Miércoles, 25 de marzo de 2015 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Juan Manuel Karg *
El gobierno de Gran Bretaña anunció un plan para “reforzar y modernizar” la defensa militar de las islas Malvinas ante cualquier “amenaza” que pueda surgir. Lo hizo a través de una intervención del ministro de Defensa inglés, Michael Fallon, ante la Cámara de los Comunes: allí dio a conocer la inversión de unos 180 millones de libras –268 millones de dólares– en un plan que constituye apoyo militar y nueva infraestructura en telecomunicaciones y puertos. Entre las medidas más relevantes está el envío de dos helicópteros Chinook, que trabajarían en tareas de entrenamiento con los tres mil agentes de la infantería británica que revisten tareas en el lugar.
Consultado por la cadena Sky News, Fallon afirmó que “vamos a reforzar las defensas allí para tranquilizar a los isleños. Estamos completamente comprometidos con la defensa de las islas y el deseo de sus habitantes de seguir siendo británicos”. Como si ello fuera poco, luego intentó vincular este refuerzo con un supuesto aumento de la presencia de fuerzas rusas a lo largo y ancho del globo. Fallon dijo que “los rusos nos amenazan a nosotros y a la OTAN en muchos y muy diferentes lugares. Por eso es que nos hemos comprometido en la OTAN a crear una fuerza de reacción para tranquilizar a los países en el Este de Europa y asegurarnos de que podremos ir a ayudarlos si hay alguna agresión rusa. Esperamos que Rusia sea un socio para nosotros y que respete las reglas del sistema internacional. Pero es evidente que está compitiendo con nosotros y se está volviendo más agresivo en distintas partes del mundo. Tenemos que dar una respuesta a eso”.
La estrategia discursiva de Fallon resulta similar a la planteada previamente por el diario –¿o pasquín?– sensacionalista The Sun. Allí se afirmaba que “la inestable Argentina se está rearmando 33 años después de la Guerra de Malvinas con la ayuda de Vladimir Putin. Se cree que el presidente ruso estaría trabajando en un acuerdo para prestar 12 bombarderos de largo alcance a la Argentina, lo que ha incrementado los temores de una nueva invasión de las islas Malvinas”. Sin embargo, resulta llamativo que el propio gobierno de Cameron tenga que aludir a esta disparatada teoría de The Sun para justificar el envío de dinero y nuevos helicópteros.
Dos cuestiones influyen en este “relanzamiento” de Gran Bretaña de la “Causa Malvinas”. En primer lugar, la cercanía con las elecciones del próximo 7 de mayo, donde el propio Cameron buscará su segundo mandato, con vías a ser el primer ministro hasta el año 2020. Algunas encuestas marcan que, al momento de escribir estas líneas, hay una paridad entre conservadores y laboristas de cara a esa elección, con poco más del 30% de la intención de voto para ambos. Así, la “política doméstica” también podría estar detrás de esta decisión del gobierno británico, en vías a reforzar un “voto nacionalista” frente a una supuesta amenaza externa –algo paradójico, visto y considerando que el que ocupó las islas en 1833 fue precisamente Inglaterra; y que Argentina ha reforzado fuertemente las labores diplomáticas en relación a su soberanía sobre dichos territorios–.
Otro elemento a considerar es la soledad geopolítica de Londres respecto de la “Causa Malvinas” en los últimos años, que contrasta con los múltiples apoyos que Argentina consiguió en relación con la necesidad de negociar –en especial, del G77 + China y del grupo Brics–. Involucrando a Putin en el tema –aunque la teoría suene disparatada desde el vamos–, Cameron podría buscar nuevos apoyos en EE.UU. en relación con Malvinas, sobre todo de cara a las próximas elecciones presidenciales que tendrán lugar allí en 2016. Aquí hay un punto bien claro: para Washington, Rusia constituye un nuevo “blanco” de denuncia en la nueva geopolítica norteamericana –sobre todo, luego de los sucesos de Crimea y el Este ucraniano–. Para Cameron, un hipotético nuevo gobierno republicano en EE.UU. le podría brindar nuevos apoyos en relación con la “Causa Malvinas”, tema en el cual Obama –junto a líderes de la UE– ha decidido no involucrarse, sobre todo luego de los reiterados incumplimientos británicos sobre el tema en el marco de la Organización de Naciones Unidas.
El aislamiento del Reino Unido en el plano internacional respecto de la “Causa Malvinas” ha sido evidente: en el ilegal referéndum realizado en 2013, donde se intentó poner por encima la autodeterminación –¡de una población implantada!– por sobre la integralidad territorial respaldada por la ONU en el tema, Gran Bretaña sólo contó con el apoyo explícito de Canadá para la realización esta “consulta”. Intentando “anexar” a Putin a las demandas diplomáticas que la Argentina ha encabezado desde 2003 hasta la fecha, Cameron juega un partido interno –las elecciones– y otro externo –intentar aumentar la legitimidad británica sobre el tema, cuestionada fuertemente en estos años–. De cualquier modo, de esa forma continúa incumpliendo las sucesivas resoluciones de la ONU que instan a Gran Bretaña a negociar sobre el tema a la brevedad.
* Politólogo UBA / Analista Internacional.
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