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En Gualeguaychú salieron al cruce del informe de la CARU (la Comisión Administradora del Río Uruguay) que plantea que la contaminación de la pastera UPM-Botnia es leve. El senador Pedro Guastavino (FpV), oriundo de la ciudad, señaló que los nuevos representantes argentinos en el organismo binacional a cargo de la medición aceptaron utilizar parámetros más laxos que los permitidos. “Esto es producto del acuerdo (el presidente uruguayo) Tabaré Vázquez con Mauricio Macri, de terminar con la controversia sobre las plantas de celulosa”, advirtió. También desde la asamblea ambiental aseguraron que a UPM-Botnia “pasaron a aplicarle la norma más flexible”.

La difusión de los resultados del monitoreo de la planta estuvo trabada en los últimos años por la falta de acuerdo entre los representantes argentinos y uruguayos en la CARU sobre cuáles debían ser los estándares a aplicar. Por ejemplo, los argentinos planteaban que el fósforo que la planta de UPM introduce al río Uruguay no podía superar los 0,025 mg/litro: tomaban para esto la norma más exigente, en este caso el decreto uruguayo N° 253/1979. Ahora, los representantes argentinos en la CARU designados por el gobierno de Cambiemos, aceptaron que el límite permitido para esta sustancia sea de 5 mg/litro de efluente, es decir, 200 veces más alto. Para hacerlo tomaron como valor la norma menos exigente, en este caso del Digesto del Río Uruguay.

Otro ejemplo en el mismo sentido es el de la temperatura del agua: en este caso, el Digesto fijaba un parámetro más exigente (no volcar efluentes con una temperatura mayor “a las condiciones naturales del río”, que es de 19 grados), mientras que una resolución del gobierno uruguayo había habilitado a la pastera a que su efluente llegara hasta los 37 grados. Hasta diciembre, la posición argentina fue que había que defender el parámetro más estricto; en el informe dado a conocer esta semana se toma en cambio como límite tolerable los 37 grados, con el aval implícito de los nuevos integrantes argentinos de la CARU. “Es decir que fueron eligiendo las normas que más le convinieran a la pastera”, aseguró Guastavino.

Para Gustavo Rivollier, uno de los fundadores de la asamblea ambiental, los responsables del informe “fueron de orilla a orilla tomando los parámetros más laxos. Aplicaron la norma más flexible y no obstante encontraron que Botnia contamina”.

Los vecinos también remarcan que el monitoreo fue parcial, y que del plan acordado por los presidentes José Mujica y Cristina Kirchner “sólo se hizo un 30 por ciento”. Por esto, sus datos también deben ser tomados como un recorte de la realidad.

Un segundo tema es cómo presentaron el informe los grandes medios. Clarín tituló que el informe “determinó que contamina más Gualeguaychú que la planta de Botnia”. Para los vecinos es una afirmación sin sustento, pero que además busca cambiar el eje de la discusión. “Este es el comienzo de la gran desinformación producida por los medios: ha comenzado el trabajo del Grupo Clarín, TN y demás con una gran mentira”, sostuvo el asambleísta Martín Alazard. “Lo más importante es analizar las grandes verdades y una de ellas es que se reconoce oficialmente la contaminación que produce Botnia, tal como siempre y desde un principio sostiene la Asamblea Ambiental. También se reconoce que el río Gualeguaychú está contaminado, cuestión que la asamblea también lo ha venido diciendo permanentemente y que nadie ha discutido. Esta es otra realidad que hay que trabajarla internamente. Creo que el título de Clarín es malicioso, y daña a la asamblea y daña la imagen de Gualeguaychú y a las luchas ambientales en general”.

Alazard agregó que “la gran mentira es decir que Gualeguaychú contamina más al río Uruguay que Botnia. Está comprobado científicamente que la magnitud de la contaminación que produce Botnia con la producción de pasta de celulosa que tiene, equivale a 23 parques industriales como el de Gualeguaychú”.