El proyector revive, sobre la tela y para un público nutrido, al abogado, historiador e intelectual luchador por los derechos humanos Eduardo Luis Duhalde. Lo reproduce en entrevistas, sonriente, gesticulador. Hace lo mismo con el ex presidente Néstor Kirchner, a quien vuelve a ubicar en el predio donde funcionó la ex ESMA pidiendo perdón en nombre del Estado nacional por tanta muerte; reconociéndose parte de “una generación diezmada” y prometiendo no abandonar sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada; descolgando cuadros. El audiovisual es un homenaje a ambos creadores del Archivo Nacional de la Memoria (ANM), con el que las autoridades de esa institución y de la Secretaría de Derechos Humanos eligieron celebrar su primera década. En ese marco, el secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, destacó la importancia de la existencia del Archivo: “Cuando la información la tiene el Estado sistematizada y ordenada sirve para no cometer los mismos errores, pero sobre todo para ampliar la perspectiva del escenario en el diseño de nuevas políticas públicas”.

En el marco del festejo, la secretaría lanzó el programa Memoria es Futuro, un incentivo comunicacional a los ciudadanos a que aporten documentos relativos a los diferentes períodos de la historia argentina en los que existieron violaciones a los derechos humanos. Además, la Asociación de Reporteros Gráficos de la Argentina (Argra) presentó el avance de su resumen fotográfico sobre los treinta años de democracia.

El presidente del ANM, Ramón Torres Molina, fue el primero en expresarse tras el video en homenaje a Kirchner y Duhalde. El impulso de ambos a la iniciativa de fundar un archivo específico que reuniera información referida a los hechos de violencia institucional sobre los derechos humanos fue, también, uno de los ejes del primer discurso alusivo.

Para Torres Molina, tanto Kirchner como Duhalde fueron, en la decisión de fundar el archivo, “consecuentes” con su historia. “Néstor Kirchner y la Presidenta (Cristina Fernández de Kirchner) fueron consecuentes militante por los derechos humanos. No fue una improvisación el llevar adelante las banderas de los organismos de derechos humanos, hacerlas propias e incluso ir más allá de sus reclamos. Fue sino una política consecuente con sus convicciones”, destacó Torres Molina frente a un auditorio que lo aplaudió calurosamente.

Entre el público se vio a varios nietos recuperados, a la Madre de Plaza de Mayo Enriqueta Maroni y a su nieta y directora del Espacio Memoria, Verdad y Justicia, Paula. También a personalidades más relacionadas con la institución, quienes participarían luego del descubrimiento de una fotografía del ex presidente que quedará instalada al lado de una del ex secretario. Eduardo Jozami, el titular del Centro Cultural Haroldo Conti; el director de prensa del archivo y hermano de su creador, Marcelo Duhalde; Carlos Lafforgue, la titular del Area de Sitios de Memoria de la institución, Judith Said, y Fresneda, junto a Torres Molina también inaugurarían, como último paso en la celebración, una placa alusiva.

“Un archivo tiene una dimensión que sólo se limita con la imaginación”, destacó Fresneda. La institución nació con las bases de los archivos de la Conadep y de la Biblioteca Enrique Angelelli, que por entonces funcionaba en la secretaría dirigida por Duhalde. Además, tiene acceso a toda la documentación del Estado nacional relativa a la violación de los derechos humanos “no sólo de la última dictadura, sino a cualquier etapa de nuestra historia”, apuntó Torres Molina, quien destacó la “búsqueda de información” como meta permanente de la institución y como objetivo a futuro la sanción de la ley de la memoria, “presentada por el Ejecutivo, tratada en comisiones de la Cámara baja, pero sin estado parlamentario ya”, y el trabajo para “lograr un acceso rápido y eficaz a la documentación que el archivo atesora”.

En este punto coincidió Fresneda, quien sobre todo destacó la “nutrición permanente y colectiva” de la institución. “Que la comunidad tenga un lugar en donde aportar su porción de memoria es fundamental. Para construir un relato institucional es necesario buscar la información en donde estuvo escondida, pero también la posibilidad para que quienes quieran aportar lo hagan”, sostuvo. En ese sentido corre el programa que fue lanzado ayer, Memoria es Futuro, que invita a aportar fotos, cartas, documentos en general a centros de acopio que se instalarán en las diferentes provincias. “El objetivo más importante es poder acumular esos pedacitos de olvidos, de sueños frustrados, luchas truncadas, violencia institucional y política de las distintas etapas que ha atravesado un país por lograr la democracia”, concluyó el secretario de Derechos Humanos.