EL PAíS
Cuatro ex presidentes de los ‘80 comentaron sus duras experiencias
Alfonsín, Sanguinetti, Sarney y Aylwin participaron en un foro en la Facultad de Derecho. Fue más un diálogo que un revival. Y hubo una coincidencia: la desigualdad social es la gran deuda.
En la década del ‘80, cuando Latinoamérica empezó a dejar atrás las dictaduras que durante años asolaron la región, todos fueron presidentes y a todos les tocó conducir la transición democrática en sus respectivos países. Ayer, el argentino Raúl Alfonsín, el chileno Patricio Aylwin, el brasileño José Sarney y el uruguayo Julio María Sanguinetti volvieron a reunirse como lo hacían en los foros de aquella época para comentar sus experiencias de gobierno y los desafíos que veinte años después enfrentan las democracias latinoamericanas. Y la conclusión unánime fue que la gran asignatura pendiente es la desigualdad social.
La razón del encuentro de los ex presidentes fue la conmemoración de los 20 años de la recuperación de la democracia en la Argentina. Alfonsín, Sarney, Aylwin y Sanguinetti se juntaron en el salón de actos de la Facultad de Derecho. La organización corrió por cuenta de la UCR, varios de cuyos dirigentes se acercaron a escuchar a los ex mandatarios: entre otros, estuvieron Leopoldo Moreau, Marcelo Stubrin, Federico Polak, Raúl Alconada Sempé y el senador Mario Losada.
El presidente Néstor Kirchner estaba también invitado a participar del acto –denominado “Democracia en América latina: Experiencias y Desafíos”– pero no concurrió. Sí envió, en cambio, un mensaje de adhesión y un saludo a sus ex colegas, en el cual destacó la importancia que todos tuvieron “en el desarrollo de la historia contemporánea” de la región y reiteró su compromiso de impulsar “la unidad latinoamericana con prosperidad y justicia social”.
El primero en hablar fue Alfonsín. Así lo dispuso quien fuera subsecretario de Asuntos Latinoamericanos de su gobierno, Alberto Ferrari Etcheberry, quien cumplió el papel de moderador y para no quedar mal con ninguno de los ex presidentes recurrió a la solución salomónica de darles la palabra por orden alfabético. En el estrado estuvieron también sentados el rector de la UBA, Guillermo Jaim Etcheverry, y el decano de Derecho, Atilio Alterini.
“Es necesario un Estado independiente de los poderosos de adentro y las potencias más fuertes”, sostuvo Alfonsín como viene haciéndolo en los últimos meses y remarcó que las deudas pendientes de la democracia en la región son “la pobreza y la educación”. Como suele hacer también en estos tiempos, elogió la gestión de Kirchner porque “defendió la dignidad de la Argentina en las negociaciones con el FMI”.
En su presentación, Alfonsín citó entre otros a Platón y señaló que “el Estado que queremos es el legítimo”, que “conquiste la democracia y no sólo la República. Es el Estado de la libertad más igualdad, con democracia económica”. En tono menos catedrático, criticó a Domingo Cavallo porque “destruyó la economía” argentina.
“Es difícil convencer a los que no tienen pan de los valores de la democracia, pero las democracias son las que pueden resolver las crisis”, manifestó a su turno Sarney. De los cuatro presentes, el brasileño es el de mayor vigencia: desde la presidencia de la Cámara de Senadores de su país, es uno de los principales aliados del presidente Lula Da Silva. Sobre su paso por la Presidencia de Brasil, Sarney recordó que una dificultad fue “conciliar transición con gobernabilidad”.
Aylwin hizo un repaso de sus días como presidente en los que tuvo que lidiar con el poder de los militares alineados con el dictador Augusto Pinochet.
“La democracia ha triunfado, pero no es una causa definitivamente ganada porque existe un fuerte unilateralismo por parte de Estados Unidos y sociedades desiguales con fuerte exclusión social”, opinó Sanguinetti. “Ese –añadió– es el desafío que enfrentan las democracias actuales.”