Sábado, 14 de marzo de 2015 | Hoy
EL PAíS › EL PONTíFICE ARGENTINO DOMINó EL DEBATE EN EL FORO DE EMANCIPACIóN E IGUALDAD
Católicos y laicos coincidieron en el cambio “geopolítico” que significó que un latinoamericano encabece la Iglesia Católica. La posibilidad de una “nueva internacional” y hasta de un “papintern” a nivel mundial.
La irrupción en el mapa geopolítico de un papa latinoamericano, de cuya designación se cumplieron dos años, fue el tema excluyente de la mesa que cerró la jornada de ayer del Foro de Emancipación e Igualdad y que le robó el protagonismo al debate sobre “actualidad de las tradiciones emancipatorias”, anunciado para la charla. El más entusiasmado por la figura de Francisco fue el filósofo italiano Gianni Vattimo, que propuso “una nueva Internacional Comunista” conducida por Jorge Bergolio para aunar a “los pueblos que hacen frente a la dominación norteamericana, imperialista, de las multinacionales y el sistema financiero”.
La idea fue recogida con matices por el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González que, desde su condición de laico, puso en contexto la acción política de Francisco dentro de una tradición histórica de aportes de lo religioso a “la ilustración popular”, y finalmente aseguró que el Papa, a través del lenguaje, “está disputando con la globalización capitalista en nombre de formas más justas de globalización”. De la mesa también participaron el teólogo brasileño Leonardo Boff, que hizo énfasis en la necesidad de adoptar una visión ecológica de la emancipación, y Marcelo Sánchez Sorondo, presidente de la Academia Pontificia de las Ciencias. Moderó el psicoanalista Jorge Alemán.
Para Vattimo, “Latinoamérica es el futuro de Europa” porque “las novedades que sucedieron en las últimas décadas” son un espejo en el que ese continente puede identificarse, a diferencia de lo que sucede en China o Rusia. “La idea de que hay grandes países como Argentina, Brasil, Venezuela, que pueden hacer una política aun con defectos y problemas, independiente del sistema mainstream, del pensamiento único, nos hizo pensar que es posible un mundo diferente”, aseguró el italiano.
Sin embargo, advirtió, para hacer frente al capitalismo es necesario pensar en una alianza entre los países que se le oponen y “si uno piensa en la necesidad de una Internacional Comunista hoy, el único punto a mirar es el Papa, la única fuerza que puede constituir el centro alrededor del cual se conectan” esas fuerzas. Lo que llamó una “Papintern”, en referencia al Comintern del siglo XX, que encarne “una globalización alternativa frente a la globalización capitalista”, aseveración que luego compartió González.
Por otra parte, denunció que “lo que Estados Unidos llama lucha contra el terrorismo es hoy en día la lucha de clases a nivel globlal” porque “quien no está de acuerdo con la mentalidad dominante es potencialmente un terrorista” y eso le permitió a la potencia implementar un sistema de control global, que eliminó la posibilidad de una revolución violenta. Por eso, la nueva internacional no debe tener “el sueño utópico militar de la revolución violenta” sino el de “una revolución cultural y religiosa”.
Por su parte, Boff pidió dejar atrás un sistema en el que “para que unos pocos puedan vivir bien, miles de miles deben vivir mal” y adoptar “no una visión antropocéntrica” sino “un equilibrio” de “lo que es suficiente”, como hacen las comunidades indígenas. En ese sentido ecológico de la política destacó como novedad la incorporación en las nuevas constituciones que se dictaron en la región, como la de Bolivia y la de Ecuador, del derecho de la naturaleza a que se respete su existencia.
González, el encargado de cerrar el debate, dialogó con la propuesta de Váttimo y aceptó que “la ilustración popular no debe ser indiferente ante el papado” porque éste se embarcó en una batalla por el lenguaje contra los grandes medios de comunicación globalizados. Hubo tiempo también para la política de coyuntura, cuando el intelectual “retó” sin nombrarlo a Ricardo Lorenzetti, presidente de la Corte Suprema, quien, aseguró, “no tiene la última palabra” en sus decisiones.
Por último aseguró que “la teoría de la información” reemplazó en el siglo XXI al imperialismo, utilizando “una seudodemocratización de la lengua que se usa para domesticar la política” a través de “una línea que sale de los que deciden miles y miles de horas de programación globalizada” que se transmite por múltiples plataformas. “Frente a esta chatura –concluyó– se yergue una propuesta de emancipación” que tiene en los gobiernos de América latina y en el papa Francisco dos de sus principales herramientas.
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