[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Por Roberto A. Gallardo*

Tal como señala José González Faus (sj) en “Cristianismo y Justicia” Nº 121 (“¿Para qué la Iglesia?”), ...”si la Iglesia somos todos, de la Iglesia somos responsables todos en algún sentido, al igual que todos los ciudadanos tienen alguna responsabilidad en la marcha de su país”... Anteayer han circulado comentarios de algunos sectores de la Iglesia Argentina vinculados con la propuesta de designación que efectuara el gobierno nacional de la Dra. Carmen Argibay, para la cobertura de un cargo de juez de la Corte Suprema de Justicia.
Como parte del pueblo de la Iglesia y como miembro del Poder Judicial deseo hacer público mi rechazo a las prácticas persecutorias que quedan evidenciadas en partes del discurso jerárquico. La Dra. Argibay, como cualquier candidato, debe ser ante todo idónea, honesta y humana. En el ejercicio de sus futuras funciones deberá cumplir –es obvio– con los postulados constitucionales e instrumentos internacionales de derechos humanos.
Sus convicciones personales tanto religiosas como filosóficas deben ser respetadas y toleradas, máxime por quienes tienen la obligación de ser amplios y predicar con el ejemplo del amor por todas y cada una de las ovejas del rebaño, aun las diferentes.
¿No sería acaso más útil que los críticos eclesiásticos se cuestionaran sobre qué producto jurídico y político derivó de aquellos que se llenaron la boca con Cristo y en su nombre destrozaron nuestra sociedad? ¿De qué nos sirvieron jueces y funcionarios “creyentes” y asiduos concurrentes a la misa de domingo, si de lunes a sábados se dedicaron a dar cimiento a una sociedad individualista, egoísta y pragmática en el peor de los sentidos?
Con el Dr. Zaffaroni utilizaron la misma técnica. Ahora le toca el turno a la Dra. Argibay.
Como la Iglesia somos “todos” y los silencios pueden contribuir a la implantación de discursos únicos de peligroso efecto futuro, sólo quiero decir que al día de hoy prefiero las prácticas cristianas de los no religiosos que las prácticas anticristianas de los falsos creyentes.

* Juez en lo Contencioso Administrativo y Tributario. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.