Miércoles, 24 de agosto de 2016 | Hoy
EL PAíS › EL JUICIO POR LA DESAPARICIóN DE RICARDO CITTADINI
Por Ailín Bullentini
El Tribunal Oral en lo Criminal Federal número 5 comenzó a juzgar ayer a los ex policías federales Miguel Alcides Viollaz y Nicomedes Mercado por el secuestro, en 1976, de Ricardo Cittadini, un joven que había llegado desde Trelew a estudiar Ciencias Económicas en La Plata y allí había comenzado a militar en la Juventud Peronista. Cittadini fue la primera víctima del terrorismo de Estado en ser ilegalmente detenido en la Comisaría 28 de la ciudad de Buenos Aires. El hecho sucedió en agosto de 1976. “Yo me conformaría con que me dijeran qué le hicieron y dónde está mi hijo, esa sería la alegría más grande, pero no creo que lleguemos a eso”, evaluó Catalina Cittadini, madre de Ricardo y una de las cuatro testigos inaugurales del debate.
El inicio del juicio, programado para las 10 de ayer, se demoró poco más de media hora. Tras la lectura del pedido de elevación a debate oral elaborado por la fiscalía, que fue breve, Viollaz y Mercado, los únicos dos imputados por el secuestro de Ricardo Cittadini, que permanece desaparecido, se negaron a hacer declaraciones. Luego pidieron retirarse de la sala –ambos gozan del beneficio de la prisión domiciliaria–. Pero los jueces Oscar Alberto Hergott, Adriana Palliotti y Daniel Horacio Obligado no se lo permitieron. Durante la primera jornada, al menos, deberían escuchar qué tenía para decir la familia del muchacho que están acusados de secuestrar y torturar. Entonces, convocaron a los testigos: Catalina y tres hermanos de Ricardo.
La mamá de Ricardo, de 91 años, hizo una descripción breve de su hijo y relató con detalles su búsqueda: los primeros intentos y averiguaciones en Trelew, en donde la familia vivía desde que Ricardo tenía seis años; los viajes a Buenos Aires; los pedidos a cada familiar o conocido que se acercaba a “la capital” para que se encargaran de “trámites y presentaciones”; las “vueltas y mentiras” que recibió entonces sobre el paradero de su hijo –le habían dicho que estaba vivo en Misiones, luego que estaba preso y que iba a ser liberado en cinco años–; la “resignación a encontrar a Ricardito con vida”, tras diez años de búsqueda; la “desilusión” en la década “impune” de los 90 y la vuelta a la carga cuando las leyes de Obediencia Debida y Punto Final fueron anuladas. “La verdad es que este juicio me llega un poco de sorpresa, no esperaba vivir para pasarlo”, le confesó Catalina a Página/12 momentos antes de ingresar al estrado, acompañada por su abogado, Pablo Llonto. Entonces, adelantó el pedido que finalmente concretó a los acusados: “Díganme por qué lo detuvieron y qué hicieron ustedes con Ricardo, tengo 91 años y me queda poco tiempo, lo único que quiero es saber qué pasó”.
–¿Está entusiasmada por el comienzo del juicio? –le preguntó este diario.
–Tanto como contenta, no. Me dan pena estos pobres infelices, no quisiera estar en la conciencia de ellos. Yo me conformaría con que me dijeran qué le hicieron y dónde está mi hijo, ésa sería la alegría más grande, pero no creo que lleguemos a eso.
Luego declaró Roberto Cittadini, el primero de los tres hermanos de Ricardo que declararon ayer y el último integrante de la familia en verlo con vida, ya que pasó con él en Buenos Aires el último fin de semana antes de que lo secuestraran. “El sabía que estaba en peligro, no fue casual su secuestro, lo fueron a buscar”, contó ante el TOF 5.
Roberto también reprodujo los encuentros con Ricardo Camino Gallo, que había sido secuestrado por la patota de la comisaría 28 junto con Cittadini y pudo sobrevivir. Fue él quien dio aviso a la familia patagónica sobre lo que había ocurrido con el estudiante de Ciencias Económicas y militante de la JUP. Camino Gallo, que ya falleció, fue “fundamental para la causa”, puntualizó Eduardo Cittadini, otro de los hijos de Catalina que declaró ayer y que al igual que Orestes, aportaron información sobre la búsqueda de la familia.
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