Sábado, 2 de enero de 2016 | Hoy
EL PAíS › MOVILIZAN MáS POLICíAS Y FUERZAS FEDERALES PARA EL OPERATIVO DE BúSQUEDA DE LOS PRóFUGOS DEL TRIPLE CRIMEN
Aunque se había anunciado que los hermanos Cristian y Martín Lanatta y Víctor Schillaci estaban ubicados y que se estaba negociando su entrega, ayer no hubo novedades de la búsqueda. Su supo que estuvieron dos veces en la casa de una ex suegra.
Por Raúl Kollmann
Los tres prófugos que se escaparon del penal de General Alvear todavía no pudieron ser recapturados pese a que las autoridades bonaerenses hicieron trascender el jueves que estaban “cercados”, que “quedaron atrapados en un operativo cerrojo” y que los tenían “ubicados” y que estaban “negociando para que se entreguen”. A Cristian y Martín Lanatta y a Víctor Schillaci se les adjudica –con evidencia que aún no se conoce– un violento tiroteo en la mañana del 31 de diciembre en el que quedaron heridos dos policías. Eso llevó a ubicarlos en la zona de Ranchos, cerca de Chascomús. Pese al anunciado operativo cerrojo y al uso de dos helicópteros que no se vieron, ayer la acción se trasladó a los barrios donde vivía el trío antes de ir a prisión, Quilmes, Florencio Varela y Berazategui. El colmo es que estuvieron dos veces en la casa de la ex suegra de Cristian Lanatta, un dato que se contradice con el gigantesco operativo en marcha. La evidencia indica que la fuga no es muy sofisticada, porque en los últimos cuatro días aparecieron pidiéndole plata a un amigo y a la ex suegra y está claro que continúan la huida en una camioneta Kangoo también robada a la ex suegra del Lanatta más joven. Ayer, las autoridades de Seguridad se llamaron a silencio a lo largo de todo el día. No hubo más explicaciones. La lógica indica que los prófugos, tarde o temprano, deberían ser capturados porque no tienen muchos recursos y tampoco lograron alejarse demasiado.
De acuerdo a los anuncios, unos 700 policías fueron movilizados para atrapar a los tres fugados de General Alvear y las autoridades hicieron trascender que se pusieron al frente oficiales de la Federal del departamento Interpol, del cual depende la División Búsqueda de Fugitivos. Los funcionarios incluso mencionaron el uso de dos helicópteros, el Grupo de Operaciones Federales (GEOF), que es un grupo de asalto; la división Perros de la Federal e, inexplicablemente, la infantería policial. Para que no faltara nadie a la cita, también anunciaron que intervenían efectivos de la Metropolitana y, como es obvio, la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). El despliegue exhibe el desafío político con el que la administración de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal tomaron el caso: se escaparon de forma burda tres condenados a prisión perpetua de un caso políticamente resonante.
Sin embargo, la acumulación de fuerzas de seguridad no impidió que la información resultara poco precisa, poco creíble y que las contradicciones estuvieron a la orden del día. El jueves, la detención parecía inminente y el propio ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, dijo que “tenemos ubicados a los prófugos”. Con vehemencia se hizo trascender que los sujetos estaban cercados en Ranchos, pero luego hubo un cambio brusco y se habló de que estaban en una zona urbana y que se estaban tomando las cosas con paciencia para que no hubiera heridos. Más tarde se hizo referencia a un diálogo, vía el abogado Hugo Icazati, para negociar la entrega. Nunca se pudo verificar si Icazati –abogado de Schillaci– representaba al trío y, para peor, después el letrado argumentó que perdió el contacto que se realizaba a través de un familiar. Era tan inminente la detención que se conversaba sobre las condiciones: debían ir a una cárcel federal no a una bonaerense. El título sugerido desde La Plata en la tarde del jueves era: “los prófugos están cercados”.
El fiscal que intervino en el caso del tiroteo en Ranchos, Mariano Sibuet, diagnosticó: “No descarto ninguna hipótesis”. De esa manera quiso dejar en claro que para él no está comprobado que los protagonistas de la balacera fueran los tres prófugos. La camioneta que aparece en imágenes parece similar a la usada en la fuga de General Alvear o a otra Ford propiedad del amigo de los Lanatta, Marcelo Melnyk. El individuo, apodado “El Faraón” porque parece tener bastante poder económico y dos pizzerías con ese nombre, es por ahora el único detenido del caso. Siempre existe la posibilidad de que otro grupo, tal vez viniendo de un raid delictivo, haya protagonizado el tiroteo, algo que no es inhabitual, pero para el ministro Ritondo está claro que fueron los prófugos de General Alvear los que dispararon contra los policías.
Quienes conocen el mundo del delito analizan que la secuencia que se ve en el video difundido el mismo jueves indica que quienes dispararon lo hicieron para evitar que los policías del control dieran aviso a otras unidades. Es que los tripulantes de la camioneta ya habían pasado la línea de los policías y sin embargo se bajaron a disparar.
Del tiroteo queda la sensación de que, si fueron los prófugos de General Alvear, la fuga carece de una planificación sofisticada, porque los tres condenados aparecen a cien kilómetros de sus barrios de origen, cuando se pensaba que ya habían pasado la frontera. La lógica indica que pasados cinco días ya debían estar muy lejos de los lugares que solían frecuentar. Del episodio de Ranchos –siempre en la hipótesis de que fueron los hermanos Lanatta y Schillaci– debería haber surgido el dato de los celulares que utilizan los prófugos. Los expertos dicen que a esa hora y en un lugar tan apartado no son muchos los aparatos que aparecen conectados a las antenas de la zona. De todas maneras, quienes conocen la historia de Schillaci en el delito, dicen que es un experto en la cuestión de los celulares desde la época de los secuestros extorsivos.
Transcurridas 24 horas del anuncio del operativo cerrojo, está claro que los prófugos se fueron de la zona. Es muy probable que, si el tiroteo fue a las 4 de la mañana, recién se consiguieran efectivos suficientes para un operativo a las 6. En ese lapso, los Lanatta y Schillaci pudieron alejarse del lugar. Menos probable es que los prófugos hayan roto el cerrojo a través de caminos vecinales, aunque como dice el fiscal Sibuet, nada se puede descartar.
Lo cierto es que se produjo una aparición de Cristian Lanatta –y probablemente también los otros dos– en Quilmes y Berazategui el 31 a la tarde, cuando su caso estaba instalado en forma permanente en las pantallas de los canales de noticias. Este es otro dato que refuerza la idea de una fuga poco planificada y de pocos recursos. Tuvieron que volver a un lugar donde todos los conocen por falta de plata y para conseguir otro vehículo. La camioneta en la que se manejaban pasó a ser un hierro caliente.
En las cercanías de donde vivieron toda la vida, apareció quemada una camioneta Ford Ranger, el modelo que según el parte policial usaban quienes se tirotearon en Ranchos. La patente OCT 633 del vehículo es falsa y la camioneta figura como robada hace unos dos años. Anoche se seguían los peritajes para determinar si la Ranger se corresponde a las imágenes de General Alvear –parecía una Hilux– o a las de Ranchos.
Un detalle que llama la atención es que el quemado de un vehículo es habitual cuando se quieren borrar las huellas. Sin embargo en este caso no habría motivos para prenderle fuego porque la identidad de los prófugos está clara. De manera que, por ahora, no se sabe si es la camioneta de la fuga o el tiroteo y tampoco se entiende para qué la incendiaron.
Durante la tarde de ayer se conoció que Cristian Lanatta estuvo dos veces en la casa de su ex suegra. El canal C5N entrevistó a la ex esposa del prófugo, Ana Laura Mollier, y a la abogada Némesis Da Silva. Ambas confirmaron que la ex suegra hizo la denuncia en ambas oportunidades: el domingo cuando Lanatta le fue a pedir dinero –le habría entregado 3000 pesos– y el jueves cuando le fue a exigir la camioneta Kangoo, comprada dos semanas atrás.
Esto plantea varias cuestiones:
- En primer lugar, resulta asombroso que si la mujer denunció que Lanatta le fue a pedir dinero el domingo, no hubiera vigilancia por si volvía al lugar. Se supone que se puso en marcha uno de los mayores operativos que se recuerden.
- No se entiende por qué tres delincuentes, con experiencia y armamento, decidieron ir a quitarle la camioneta a la ex suegra de uno de ellos, en lugar de robarle el vehículo a otra persona.
- La visita a Melnyk, “El Faraón”, parece más explicable, porque no es fácil conseguir armas y chalecos antibalas, además de dinero y tal vez algún vehículo.
En cualquier caso, la fuga parece más bien desesperada, poco pensada y con escasos recursos.
Después de un brote de euforia el jueves, cuando virtualmente se informó el éxito de la cacería, ayer los ministros de Macri y Vidal se llamaron a silencio.
Según la versión de los expertos, no debería ser difícil la recaptura de prófugos que no lograron alejarse mucho y que volvieron a una zona en la que son muy conocidos para pedir dinero y conseguir un vehículo. Lo cierto es que hasta ahora, las autoridades nacionales y provinciales todavía no consiguieron el objetivo.
Queda pendiente el gran interrogante planteado desde el primer día: los hermanos Lanatta y Schillaci deben ser detenidos con vida. Las idas y vueltas de estos días pueden usarse para crear el clima que justifique un tiroteo en el que terminen apareciendo muertos y, por lo tanto, silenciados. Sería grave: el trío tiene mucho por explicar.
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