Graciela Sosa González, sobreviviente del centro clandestino La Perla, declaró ayer por videoconferencia desde Roma en el juicio oral a 42 represores cordobeses. La mujer, que era gremialista y docente de la Universidad Nacional de Córdoba, relató detalles de su secuestro el 6 de julio de 1976. En el operativo fue capturado su compañero Piero Di Monti, quien había declarado a fines de septiembre y ayer completó su testimonio. Sosa contó que fue “picaneada, muy maltratada y obligada a presenciar la tortura” de su compañero, situación que la llevó a acelerar el alumbramiento de su beba, que llevaba cinco meses de gestación. Recordó que cuando pudo recuperar la libertad comenzó a denunciar ante el Consulado italiano los hechos que estaban ocurriendo en el país y en particular sobre su pareja, que seguía en cautiverio. Luego de recuperar ambos la libertad, ya en Italia, “necesitábamos reconstruir nuestra familia y nuestras mentes, pero teníamos objetivos muy claros: el primero era denunciar ante las Naciones Unidas lo que estaba pasando en la Argentina, relacionarnos con las familias de los desaparecidos”. Sosa González destacó la importancia de que “se haga justicia por quienes no están, por sus familias, por los sobrevivientes y por nuestros hijos, para que puedan recuperar la confianza en la Justicia y sentirse orgullosos de su origen”.