EL PAíS › EL CONSUL EN NUEVA YORK TAMBIEN ATIENDE UNA EMPRESA DE ARREGLOS Y PLOMERIA
Cuando se pinche un caño llámelo a Vignaud
Radiado ya en viajes anteriores, el cónsul Vignaud no participó en la programación del viaje que Kirchner emprende hoy a Nueva York, pero se hizo tiempo para prestar atención a la empresa que mantiene gracias a la estructura del Estado nacional, que hasta le paga la cuenta de celular.
Por Martín Granovsky
La función de un cónsul argentino es ocuparse de los intereses argentinos. Incluidos, por supuesto, los del propio funcionario. Por eso el cónsul en Nueva York Juan Carlos Vignaud amplió las funciones de su representación y atiende una empresa de mantenimiento, plomería y reparaciones hogareñas utilizando los recursos del Estado nacional.
En los Estados Unidos los plomeros tienen reminiscencias de espionaje. Se disfrazaron de plomeros los espías de Richard Nixon que en 1972 instalaron micrófonos en la sede del opositor Partido Demócrata. ¿Habrá montado Vignaud una red de espionaje en el Estado de Nueva York? En ese caso, la tapadera fue diseñada con extremo cuidado.
El embajador hizo circular volantes de HomeOwners Associates, LLC, una empresa que según sus dueños es “la solución para el mantenimiento y la mejora del hogar”.
Homeowners tiene tres divisiones.
Una es la división de administración hogareña. “Nuestra misión será detectar y resolver cualquier problema en su casa”, promete.
Otra es la división de catering. Ofrece servicios para “cóctel, recepción o cena de modo de asegurar un hecho social exitoso”.
La tercera división es la de mantenimiento y mejoras, que tiene una oferta imbatible. HomeOwners reemplaza puertas y cerraduras, cambia los vidrios rotos, arregla cajones, repara duchas, sustituye lámparas e instalaciones eléctricas y pone a punto los tomacorrientes.
Los volantes de propaganda tienen el precio (un abono mensual de 29 dólares con noventa), una dirección de correo postal y dos teléfonos.
La dirección es P.O. Box 70, en Purchase, una localidad de las afueras de Nueva York. Código postal 10570 y 100070.
Pensando otra vez en una fachada, ¿cuál es el valor estratégico de Purchase? Los bosques. Los ciervos. Las residencias de clase alta. La hora larga de auto hasta Nueva York. Los clubes de golf. La abundancia de cuatro por cuatro, BMWs, Rovers y Mercedes. Los jardines cuidadísimos, como de castillos del Loire. Negocios donde es fácil conseguir buen champagne francés y caviar en toda su gama. Alguna buena joyería en medio del campo. Cafés. En Purchase también hay un gran campus de la State University of New York (SUNY-Purchase), que tiene una importante escuela de danzas y música. Eso agrega una población estudiantil al lugar. Por eso hay más bares que en otros pueblitos.
Una búsqueda de Página/12 en Internet permitió comprobar que la empresa del volante efectivamente tiene sede en la bucólica Purchase. Figura en las páginas amarillas del Yahoo como Home Owners Management Associates LLC y la dirección es 11 Edgewood Lane. De Purchase, claro.
Una coincidencia, porque esa dirección es la misma que la dirección de la residencia del cónsul Vignaud.
Es decir: según la información que puede obtenerse en Internet, una empresa privada funciona en una residencia que paga el Estado argentino al cónsul sólo para sus tareas como funcionario nacional y no para ningún negocio privado. Por otra parte, cuando llegan a destino los diplomáticos pueden dar clase pero no deben montar, por ejemplo, kiosquitos de hot dogs, consultorías de todo tipo, peluquerías para gatos o plomerías.
Por la residencia, los ciudadanos argentinos pagan 16 mil dólares mensuales de alquiler. Está situada en un lugar demasiado distante de Manhattan como para que tenga el uso habitual de cualquier residencia diplomática, o sea relaciones políticas, empresariales y culturales. Ni siquiera los empleados del consulado aceptaron ir a una de las escasas recepciones que Vignaud brindó en el último año. La casona de Edgewood sirvió y sirve, eso sí, para cobijar a Carlos Ruckauf, antes como canciller y ahora como diputado nacional, en los viajes que emprende a Nueva York para ver a su nieta.
Los ciudadanos pagan también el teléfono celular de Vignaud.
Uno de los volantes indica dos números de contacto. El primero permite hacer llamadas por cobrar. Es el 1.877.369-6377. Un llamado comprobó que no funciona. Otro, que en algunos volantes está agregado a mano, es el 1-914-251-0039. Al llamar desde Buenos Aires anteponiendo dos ceros se escucha un mensaje que ruega comunicarse con otro número: el 001-917-573-2855.
Se trata de otra feliz coincidencia, porque ése es el celular personal del cónsul Vignaud.
Cualquiera podrá pensar que es un teléfono que paga Vignaud de su bolsillo. Error: una veloz averiguación interna llevará a confirmar que la factura llega a nombre del Consulado General de la República Argentina.
El miércoles último, poco antes del mediodía de Nueva York, una mujer llamó desde Manhattan al 1-917-573-2855 (que ayer estuvo todo el día apagado). Este fue el diálogo, que aquí se traduce del inglés al castellano:
–Hola, hablo por el servicio de HomeOwners. Llamé al 1-914-251-0039 y recogí este número en la máquina.
–Sí, este es el número correcto –respondió una voz masculina.
–Una amiga me pasó el volante y quería saber las características del servicio.
–Es como figura allí. Usted tiene que firmar un contrato anual por el que paga 29,90 dólares por mes y por esa suma tiene cobertura para todos los servicios.
–¿En qué zona está ubicada la empresa? Porque yo vivo en Harlem, en 100 y Lexington.
–Ah, no, perdón, solo atendemos en Connecticut.
Las pericias de voz son complejas, y quizás el tema no merezca tanto trabajo, pero si la morosa sección administrativa de la Cancillería tiene alguna duda puede pedirle a Vignaud su lista de llamadas entrantes o preguntar a empleados antiguos del consulado las referencias sobre la inclinación del embajador por el bricolage y la plomería.
En cuanto a la mujer que hizo la comunicación, su identidad por ahora se mantiene en reserva. Sin embargo, está dispuesta a dar su nombre y apellido.