Jueves, 6 de agosto de 2015 | Hoy
EL PAíS › DIáLOGO ENTRE KICILLOF Y DOLINA ANTE UN TEATRO REPLETO
Entre risas, el ministro y candidato reflexionó junto al escritor sobre el peronismo, la economía y los medios de comunicación. “Nos propusimos recorrer la Capital y hablar con la gente. Es una aspiración un tanto socrática”, dijo Kicillof sobre la campaña.
En un evento que él mismo consideró un tanto “estrafalario”, el ministro de Economía y candidato a primer diputado del Frente para la Victoria, Axel Kicillof, participó ayer de una charla abierta con el escritor Alejandro Dolina, en el teatro Margarita Xirgu. Ante una platea y tres niveles de palcos repletos, Kicillof y Dolina se confesaron admiración mutua y reflexionaron sobre una serie de tópicos que los llevaron de la metáfora a los números, arrancando alternadamente carcajadas y aplausos de los presentes. Tal como se estila en el programa radial de Dolina, el público acercó al escenario preguntas anotadas en papelitos, que el moderador, Martín Jáuregui, fue mechando a lo largo de la conversación.
En primera instancia, Dolina se disculpó por la “impertinencia” de su presencia y, para risa del público, se comprometió a faltar la próxima. Kicillof, por su parte, admitió la excentricidad del evento, pero lo ubicó con naturalidad en el marco de una campaña que buscó entablar comunicación con el pueblo de formas diversas. “Nos propusimos recorrer la Capital y hablar con la gente en cada plaza. Es una aspiración un tanto socrática”, dijo para ponerse a tono con el gusto por la filosofía de su interlocutor. La consigna que abrió la discusión fue reflexionar acerca de la utopía como motor. “Yo prefiero evitar males concretos que soñar con bienes abstractos”, lanzó Dolina, sin piedad para los románticos. Luego ahondó sobre la intangibilidad de la utopía y la diferencia que se recorta en los hombres y mujeres que actúan en el presente. “Hay tipos que, cuando alguien necesita una casa, se la dan, pero ahora. Esos tipos suelen llamarse peronistas”, redondeó. En el mismo sentido, Kicillof señaló que “cuesta hablar del futuro con una prensa que impone un presente inmediato”, donde “uno está atajando penales más que haciendo proyecciones”.
De todos modos, el ministro aprovechó el tópico planteado para diferenciarse de las vertientes ortodoxas de la economía, que por operar bajo la suposición de escenarios ideales pueden especular con resultados a largo plazo. “Mucho tiempo nos dijeron que la economía y la política tenían que acomodar las cosas pensando en que el país creciera, el PBI creciera, y que después el bienestar iba a derramar hasta las capas inferiores del pueblo”, explicó. “Hasta el último gil va a ligar algo”, ejemplificó Dolina, para que el ministro continuara con el argumento. “Si esto no hubiera sido una receta que se aplicó en el país, diría que es una utopía de derecha”, señaló Kicillof. “Acá se demostró andando que esa receta no sólo había fracasado, sino que era contraria a la verdad. Que había que hacer al revés: distribuir primero porque sólo así íbamos a crecer”, dijo y concluyó: “Yo le puedo poner teoría, decir que lo dijo Keynes, pero lo dijo Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003”.
El titular de Economía defendió las políticas tendientes a elevar el poder adquisitivo y señaló que “eso que parece que es un plan social” y que desde algunos sectores es leído en términos de “clientelismo o populismo” es, en realidad, “la más sana y efectiva política de crecimiento”. “Eso, los economistas lo llamamos multiplicador, pero acá en Argentina lo llamamos peronismo”, resumió, dando lugar al aplauso cerrado del público.
El ministro se refirió al discurso que había dado la Presidenta unas horas antes y resaltó el rol del consumo como uno de los pilares del modelo. Se quejó de ciertas críticas que señalan “que éste es un modelo de consumo y no de inversión” y aseguró que son discursos que pretenden “piquetear” y “confundir a la gente”. “Sin consumo no hay inversión y con esta idea en la cabeza se puede explicar, y solamente de esta manera, que los años record de inversión privada hayan sido estos últimos doce años.”
Dolina y Kicillof también reflexionaron sobre las críticas y el rol de los medios de comunicación. El escritor apeló a una metáfora y propuso pensar a los medios como “un espejo que funciona mal” y al que, en ciertas ocasiones, “uno termina por creerle más que a la realidad”. “Entonces, cuando uno se mira en un espejo equivocado o manipulado, uno que es todo un rubio se mira y aparece morocho.” Continuando con el juego, Kicillof lo interpeló: “Si vos te mirás en un espejo y te ves morocho y no rubio es cosa tuya. Pero cuando todos los especialistas, opinólogos, editorialistas, expertos extranjeros, dicen que la economía va a ser un desastre, es probable que generen ese desastre. En economía, el hecho de una información equivocada, pero que guía la conducta de las personas genera ese fenómeno”, explicó Kicillof antes de referirse a las corridas cambiarias agitadas durante los últimos años y el objetivo político que muchas veces encubren. “Cristina tuvo nueve corridas cambiarias –especificó–, y de eso aprendimos que no hay que esperar que te echen. Hay que denunciarlos con nombre y apellido, pero para hacer eso hay que tenerlas muy bien puestas, y eso es lo que ha hecho Cristina tantas veces.”
Informe: Delfina Torres Cabreros.
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