EL PAíS › UN VETERANO DEL TANGO 01 CUENTA
COMO EMPEZARON LOS SOBREPRECIOS
“Había un clima de viva la pepa”
Trabajó por años en la operación del avión presidencial y recuerda cómo empezó todo: altísimos funcionarios gastando efectivo que llevaban en portafolios y haciendo compras sin pasar por la aduana, pilotos y técnicos “contagiados” que terminaron inventando facturas por verdaderas fortunas. “Si el Presidente y su hija gastaban, ellos se sentían con derecho a recaudar en forma trucha”, dice.
Por Raúl Kollmann
“Carlos Menem y Zulemita subían al Tango 01 una valija con decenas de miles de dólares. La hija del Presidente gastaba, por viaje, entre 30.000 y 40.000 dólares sólo en ropa. Eso creaba un clima de viva la pepa y todos los que rodeaban el avión presidencial se enriquecían: pilotos, jefes de mantenimiento, la Casa Militar y los que le daban algún servicio al Tango. Recuerdo un piloto que tenía dos camionetas cuatro por cuatro, pese a que su sueldo no superaba los dos mil pesos. A otro aviador se lo iba a buscar a una casa de 400.000 dólares, que ahora fue allanada. Todos sabían que las maniobras que se hacían eran millonarias: se pasaban facturas por arreglos que no se hacían, por viajes inexistentes, por combustible que no se cargaba. Si el Presidente y su hija gastaban, ellos se sentían con derecho a recaudar en forma trucha. Todas las maniobras ya se armaron en aquella época.” El hombre, ya entrado en años, trabajó en la operación del Tango 01 durante más de una década. Hoy está retirado, pero aceptó hablar con Página/12 a condición de mantener su anonimato. “Conozco a todos los que están siendo investigados. Los conozco bien de cerca. Son buenas personas, pero ya le digo, era todo una joda”, es el curioso análisis del veterano hombre del Tango.
Habla casi sin interrupciones: “Mire, un avión tiene que completar horas mensuales de vuelo y lo mismo los pilotos. Entonces se pasaban viajes a Ushuaia, cuando en verdad iban a Rosario y había evidentes maniobras en el combustible: cuando se decía que se cargaban 30.000 kilos (el combustible de avión se mide en kilos), se cargaban 10.000. No sé exactamente cómo se hacía el engaño, pero todos estaban prendidos”.
“Recuerdo perfectamente que las compras que se hacían para el Tango eran inconmensurables. Por ejemplo, se le hizo un pedido a un carpintero para colocar un reloj en el avión. Vi con mis propios ojos el reloj y la factura: 5000 dólares. En esa compra al carpintero de Haedo había una sobrefacturación de 4500 dólares, no me cabe la menor duda.”
“En algún momento se pidió presupuesto a Israel para realizarle un mantenimiento al avión. Es un proceso que lleva varias semanas. El presupuesto que pasaron los israelíes era la mitad de lo que se pagaba en Estados Unidos y, según las referencias, era mucho mejor. Sin embargo, el avión no fue para Israel. ¿Por qué? Porque en todo había comisiones, existía un enorme fraude con los llamados gastos de movilidad y con los servicios que se le facturaban al avión. Ya tenían todo arreglado, no querían ir a Israel donde no tenían armada la estructura de maniobras.”
“En la época de Menem el piloto era el comodoro Jorge Testa”, recuerda el veterano. En algún momento, la Casa Militar y la Secretaría General de la Presidencia por la que pasaban las facturas estuvieron en manos del brigadier Andrés Antonietti y de Alberto Kohan, respectivamente. “Tendrán que revisar toda la documentación, pero no va a ser fácil. Algunas cuestiones son difíciles de detectar: por ejemplo, se determinó que había que cambiar asientos del avión. ¿Era realmente así o era parte de las maniobras? Las turbinas del Tango son Rolls Roys, cada una vale tres millones de dólares. Ahora se determinó que hubo sobrefacturaciones en los services. Imagínese: ¿quién podía determinar si al motor había que hacerle tal o cual limpiada o se necesitaba tal o cual implemento? Además, le pregunto ¿sabe hace cuánto existen esas sobrefacturaciones? Yo le aseguro que hace mucho tiempo. Y le digo que no sólo tendrían que revisar la documentación, sino también las increíbles fortunas que amasaron los implicados. La casa que ahora allanaron en Nuestra Señora de la Merced, en Caseros, es monumental, otra en Palomar y otras en countries. No tienen nada que ver con los sueldos que cobraban.”
“El clima alrededor de lo que tuviera que ver con los aviones y los helicópteros presidenciales era muy especial. Todos los que estábamos cerca registrábamos que se los prestaban a todos los amigos. A muchísimos gobernadores se los daban para las campañas electorales o para que fueran a sus provincias. Y ni le digo lo que ocurría a la vuelta de los viajes al exterior: no había un solo funcionario que pasara por la Aduana. Se traía de todo. Entonces, si el Presidente, su hija y los ministros incurrían en semejantes acciones, los demás creían que había licencia para lo que fuera. Y lo mismo al revés: quienes hacían semejante despilfarro tampoco se iban a fijar qué se estaban llevando los que rodeaban al Tango. Hubo una especie de complicidad y, además, le digo que el desquicio se hizo enorme, enorme, durante la segunda presidencia de Menem. La propia compra del avión ya la tomábamos todos a risa: si ellos se mandan ese curro, nosotros también podíamos hacer lo que quisiéramos. Es era el razonamiento más habitual.”
“Por supuesto estaban los que se llevaban fortunas enormes y los que hacían el negocio más chico. En los vehículos para traer las tripulaciones había curro, porque lo había en el combustible, los repuestos, los arreglos. ¿Quién iba a verificar si tal vehículo necesitaba o no tales repuestos? Después había arreglos con los remises, porque a veces había que usar remises. Con esto le doy ejemplos de que todo funcionaba de esa manera, hasta en las cosas más chiquitas.”
–El Gobierno ahora entregó documentación que demuestra que en un solo viaje se robaron 129.000 dólares –interrumpió Página/12.
–Mire, eso no es nada. Si investigan como corresponde se van a encontrar con cifras asombrosas. Sólo le han puesto el ojo a lo que ocurre con los gastos del Tango en el exterior. No sé cómo será ahora, pero si revisan todas las cuentas del Tango, no sólo las del exterior sino también los gastos en el país, se encontrarán con sorpresas impresionantes –completa el ex hombre del Tango.
Efectivamente, lo que el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, trasladó a la jueza María Romilda Servini de Cubría y al fiscal Jorge Di Lello son sobrefacturaciones escandalosas en los gastos del Tango en el exterior. Un anónimo le dio datos precisos a Parrilli referidos a los gastos en el último viaje de Eduardo Duhalde y el primero de Néstor Kirchner, ambos a Europa. Una empresa inglesa, por ejemplo, facturó 13.000 dólares por servicios al Tango, pero esa factura no es la que la Casa Militar –encargada de operar el avión presidencial– le entregó a Presidencia. El mecanismo consistió en que se armaba una factura falsa, de una empresa inexistente con nombre inglés, por el triple del valor, 39.000 dólares. La Casa Militar le pasaba a Presidencia la factura falsa. Según la evaluación de Parrilli, en esos dos viajes, el de Duhalde y el de Kirchner, se robaron 120.000 dólares en uno y 125.000 en el otro.
La jueza analizará esta semana las responsabilidades:
- Parece seguro que integrantes de la Casa Militar tienen que ver con la maniobra.
- Se está investigando si integrantes de la Secretaría General, o sea funcionarios de carrera de Presidencia, son socios del negocio.
- Se va a estudiar la responsabilidad de los pilotos. A ellos se les entregaban 200.000 dólares por viaje y debían pagar en efectivo –especialmente después del default– los servicios. Los pilotos argumentarán que sólo entregaban el dinero y que las contrataciones las hacía desde Buenos Aires la Casa Militar. Pero la pregunta es evidente: ¿no se daban cuenta de que había sobrepagos? ¿No percibían que estaban entregando dinero excesivo por servicios que valían mucho menos?
- Sin duda están en la mira empresas formadas por los que operaban el Tango en tiempos de Carlos Menem. En concreto, Diego Cerioni, ex operador del avión, y Guillermo Bunse, ex operador del helicóptero Sikorsky, formaron Sky Support, una empresa que, según parece, armó decenas y decenas de facturas falsas que ni siquiera estaban impresas en imprenta, sino que se hicieron en computadora y no tenían en muchos casos ni númeroni fecha ni detalle de los gastos. Además, obviamente las empresas que supuestamente facturaban esos servicios eran inexistentes.
La jueza María Servini de Cubría seguro considerará que en el caso del avión presidencial existe el delito del fraude a la administración pública, con penas de hasta seis años de prisión. Sin embargo, es muy posible que además evalúe que actuó una asociación ilícita, con lo cual el delito no será excarcelable para los organizadores. O sea que es probable que haya detenciones.
Más allá del anónimo, de la de denuncia y la investigación oficial, queda flotando la palabra del ex hombre del Tango 01: “Si investigan hacia atrás y no sólo los gastos en el exterior, se encontrarán con sorpresas enormes y con fortunas imposibles de explicar”.