúe con las transformaciones y menciona el acto de abril pasado en Vélez como un primer paso en esa dirección. Entonces, asegura que no sabe en qué lugar estará él luego de 2013 pero sí en el que estará su partido. “Va a estar construyendo esta fuerza política y bancando a Cristina”, concluye. Los mozos apuran y ya va siendo tiempo de pedir la cuenta.
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