EL PAíS › OPINION

Xenofobia

 Por Roberto Samar *

La xenofobia es el rechazo o la discriminación de una persona por ser extranjera. Estos discursos tienen un amplio anclaje en el sentido común, quizás porque es fácil responsabilizar a los migrantes de los problemas estructurales. Esto se debe a que se trata de un sector vulnerable y en situación de pobreza con poca capacidad para defenderse y para instalar otras miradas.

Recientemente, el senador Miguel Ángel Pichetto sostuvo que “el problema es que siempre funcionamos como ajuste social de Bolivia y ajuste delictivo de Perú”. En el mismo sentido, oportunamente, Mauricio Macri sentenció: “Pareciera que la ciudad de Buenos Aires se tiene que hacer cargo de los países limítrofes y eso es imposible. Todos los días llegan entre 100 y 200 personas nuevas a la ciudad, que no sabemos quiénes son, de la mano del narcotráfico y la delincuencia”.

De estas declaraciones se desprende que la responsabilidad del delito es de “ellos”, el chivo expiatorio sobre quienes canalizaremos nuestros problemas.

Sin embargo, el 94 por ciento de las personas detenidas en nuestro país son argentinas.

En este marco, los medios de comunicación juegan un rol clave. Legitiman miradas, formas de ver el mundo que pueden profundizar la discriminación y la violencia hacia los grupos históricamente vulnerables de la sociedad.

Esto ocurrió durante el menemismo. A modo de ejemplo, la revista La Primera colocaba en su tapa el título “La invasión silenciosa”, con la imagen de una persona en situación de pobreza con el Obelisco de fondo. Por debajo se afirmaba “les quitan el trabajo a los argentinos. Usan hospitales y escuelas”. Se construía un discurso que colocaba a un sector social como chivo expiatorio. La culpa es de “ellos”, los migrantes. Entonces se simplificaban los problemas. Se buscaba responsabilizar a los migrantes de la desocupación, la precariedad del sistema de salud y de la destrucción de la educación cuando, en realidad, eran consecuencias del modelo económico de exclusión.

Estos discursos xenófobos se actualizan y recrean.

Actualmente, Periodismo para Todos emitió un programa titulado “Argentina, país generoso”, en el cual se presentaba críticamente que extranjeros ejerzan su derecho a estudiar en nuestro país.

Según nuestra Ley de Migraciones, “el Estado en todas sus jurisdicciones asegurará el acceso igualitario a los inmigrantes y sus familias en las mismas condiciones de protección, amparo y derechos de los que gozan los nacionales, en particular lo referido a servicios sociales, bienes públicos, salud, educación, justicia, trabajo, empleo y seguridad social”.

Es decir, migrar es un Derecho Humano, y los migrantes que estudian y trabajan ejercen sus derechos.

La consecuencia de estos discursos es dejar de discutir la distribución de la riqueza, olvidarnos del modelo excluyente que se está implementando y concentrarnos en ellos, los supuestos responsables de nuestros problemas.

Como ocurrió en la década del 90, para tapar nuestros problemas se carga a determinados grupos vulnerables de las responsabilidades, corriéndonos el foco de atención. Como un mago que nos muestra un objeto para ocultar el resto.

Estos discursos no son inocuos. Contribuirán a la limitación de derechos de personas que viven en situación de vulnerabilidad social. Quienes probablemente luego sufrirán mayores niveles de violencia y discriminación.

* Licenciado en Comunicación Social (UNLZ). Docente de la UNRN.

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