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En el gobierno nacional lo imaginan como un partido, pero en el de la Ciudad hablan de “espacio” y aseguran que la creación de una fuerza partidaria no entra siquiera en los planes a mediano plazo; en la Casa Rosada se entusiasman incluso con una eventual alianza entre ese partido imaginario y el PJ en el 2005, pero en la Jefatura de Gobierno porteño afirman que de ningún modo se plantean estructurar la “pata no peronista” del kirchnerismo. Sea como fuere, lo concreto es que mientras deshoja la margarita de su futuro gabinete y delinea los trazos de su próxima gestión, Aníbal Ibarra está también trabajando a pleno para tratar de reagrupar a la centroizquierda en función de una agenda política común. Con ese objetivo estuvo en las últimas semanas con varios referentes de ese sector y, si todo marcha según sus planes, el espacio que se propone articular haría su debut antes de fin de año.
Los hombres de Néstor Kirchner ya no hablan de transversalidad. En la Casa Rosada la idea de un peronismo permeable a una fuerza progresista dejó paso a otra: que el santacruceño asiente su poder en el PJ y al mismo tiempo en un partido de centroizquierda. Ambas fuerzas podrían en todo caso aliarse dentro de un par de años. Ese partido de centroizquierda hoy no existe y es en ese punto en el que los operadores de Kirchner le asignan un papel central a Ibarra. “Lo debe armar Aníbal”, dicen.
Que Ibarra está dedicado a la tarea de reagrupar a la centroizquierda es un dato objetivo. Así lo reconocen sus propios colaboradores, aunque aclaran que no pretenden armar un partido y también marcan distancias con respecto a lo que deseen al otro lado de Plaza de Mayo. “Es cierto que tenemos una buena relación con el gobierno nacional y que lo acompañamos porque compartimos la agenda que planteó Kirchner, pero lo que nos proponemos armar es un espacio político autónomo. Esto no es la pata no peronista del kirchnerismo”, dejan en claro en los despachos cercanos a los de Ibarra.
En concreto, el objetivo que se propuso Ibarra es unir los restos desperdigados de un progresismo que en la misma Jefatura de Gobierno admiten que fue “dinamitado por el estrepitoso fracaso de la Alianza”. El ex fiscal considera que su triunfo en la ciudad le da margen para encarar esa tarea, pero el desafío que enfrenta no es menor: los intentos por armar una centroizquierda sólida nunca llegaron a buen puerto.
“Si repetimos los errores que cometimos en el Frepaso, vamos de nuevo a otro fracaso”, es de hecho una de las frases que más ha escuchado Ibarra de boca de los interlocutores con los que empezó a hablar para articular un espacio de centroizquierda. Uno de los primeros con los que el jefe de Gobierno porteño conversó del asunto es el actual intendente de Rosario, el socialista Hermes Binner. Por el despacho de Ibarra también pasaron el futuro sucesor del rosarino Miguel Lifschitz, y su par de Córdoba, Luis Juez.
“A Juez no lo contamos hoy, aunque no lo descartamos para el futuro porque en el momento en que conversamos planteó una visión similar a la nuestra con respecto a lo que son los partidos tradicionales y a la necesidad de estructurar un espacio político anclado en la sociedad y no en los viejos aparatos partidarios”, cuentan en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad.
Los socialistas, en cambio, mostraron mayor voluntad de avanzar en el reagrupamiento de la centroizquierda, como también el intendente de Morón, Martín Sabbatella, y el de Cipolletti, Julio Arriaga. “Si no lo hacemos nosotros, alguien lo va a hacer” fue, palabras más, palabras menos, lo que todos le dijeron a Ibarra. Los operadores del ex fiscal consideran que la adhesión de Binner y Lifschitz al proyecto es clave para sumar al socialismo al nuevo espacio. “¿En qué otro lugar se van a parar los socialistas? Sus referentes de peso son ésos”, razonan. La agenda de reuniones que estructuró Ibarra tiene su lógica: la estrategia del jefe de Gobierno porteño consiste en reunir primero a los referentes progresistas exitosos en su gestión para avanzar después sobre otros dirigentes. En los planes del ex fiscal figura, por ejemplo, encontrarse ahora con algunos hombres de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) para exponerles su idea y también armar una suerte de bloque en el Congreso. Los colaboradores que lo están ayudando en la construcción del nuevo espacio vienen trabajando en eso desde hace tiempo, y esta misma semana hubo una reunión en la que varios diputados manifestaron su interés de sumarse a la iniciativa. Entre otros estuvieron el rionegrino Julio Accavallo, la bonaerense Margarita Jarque y Nilda Garré.
En la Jefatura de Gobierno porteño consideran que también Elisa Carrió debería formar parte del nuevo espacio, aunque en el caso de la chaqueña se trazan otro camino de aproximación. “Hoy nos planteamos tener la mejor relación posible, reagrupar primero a los demás y después desde ese lugar sentarnos a conversar con el ARI”, explican.
Para aglutinar a la centroizquierda Ibarra y aquellos con quienes habló estiman que es indispensable fijar una agenda política propia. “La idea –reveló un dirigente porteño que estuvo en varias reuniones junto al ex fiscal– es definir dos o tres temas centrales que nos interese incorporar a la agenda de discusión nacional más allá de los planteados por Kirchner y que uno comparte, como la política de derechos humanos, la relación con los militares y la presencia de un Estado fuerte frente al embate de los grupos económicos y las privatizadas.” Algunas de las banderas que se proponen enarbolar ya están definidas: impulsar una profunda reforma política y trabajar para la mejora de la calidad institucional y de los canales de participación ciudadana.
El otro elemento que Ibarra tratará de aprovechar es la experiencia de gestión propia y del resto de los intendentes progresistas. Sin ir más lejos, también esta misma semana el jefe de Gobierno porteño estuvo reunido con varios jefes comunales santafesinos. De ese encuentro participaron intendentes de algunos partidos vecinales y también del radicalismo. Allí se habló de empezar a trabajar en forma coordinada y de aprovechar los conocimientos adquiridos en cada ciudad para dar respuesta a los problemas que son comunes en cada una de ellas.