Jueves, 30 de julio de 2015 | Hoy
EL PAíS › MIGUEL ETCHECOLATZ RECLAMA QUE LE GARANTICEN EL SERVICIO DE PELUQUERíA Y PEDICURíA
El represor, uno de los que más condenas acumula por sus crímenes de lesa humanidad, redactó la presentación de puño y letra. Se queja de que no tiene peluquero ni pedicuro y argumenta que el pelo largo “vulnera el resguardo de higiene”.
El ex comisario Miguel Osvaldo Etchecolatz reclama un peluquero. El ex director de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, que suma cinco condenas por delitos de lesa humanidad, redactó de puño y letra un recurso de hábeas corpus para que el Servicio Penitenciario Federal le garantice “servicio de peluquería y pedicuría”. Cuatro días después el juez federal de Lomas de Zamora, Alberto Santa Marina, le concedió una audiencia por videoconferencia desde el penal de Ezeiza y tomó nota del reclamo, que transmitió al Tribunal Oral Federal 1 de La Plata y al juez federal Daniel Rafecas, quien instruye causas por las que Etchecolatz podrá seguir acumulando condenas hasta el final de sus días.
La carta de quien fuera mano derecha del ex coronel Ramón Camps durante el terrorismo de Estado data del jueves pasado. Etchecolatz explica que recurre al hábeas corpus una vez “agotadas las gestiones tendientes a lograr el concurso de un peluquero sin obtener a la fecha resolución alguna, pese a la comunicación que con fecha 6 del corriente cursara al Complejo el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata”. El pelo largo “vulnera el resguardo de higiene”, agrega. Concluye con el tradicional “Será Justicia” y firma como “Prisionero de guerra”.
El lunes a primera hora el juez Santa Marina ordenó que el represor fuera trasladado a la sala de audiencias del penal. Menos de dos horas después, Etchecolatz apareció del otro lado de la pantalla y se explayó ante el magistrado. Según el acta, “hace un tiempo que viene solicitando un peluquero y un pedicuro, pero le dicen que no hay obligación por parte del Servicio Penitenciario de prestar ese servicio”. El 6 de julio el tribunal platense “puso en conocimiento de la unidad que se le debía ofrecer el servicio de un peluquero, pero no hicieron nada”, aseguró. “Nadie da una respuesta”, se quejó el policía que supo regentear el mayor circuito represivo de la Argentina durante la última dictadura. Pidió que se le hiciera saber al tribunal y a Rafecas del pedido “para que intercedan” y le notifiquen lo que resuelvan. Cerrada la audiencia, el juez Santa Marina dio por desistida la acción de hábeas corpus y trasladó el pedido a los destinatarios requeridos por el ex policía.
Etchecolatz es detrás de los ex generales Luciano Menéndez y Santiago Riveros uno de los represores que más condenas acumula por su actuación durante la dictadura. En diciembre de 1986 la Cámara Federal que había juzgado a los ex comandantes lo condenó a 23 años de prisión en un juicio que compartió con los generales Ramón Camps y Ovidio Richieri y con los policías Jorge Bergés y Norberto Cozzani. Seis meses después, en línea con el dictamen del procurador Juan Octavio Gauna, la Corte Suprema de Justicia declararía constitucional la ley de obediencia debida, que le permitiría a Etchecolatz y a los dos polícías recuperar la libertad.
En 2004 Etchecolatz y Bergés se convirtieron en los primeros represores condenados por la supresión de identidad de una hija de desaparecidos sin haber sido apropiadores directos. El Tribunal Oral Federal 1 de La Plata lo condenó a siete años de prisión por el caso de la hija de Aída Sanz y Eduardo Gallo. Dos años después, tras la anulación de las leyes de impunidad, el mismo tribunal lo condenó a prisión perpetua por secuestros, tormentos y homicidios calificados. En 2012 recibió su segunda sentencia a reclusión perpetua por quince homicidios calificados, y en octubre pasado la tercera, por delitos de lesa humanidad en el centro clandestino La Cacha.
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