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Las armas y la explosión

Un empleado de la Fábrica Militar de Río Tercero declaró ayer en el juicio oral que se sigue por las explosiones ocurridas en noviembre de 1995 en esa empresa, que causaron siete muertos y más de 300 heridos, y aseguró que allí ya se sabía sobre el material bélico que se enviaba de manera irregular con destino a Croacia. “Fue muy interesante lo que declaró Ricardo Pegoraro, dado que refirió que los jefes y operarios de la fábrica conocían que, entre 1992 y 1994, había material destinado a Croacia. Si bien esto no salía de allí, se sabía”, aseguró Aukha Barbero, uno de los abogados querellantes. El abogado contó que Pegoraro, que era el segundo del Centro de Cargas y Complementos de la fábrica, “hizo referencia a 40 ametralladoras antiaéreas, calibre 12,7 milímetros, que llegaron en 1994 para ser acondicionadas y embaladas”, y aseguró que “no quedó ningún registro contable en la fábrica sobre el ingreso, reparación y venta de ese armamento”. De acuerdo con el abogado, el testimonio “generó preocupación entre los imputados”, hasta el punto de que uno de ellos, Marcelo Gatto, “pidió declarar y negó lo manifestado al afirmar que Pegoraro estaba confundido o estaba mintiendo”. “Todo esto, si bien no es una novedad, ratifica lo que venimos sosteniendo”, dijo Barbero, en alusión a la tesis de la querella y del fiscal: las explosiones en la fábrica de Río Tercero fueron provocadas para ocultar la venta ilegal de armas a Croacia. El Tribunal Oral en lo Criminal Federal 2 seguirá hoy con las audiencias en las que se juzga a ex autoridades de la fábrica (Gatto y Jorge Cornejo Torino) y de Fabricaciones Militares (Carlos Franke y Edberto González de la Vega).

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