Sábado, 21 de marzo de 2015 | Hoy
EL PAíS › GABRIELA CERRUTI, PRECANDIDATA A JEFA DE GOBIERNO DEL FRENTE PARA LA VICTORIA
La legisladora sostiene que algunas medidas del macrismo van en el sentido de época, pero fallan porque no forman parte de un plan.
Por Fernando Cibeira
Desde hacía tiempo la legisladora Gabriela Cerruti había mostrado sus deseos de convertirse en la candidata a jefa de Gobierno por el sabbatellista Nuevo Encuentro para competir en la interna del Frente para la Victoria. Hubo un tironeo con Carlos Heller que se resolvió finalmente yendo los dos como candidatos para las PASO del 26 de abril, aunque Cerruti dentro del armado “oficial” se siente compitiendo mano a mano con el presidente de Aerolíneas Argentina, Mariano Recalde. “Nos hacemos chistes sobre si es ‘pingüino o pingüina’”, comenta.
–Usted no es la de los afiches de “Gabriela en la Ciudad”, ¿no?
–No, podríamos decirle a la gente que elija a la Gabriela con más onda. La verdad es que hay muchos carteles de Gabriela Miche-tti, con la prepotencia que tiene el PRO para usar los colores del gobierno para la campaña del partido. Hubo fallos del Tribunal Superior diciendo que no se puede. Además votamos una ley diciendo que no se puede usar el mismo color, pero Macri la vetó. Después hablan de República, pero la verdad es que dejan bastante que desear. En la ciudad de Buenos Aires se gasta el doble en publicidad oficial por habitante de los que gasta el gobierno nacional, contando incluso Fútbol para Todos y la Anses. También hay que sumarle que el PRO hace convenios con las provincias para donar una garita de colectivos o ambulancias a municipalidades del interior, que son todas operaciones para que vaya Macri y firme un acuerdo. Es decir, la campaña presidencial de Macri no la están bancando los empresarios que cenaron la otra noche con él, sino el pueblo de la ciudad de Buenos Aires.
–En la Justicia Electoral se inscribieron siete precandidatos a jefe de Gobierno por el Frente para la Victoria. ¿Es bueno que haya tantos?
–Primero, es la muestra de que a nadie se le dijo que no se inscriba.
–¿Se refiere a las versiones acerca de que obligaron a Daniel Scioli a bajar a su candidato, Gustavo Marangoni?
–¿Cómo hacés para bajar a Scioli y no podés bajar a Carlos Oviedo o Víctor Ramos? No suena muy creíble. La verdad es que fue una decisión política de Scioli que no quería perder una interna en la ciudad de Buenos Aires. Al margen de esto, la novedad de las PASO hizo que cada uno que tenía aspiraciones y no quería formar una alianza con otros sectores internos del Frente para la Victoria se haya presentado. Pero todos sabemos que hay en realidad una lista oficial, si se quiere, que es en la que competimos con Mariano Recalde –que encabeza como candidato a legislador el ministro Carlos Tomada y Paula Penacca como segunda–, para ver quién de los dos representa mejor al kirchnerismo y queda posicionado para dar la batalla de verdad que es ganar la ciudad de Buenos Aires.
–¿Tiene un acuerdo con Recalde para luego compartir la fórmula?
–No está hecho explícitamente. Nos hacemos chistes sobre si es “pingüino o pingüina”. Me encantaría que si gano, Mariano sea mi candidato a vicejefe y sería un honor si gana él que yo sea su candidata a vicejefa. Esto tiene que ver con que ninguno de los dos muestra variantes respecto de la centralidad del proyecto nacional y del liderazgo de Cristina Kirchner. Lo que tenemos son diferentes miradas que tal vez en una fórmula conjunta pueden complementarse.
–¿Cuál es la herencia que deja el macrismo en la Ciudad?
–Hay algunas cosas que ha hecho el macrismo que no sé si están bien o mal, pero van en el sentido de la época. Las grandes ciudades en el mundo están yendo a ser más peatonalizadas, con más espacios verdes, con separación de la basura. Pero como se han hecho como parches y no como un proyecto general, no tienen el sentido que deberían. Las ciudades verdaderamente desarrolladas no son aquellas donde los pobres tienen auto, sino donde los ricos usan el transporte público, estamos de acuerdo en esto. Ahora, si no construís líneas de subterráneo no le podés pedir a la gente que ande en bici. Además, a contramano completamente de dónde va el mundo, que es a una idea de comunidad y del buen vivir, que es muy latinoamericana y está en las constituciones de Bolivia y Ecuador, de salir del capitalismo para que los ciudadanos entiendan que recíprocamente nos completamos, el macrismo generó una ciudad de consumidores. Tenemos las tarifas más caras del país, el subte más caro, para todo hay que pagar muchísimo. Es un modelo de ciudad-shopping donde lo que te invitan es a consumir y no a ser un ciudadano que disfrute.
–¿El metrobús y las bicisendas quedan?
–En sí mismas están bien, votamos las dos leyes. En conjunto funcionarían, tendrían que formar parte de un sistema de transporte donde se llegue a una playa de transferencia con la estación de metrobús, la bicisenda y la terminal de alguna línea de subte. No puras medidas cosméticas.
–Algo que la distingue del resto de los candidatos es que escribió un libro sobre Macri, ¿cómo ve que ahora tenga chances reales de convertirse en presidente?
–Sería importante que todos lean el libro, entonces. Me acuerdo de que cuando se presentó, yo decía que teníamos que hacer docencia para explicar que está en marcha el proyecto de restauración del neoliberalismo y que van a querer que lo encabece Macri. Y es lo que ahora estamos viendo.
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