Martes, 28 de junio de 2016 | Hoy
EL PAíS › LOS SECUESTROS EN LA PLANTA DE LA FORD SERáN JUZGADOS EN MARZO DE 2017
Guillermo Galarraga, ex gerente de Relaciones Laborales de la planta, era uno de los tres civiles que iba a ser juzgado por los secuestros de los obreros de la fábrica.
Por Alejandra Dandan
@Pedro Troiani conserva las imágenes aún frescas. Año 1976. La planta argentina de la automotriz norteamericana Ford Motors estaba ubicada en la localidad de Pacheco. Los Falcón eran uno de los modelos de mayor producción porque eran duros y duraban mucho tiempo. Troiani observaba a los militares pasar con los Falcon por los surtidores de la planta, donde cargaban combustible y salían sin patentes. Lo mismo sucedía con los militares de ronda por la Panamericana, cuando sus camiones entraban a la Ford para cargar combustible. Él era delegado de la sección montaje. Fue el último de los 24 obreros secuestrados por oleadas entre marzo y abril de 1976. Luego de haber visto que todos los días se llevaban a uno de sus compañeros, se atrevió, como dice, a ir a ver al Jefe del área militar “sin pensar lo pasaba”.
Hace una semana, el grupo de ex delegados de la Ford que impulsa sin paz desde hace casi cuarenta años la investigación por los secuestros, tuvo dos noticias. Por un lado, supieron que el Tribunal Oral Federal de San Martín, luego de muchísimas demoras, le puso fecha al comienzo del juicio oral para el próximo 14 de marzo. Por otro lado, se enteraron de la muerte de Guillermo Galarraga, entonces gerente de Relaciones Laborales de la planta, uno de los tres civiles que iba a ser juzgado en el juicio y la persona que sabía quiénes eran los integrantes de las comisiones internas y con quiénes se reunían los trabajadores. Galarraga tenía 92 años. Al saber la noticia, la esposa de Troiani se sentó a escribir un correo: “El círculo se está cerrando”, comenzó.
“Cuando nos enteramos de la noticia nos amargamos muchísimo porque creemos que esto es lo que la justicia pretende –dice Troiani–: pasa el tiempo y nos vamos muriendo y en definitiva este tipo que fallece fue procesado, pero muere sin un juicio final. Es un problema para todos, hasta para ese mismo hombre porque falleció, su familia sabe que estaba acusado de un crimen de lesa humanidad y en un juicio hubiese tenido la posibilidad de defenderse. Esperemos que quede al menos uno con vida para el juicio que empezará en marzo.”
La espera se prolonga desde hace años. Durante la vigencia de las leyes de impunidad, la CTA denunció en España la existencia de un centro clandestino en el predio de Pacheco de la Ford. El quincho que funcionó como el primer lugar de traslado y detención de los prisioneros también fue denunciado por Troiani durante los juicios de la Verdad, un testimonio con el que el fiscal Felix Crous pidió en 2002 la apertura de la causa. Pasaron más de diez años hasta que la justicia procesó a tres directivos vivos de la Planta. Además de Galarraga, fueron procesados Pedro Müller, gerente de manufactura, a quien los sobrevivientes describen como mandamás de Pacheco y verdadero jefe político y y Héctor Francisco Sibilla, Jefe de seguridad y uno de los hombres más recordados por su carácter de militar retirado del Ejército, luego contratado por la Embajada de Estados Unidos en seguridad hasta que se jubiló en 2004.
En enero de 2015, el Tribunal Oral Federal de San Martín tomó declaración de modo adelantado a dos testigos y ahora lleva 14 meses desde la apertura de las pruebas, paso previo al debate. En el último mes de mayo, el abogado de los delegados de Ford, Tomás Ojea Quintana, presentó un “pronto despacho” para reclamar una fecha de comienzo del juicio, en una jurisdicción con problemas endémicos por la acumulación de causas en el tramo de juicio oral. “Es un caso emblemático para dilucidar de qué forma se comportaron ciertos sectores productivos de nuestro país durante el terrorismo de Estado”, dijo el abogado. La resolución, sin embargo, no define la fecha. Dice que el juicio se hará si Cámara de Casación y el Consejo de la Magistratura se comprometen a integran las vacantes pendientes en el tribunal.
El debate atravesará varios tipos de análisis, que pese al cambio de época vuelve a interpelar no sólo al pasado, sino también al presente. Uno de esos ejes es la relación de la Ford con la dictadura. Y una demanda de los trabajadores para que la automotriz con sede central en Estados Unidos pida perdón por los crímenes. Otro temas es el análisis de los vínculos entre empresa, sindicato y trabajadores. Los delegados pertenecían a la lista verde, de la conducción oficial del Smata, pero estaban enfrentados a la conducción. “Para la época teníamos posibilidad de sacarle a la Ford compromisos y se los sacábamos, por eso nos marcaron: el día del golpe desapareció el cuerpo de delegados”, dice Troiani. Hasta entonces, la comisión interna había comenzado a negociar los convenios directamente con la dirección de la empresa sin el sindicato “porque tardaba demasiado en resolver los problemas”. El 24 de marzo de 1976 Galarraga los llamó a una reunión y les dijo que la vida sindical se había terminado.
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