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El resultado de las elecciones del domingo tensó la relación entre los espacios que conforman el Frente para la Victoria. Ayer, uno de los fundadores de Carta Abierta, el secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, Ricardo Forster, sostuvo que “no estaría mal” que Daniel Scioli pensara en un eventual gabinete “con otros nombres” y le pidió que no sea “dogmático”, en coincidencia con lo expresado por otros referentes del mismo sector. La respuesta del sciolismo, esta vez, no se hizo esperar, y llegó en boca del presidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni: “Daniel tiene que ser presidente y todos los que quieran eso tienen que sumarse y dejarse de distraer con huevadas”, señaló.

“Carta Abierta tiene claro que lo que se juega en el país es de tal dimensión, es tan importante para los próximos diez años que, más allá de la proximidad, de las concepciones o ciertas cosas de Scioli, la diferencia es mayúscula con Macri”, sostuvo Forster, que sin embargo señaló que “si la formulación del gabinete que hizo hasta ahora no le significó una consolidación ni un caudal de votos, quizás no estaría mal abrir el juego pensando en un gabinete con otros integrantes”. Antes, Horacio González, otro referente de ese espacio, se había manifestado en términos similares.

“A mí me gusta ver los dinosaurios en Jurassic Park, no en la política. Creo que hay algunas autodefinidas almas bellas que se sentirían, a lo mejor, más cómodas si gobernara Macri porque podrían estar espiritualmente más tranquilos de que ellos conservan su pureza”, replicó Marangoni. No fue el único que recogió el guante. Más conciliadora, la primera dama bonaerense, Karina Rabolini, dijo a su vez que “quizás” su marido “no haya sido elegido por absolutamente todos dentro de su espacio”, aunque señaló que “cuando empiecen a conocerlo, lo van a acompañar”.

En otro tono, el empresario Alberto Samid apuntó contra el gobierno nacional, cuyos “errores muy importantes” le costaron a Scioli la elección, en su opinión. “Ninguno fue capaz de decirle a Cristina que en cada cadena perdemos 700 mil votos. Le han tenido un temor reverencial todos esos aplaudidores. Hablan entre ellos sobre qué macana está haciendo, pero cuando termina de hablar van y la besan, por miedo de cuidar su quinta”, dijo.