Martes, 9 de agosto de 2016 | Hoy
EL PAíS › CRISTINA KIRCHNER INAUGURó UN CANAL COMUNITARIO
Por Julián Bruschtein
“Cuando el pueblo resiste, es porque quiere avanzar, no se quiere detener”, destacó la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner en medio de la Villa 31, rodeada de militancia y vecinos del barrio que la esperaron desde temprano. Invitada para inaugurar el canal comunitario Urbana TeVé, una señal abierta con alcance barrial, CFK arengó a los habitantes del barrio al grito de “la Villa 31 es el lugar más seguro del país”, enviando un mensaje además al gobierno macrista. Desde su reaparición pública, la ex presidenta mantiene una agenda en la que predominan pequeños actos con los que alienta a la reorganización y la suma de más militantes a su espacio político.
“La 31 me hace acordar al peronismo. Porque a esta villa, como al peronismo, muchos gobiernos quisieron hacerla desaparecer”, destacó ante una pequeña multitud que la esperaba a la entrada del barrio, después de su participación en el programa que dio inicio a la puesta en el aire del canal comunitario. Cristina Kirchner puso en el eje de su mensaje que se siente más cómoda entre la gente de los barrios que cualquier otro lugar. “Con el peronismo siempre pasó algo parecido, también con nosotros. Siempre hubo una cosa de querer hacer desaparecer todo lo que tuviera olor, color, forma y fondo nacional, popular y democrático”, agregó.
“Más que un acto esto parece un recital de rock y me dan ganas de bailar”, dijo apenas subió a la grúa que la elevó a modo de escenario mientras se escuchaba una canción de los Redonditos de Ricota. Atrás sonaban los bombos, cerca de la pancarta que pedía “libertad a Milagros”, por la líder de la agrupación Tupac Amaru detenida por orden del gobernador jujeño Gerardo Morales. Las pecheras de los militantes los identificaban con sus agrupaciones: La Cámpora, Miles, la Juventud Peronista, pero, mientras caían las primeras gotas de la tarde todas se unían bajo el mismo paraguas del cantito “vengo bancando el proyecto nacional y popular”. Las formas y la costumbre de los jóvenes que se acercaron a la política en los doce años de gobierno kirchnerista, que generan corridas y escenas con una pizca de histeria para acercarse a ella, también sumaban al marco de estrella de rock. Un poco más atrás la acompañaban Carlos Tomada, Andrés Larroque, Axel Kicillof, Edgardo Depetri y Héctor y Mariano Recalde, entre otros.
“Si de algo estoy orgullosa es de haberlos empoderado. Que nadie les diga que les regalaron nada o que no tenían derecho a tenerlo”, arengó la ex presidenta. Con los vecinos en los balcones de las viviendas, CFK insistió con la idea de que “nadie los convenza que lo que tenían, si tenían un buen trabajo, era mucho, que era mucho que todos los años cerraran paritarias libres por encima de la inflación, que se pudieran ir de vacaciones a fin de año, o darse un lujito de conocer algún país de afuera, que no es un lujo que los chicos puedan ir a la facultad, que no es un lujo que nuestros pibes coman cuatro veces al día”, y llamó a la participación política porque que “si ustedes no son capaces de defender las cosas que han logrado, nadie va a hacerlo por ustedes”. En medio de los aplausos destacó que “la 31 es el símbolo de la resistencia, porque desde los 70 que no la quieren donde está. Y resistir es para avanzar. Cuando el pueblo resiste es porque no se quiere detener”, abriendo nuevamente el paso a los vitores y las sonrisas de los vecinos que se sentían reconfortados por el reonocimiento.
La ex presidenta había llegado a la entrada de la villa de Retiro, detrás de un supermercado Coto, en su vehículo. El naranja de las construcciones de ladrillo hueco era interrumpido por el flameo de las banderas que las agrupaciones y organizaciones sociales colgaron a lo largo del estrechos pasillos de la villa. Las blancas y negras de la Tupac Amaru chocaban con la verdeazulado de Nuevo Encuentro cuando algún viento las arremolinaba. CFK se bajó del auto para hacer el último tramo caminando, generando el acostumbrado torbellino a su alrededor.
“Cristina, sos lo único que nos queda”, se escuchó del tercer piso de una de las edificaciones en el camino hacia el estudio de televisión. La ex presidenta levantaba la vista para saludar a las familias que se agolpaban en las ventanas de sus casas y aprovechaban para tomar fotos o filmarla. Algunos le acercaban papeles en los que mencionaban alguna necesidad o un mensaje de apoyo. “Es la única que se acuerda de nosotros. Acá todos votaron a (el presidente Mauricio) Macri, pero nadie se anima a decir que lo votó ahora que la estamos pasando peor”, aseguró a Página/12 Nidia, de 45 años, una vecina del barrio que explicaba que “soy villera de tres generaciones y ya pensaba que no íbamos a tener a nadie que se interesara otra vez por nosotros hasta que aparecieron Néstor y Cristina”.
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