Martes, 7 de junio de 2016 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Pacho O’Donnell *
Fueron tres los máximos responsables de nuestra independencia en los campos de batalla: San Martín, Belgrano y Güemes. Ellos confiaron en el coraje y el patriotismo de nuestros gauchos, indígenas y afrodescendientes que formaron nuestros precarios ejércitos para derrotar a las bien provistas fuerzas que combatían a las órdenes del rey español. Los dos primeros son justicieramente honrados con feriados nacionales, no así el gran gaucho salteño, falencia que se trata de resolver con el oportuno proyecto de ley debatido hoy en las Cámaras legislativas.
El homenaje a Güemes se extiende por carácter transitivo al gaucho, ya no de la pampa, honrado con el Día de la Tradición y la exaltación de “Martín Fierro”, sino al de cerros y selvas, al entroncado en sangre y virtudes con los grandes jefes de la resistencia anticolonizadora de diaguitas, cachaquíes, quilmes, antecedente no siempre tenido en cuenta de nuestras luchas independentistas. Reconocer también su riquísima influencia en nuestra cultura aportando originales manifestaciones en la música, la poesía, la gastronomía, la vestimenta, las artesanías.
A Martín Miguel de Güemes lo adornaban las virtudes esenciales del gauchaje: patriotismo, coraje, lealtad, astucia, y en él confió San Martín la custodia de la frontera Norte mientras él bajaba a Cuyo para organizar la epopeya andina. Ambos diseñaron la “guerra de recursos” o “de guerrillas”, que don José había conocido en España durante la resistencia a la ocupación napoleónica, estrategia que permitió acosar, desmoralizar y derrotar a ejércitos experimentados y bien armados. Nuestro Libertador escribió: “Los gauchos de Salta solos están haciendo al enemigo una guerra de recursos tan terrible que lo han obligado a desprenderse de una división con el solo objeto de extraer mulas y ganado”.
El jefe salteño tenía innatas condiciones de líder y se ganó la confianza ilimitada de sus “infernales”, como les gustaba llamarse para amedrentar al enemigo, quienes lo sabían leal defensor de los humildes ya que siempre demostró una indesmayable sensibilidad ante la miseria y la desprotección lo que hizo que su gestión como gobernador salteño fuera definida como “radicalismo populista” (N. Shumway): repartición de tierras entre el pobrerío, protección de las industrias locales gravando los productos importados, reivindicación de los derechos indígenas. También se opuso al despotismo porteño que pretendió someter a las provincias.
Expreso mi total apoyo a homenajear a Güemes con el feriado del 17 de junio. Si fuera cierto que hay “demasiados” feriados propongo abrir el debate sobre algunos de los pintados de rojo en el almanaque, en especial el 12 de octubre, que “celebra” el comienzo de la sangrienta conquista de América por parte de Europa.
* Historiador.
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