El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, realizó una fuerte defensa del trabajo del sacerdote Juan Carlos Molina, secretario de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) y aseguró que “las manifestaciones de origen público asociadas a parálisis respecto de la gestión, en definitiva han sido desmentidas por la realidad”. Apuntó, también, en su habitual conferencia de prensa matutina en Casa de Gobierno, que en el organismo “existían 1500 expedientes en materia de precursores químicos y prácticamente la mitad han sido resueltas en esta gestión”.

Al respecto, explicó que gracias a que Molina solicitó la cooperación de la Sindicatura General de la Nación (Sigen), luego de detectar presuntas irregularidades, “a ocho miembros de la conducción anterior les fueron aceptadas sus respectivas renuncias, 14 pasaron a la policía de seguridad aeronáutica, 13 personas renunciaron cuando fue designado Juan Carlos Molina y a tres no se les renovó el contrato”.

Capitanich, además, afirmó que la presidenta Cristina Kirchner “no otorga patente de corso” a los funcionarios, y advirtió que “si existen anormalidades o eventuales irregularidades” en la Sedronar, los responsables deberán “someterse a la decisión que establecen las leyes y los decretos correspondientes que reglamenten el ejercicio de su función”.

En este sentido, remarcó también que parte de estas modificaciones tienen que ver con “la nueva modalidad de organización” de la secretaría, que “implica que todas las cuestiones atinentes a la seguridad han sido traspasadas al Ministerio de Seguridad”, para sólo ejercer un rol de “prevención y asistencia social” de las adicciones.