Martes, 16 de octubre de 2012 | Hoy
EL PAíS › CAMBIO EN LA CúPULA NAVAL Y HONDA CRISIS EN DEFENSA
El retiro del jefe de la Armada confirma la responsabilidad naval por la escala en Ghana, pero no resuelve la crisis en Defensa, que consintió el desatino. De no abortarse el disparatado plan de fuga, la fragata argentina habría sido capturada por un destructor inglés que ese mismo día llegaba a Ghana. A través de un dirigente del Peornismo Opositor que fue candidato del MODIN, el fondo buitre del embargo propuso una negociación que CFK rechazó. Puricelli ausente en la Casa Rosada.
Por Horacio Verbitsky
El retiro del Jefe de Estado Mayor de la Armada, almirante Carlos Paz, y el previo pase a disponibilidad del secretario general naval, contraalmirante Luis María González Day, confirman que la escala de la Fragata Libertad en Ghana fue dispuesta por la Marina, como se informó aquí el domingo, pero no da cuenta de la grave responsabilidad política del Ministerio de Defensa. Un indicador de la hondura de la crisis se vio anoche en la Casa Rosada: Arturo Puricelli no asistió al acto encabezado por CFK, al que sí fue invitado su colega de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman, quien luego del acto se reunió con la Presidente. La Cancillería comunicó por escrito su desacuerdo con el recorrido de la Fragata Libertad, debido al riesgo de embargos a solicitud de los fondos buitre. Aquí se reproduce el documento, que otros medios citaron en forma parcial, omitiendo el dictamen adverso al itinerario dispuesto por la Armada. Pero la Marina insistió en mantenerlo, con la complacencia del Ministerio de Defensa. Las afirmaciones en contrario de González Day y del ex Jefe de Estado Mayor, almirante Jorge Godoy, son insostenibles a la luz de la documentación. La situación pudo ser peor, de haberse ejecutado un plan de fuga de la fragata, al que Puricelli había asentido, hasta que las objeciones de la Cancillería se impusieron. Un destructor británico en tránsito hacia las islas Malvinas debía entrar al puerto de Tema el día previsto para la fuga, el jueves 11, con lo cual la Argentina habría quedado al margen de la legalidad internacional y su nave-símbolo hubiera sido capturada por el buque de guerra británico. Además, los fondos buitre intentaron una negociación con el Poder Ejecutivo, a través de un dirigente del Peornismo Opositor, que usó como sello electoral el MODIN de Aldo Rico. El gobierno escuchó la propuesta, que incluía un préstamo para YPF, pero ni se molestó en responderla.
Antes de ser relevado, el contraalmirante González Day dijo que el ingreso de la fragata en el puerto de Tema fue una decisión del gobierno nacional en lo que definió como “un proceso cooperativo interministerial”. Godoy, quien fue Jefe de Estado Mayor entre 2003 y 2011, agregó que luego del trabajo en conjunto entre los ministerios y la Armada, el Ministerio de Relaciones Exteriores firma y autoriza la salida del buque. Nada de eso es cierto. La única cobertura que la Armada podría alegar es que el Ministerio de Defensa no puso objeciones a lo decidido por sus mandos, dada la reautonomización de las Fuerzas Armadas permitida por el ministro Puricelli y su secretario de asuntos estratégicos y militares, Oscar Cuattromo. Sobre Cuattromo influye su sobrina, Lourdes Puente Oliveira, una empleada civil de Inteligencia de la Armada a quien Puricelli designó a cargo de la Dirección Nacional de Inteligencia Estratégica Militar. En un intento tardío por deslindar responsabilidades, Puricelli pasó a disponibilidad al autor de la nota reproducida en esta página el domingo, comodoro de Marina Alfredo Blanco, ex Director de Organización y Doctrina Naval, y al secretario general González Day. Los siguió el Jefe de Estado Mayor Paz, cuya situación se tornó insostenible y fue reemplazado por el subjefe, almirante Daniel Alberto Martín. La continuidad de Puricelli depende por ahora de una evaluación poco halagüeña sobre su capacidad para advertir las maniobras de los marinos. Ni siquiera le permitieron anunciar el cambio de mandos de la Armada, tarrea que asumió el vocero presidencial Alfredo Scocimarro.
Esta es la verdadera secuencia de los acontecimientos:
El 23 de abril el comodoro Blanco se dirigió al Secretario de Asuntos Internacionales de Defensa, Alfredo Forti, para comunicarle los puertos que tocaría la Fragata Libertad y pedirle que gestionara ante la Cancillería la autorización para el ingreso de la nave a los puertos y aguas jurisdiccionales “de acuerdo con la información adjunta”. Se trata de una planilla, también firmada por el comodoro Blanco, que detalla el cronograma de los 16 puertos que tocaría el buque escuela.
Tres semanas después, el 14 de mayo, el mismo comodoro Blanco, siempre en papel membretado y con sello de la Armada, notificó a la Cancillería que por “razones operativas” no especificadas, la fragata no tocaría el puerto de Lagos, el principal de Nigeria, sino el de Tema, en Ghana.
El 17 de mayo, el Ministerio de Defensa comunicó a la Cancillería que “la Armada ha optado por visitar el puerto de Tema, ubicado en la República de Ghana, en lugar del de Lagos”, por las nunca explicitadas razones operativas.
El 23 de mayo, la Cancillería respondió con una nota del Secretario de Relaciones Exteriores, Eduardo Antonio Zuain. En esa respuesta, Zuain advierte que, dados los procesos judiciales abiertos contra la Argentina “en diferentes jurisdicciones extranjeras, no puede garantizarse que su viaje de instrucción no pueda ser objeto de posibles reclamos, medidas precautorias o de ejecución durante su estadía en puertos extranjeros”. Respecto de las escalas en España y Portugal, la Cancillería recordó que en Alemania, Bélgica, Italia y Francia había procesos judiciales contra la Argentina que podrían dar lugar a embargos conforme al reglamento de la Unión Europea sobre competencia, reconocimiento y ejecución de resoluciones judiciales en materia civil y mercantil. A raíz de ello las escalas en la península ibérica fueron suspendidas, pero por insistencia de la Armada volvieron a incluirse. Los marinos alegaron que sería una descortesía, dado que España y Portugal habían participado con sus buques en la Regata del Bicentenario, por lo que pedían reciprocidad. “En cuanto al resto de los países del itinerario, no se tiene conocimiento de que existan en ellos reclamos judiciales contra la Argentina que permitan suponer que puedan solicitarse medidas precautorias o ejecutorias contra la Fragata Libertad” agregó Zuain. Este párrafo fue citado en el programa Lanata sin filtro, en la radio Mitre, del Grupo Clarín, como presunta prueba de que la Cancillería aprobó el viaje. Pero el periodista que leyó el texto, Nicolás Wiñazky, omitió el párrafo siguiente, que dice: “No obstante ello, cabe tener presente la intensa actividad de los ‘hold outs’ (fondos buitre) que intentan acciones judiciales y embargos contra bienes de la República Argentina en distintos países sobre la base de títulos (bonos de la deuda externa) en los que nuestro país ha renunciado a las inmunidades de jurisdicción y de ejecución. A ello se suma el valor simbólico que posee la Fragata Libertad, que aseguraría una amplia repercusión mediática ante algún supuesto de medida cautelar”.
Fuentes oficiosas de la Armada sostienen que la Fragata Libertad no tiene autonomía de navegación, por lo que al eliminarse Nigeria por temor a los navíos pirata, necesitaba hacer puerto en Ghana. Esta versión es incompatible con el itinerario entregado por la Armada al Ministerio de Defensa e incluido en su página electrónica http://www.ara.mil.ar/FRLI_2012/HTML_VIAJE_INSTRUC CION/viajeInstruccion.html. Allí se aprecia que la navegación entre Dakar, en Senegal, y Tema, insume once días y la escala desde ese puerto de Ghana hasta Luanda, la capital de Angola, otros seis. Si la fragata no pudiera navegar diecisiete días sin reaprovisionarse, ¿cómo haría para cruzar el Atlántico, entre Ciudad del Cabo y Río de Janeiro, si esa travesía dura 21 días?
La retención en el puerto de Tema del buque-escuela, con invitados de siete países a bordo, es una humillación que Puricelli pudo evitarle al país con haber prestado oídos a la advertencia de la Cancillería. Pero todo pudo ser peor, de haberse seguido un plan de la Armada que en principio entusiasmó a Puricelli. El capitán del puerto de Tema le dijo al capitán de la fragata que estaba dispuesto a dejarla partir, aunque no podía suministrarle ni el remolcador ni el práctico indispensables para navegar por esas aguas, que tal vez algún marino argentino conozca por lecturas de las novelas de Conrad. La plana mayor transmitió el plan a Buenos Aires, que a su vez consultó con Puricelli, quien estaba en Montevideo, de regreso de la Conferencia de Ministros de Defensa que sesionó en Punta del Este. Desde la capital oriental llamó al canciller Héctor Timerman, el miércoles 10, y le comentó con entusiasmo la posibilidad de evasión. Timerman le respondió que eso colocaría a la Argentina al margen del derecho internacional y a la nave en condición de prófuga de la justicia. Esto abortó el insólito plan. Sus consecuencias podrían haber sido tremendas. Y la Armada tenía la información necesaria para preverlas. El martes 9 de octubre, la Marina supo que el destructor HMS Edinburgh, botado luego de la guerra de las Malvinas en los astilleros ingleses de Cammell Laird en Birkenhead, había zarpado cinco días antes de Casablanca para realizar tareas de interdicción antipiratería y antinarcóticos en las costas africanas, antes de cruzar el Atlántico para dirigirse a las islas Malvinas, donde reemplazaría al HSM Dauntless. El Edinburgh es un destructor misilístico del tipo 42, como los HMS Sheffield y Coventry, hundidos en las Malvinas. Su arribo a Ghana estaba previsto para el jueves 11. Por más que sea un buque antiguo, que el año próximo será retirado de servicio, hubiera podido recapturar a la más lenta y no artillada fragata argentina sin dificultad.
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