EL PAíS › KIRCHNER RECORDO LA AMIA AL
RECIBIR UNA DISTINCION EN LOS ESTADOS UNIDOS
“Sentimos vergüenza por los diez años”
Dos mil personas aplaudieron al presidente argentino cuando dijo que no habría impunidad por los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA, y el Gobierno informó que después del discurso el número dos de la DAIA se acercó a pedirle disculpas.
Por Felipe Yapur
Lo aplaudieron siete veces. La última, cuando improvisó una frase: “Sentimos vergüenza por los diez años que se están por cumplir de este horrible e incalificable atentado a la AMIA”. Y cuando la remató de este modo: “Algunos contribuyeron desde el Estado para tratar de evitar la investigación, y otros compartían el interés por desviar el rumbo”. Así cerró el presidente Néstor Kirchner su discurso ante el poderoso Comité Judío Americano.
Kirchner habló en la cena del National Building Museum, una enorme construcción con un recinto de 200 metros por 100 muy cerca de la Corte Suprema de Washington.
A la reunión, que es la gala anual del CJA, asistieron dos mil personas.
El organismo de derechos humanos le regaló a Kirchner un ejemplar del Deuteronomio con la frase talmúdica “Justicia, justicia perseguirás”.
En su discurso, el Presidente dijo: “Tengan la seguridad de que construyendo una Argentina plural, con consensos e inclusión social, sólo habrá lugar para la verdad, y que sea quien sea el responsable, o sean quienes sean los responsables, la justicia llegará”. Al final prometió trabajar “junto a todos los argentinos, a la AMIA y a otras organizaciones judías, con la verdad y la justicia por una nueva Argentina”.
La sorpresa vino al final. Luego de la cena el Gobierno informó a través de un funcionario que el vicepresidente a cargo de la titularidad de la Delegación de Asociaciones Israelitas de la Argentina, Jorge Kirzenbaum, se acercó a Kirchner, lo felicitó por el discurso y le pidió disculpas.
Kirzenbaum es el mismo dirigente de la comunidad judía que el miércoles emitió un comunicado de la DAIA criticando que el CJA estuviese por otorgar una distinción a Kirchner por su papel en el resguardo de los derechos humanos y en la remoción de frenos estatales para la investigación del atentado a la AMIA del 18 de julio de 1994.
El número dos de la DAIA mostró así su fastidio por la desclasificación de una parte de los archivos de la Secretaría de Inteligencia del Estado y el reciente desplazamiento del comisario Jorge Palacios, de la Policía Federal. En los últimos años, Palacios estuvo a cargo de la pesquisa sin que la investigación fructificara en un resultado concreto como lo consiguieron los expertos españoles en 16 luego del atentado de la estación de Atocha.
Antes se habían derrumbado tres piezas de esa pesquisa sin saldos: el juez Juan José Galeano y los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia.
Además de aludir, sin nombrarlos, a Carlos Menem o a la propia DAIA, Kirchner se diferenció de ellos al utilizar su discurso para homenajear al rabino Marshall Meyer, “por su tarea a favor del respeto a los derechos humanos”.
“Como ustedes saben, era de origen judío y nacionalidad norteamericana, vivió en nuestro país, resistió y se opuso a la dictadura terrorista, fue fundador del Movimiento Judío por los Derechos Humanos y se caracterizó por su valiente actitud que le permitió salvar muchas vidas”, dijo Kirchner sobre Meyer, de quien recordó que era dirigente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, integró la Conadep y murió en Nueva York en 1993.
Fundado en 1906, el American Jewish Committee es la institución de derechos humanos más antigua de los Estados Unidos. Uno de sus ex presidentes fue corredactor de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y otro fue abogado de Martin Luther King en su lucha por los derechos civiles de los negros.
Ante un auditorio sensibilizado por el terrorismo, Kirchner definió que los atentados contra la Embajada de Israel, en 1992, y el de la AMIA “son el antecedente más evidente y cercado de lo sucedido el 11 de septiembre en este país”.
El Presidente eligió conectar esos atentados con la investigación del pasado de violaciones a los derechos humanos.
Se comprometió a evitar “revanchismos o nostalgias del pasado”, pero dijo que “la lucha contra la impunidad en el tema de los atentados como en el tema de los desaparecidos y el de la recuperación de las criaturas secuestradas –hoy ya jóvenes de casi 30 años– ocupan un lugar en nuestra agenda”.
Introdujo por primera vez entre sus argumentos el de “pobreza cívica”, a la que puso en paralelo con la “pobreza económica”.
“El dolor por los oficinistas de las Torres Gemelas, por los que esperaban ser atendidos en la AMIA, por los que en tren viajaban hacia su trabajo en Madrid, por los que concurrieron a la embajada (de Israel) y encontraron la muerte, debe ir de la mano del dolor por los que sufren pobreza o exclusión, o los que enfrentan cualquier tipo de discriminación”.
Y en lugar de fórmulas como “judeoargentinos” utilizó la expresión “los compatriotas judíos”, que “aportan a nuestra diversidad y comparten suerte con el resto de los que habitamos la Argentina y mucho tienen que aportar a la memoria”.
También hizo dos precisiones que hasta ahora sólo eran patrimonio de organismos de derechos humanos pero no habían sido asumidos por el Estado:
- La comunidad judía es algo más del uno por ciento de la población argentina, pero “las víctimas de origen judío de la dictadura constituyeron casi un once por ciento de los afectados”.
- “Eran objeto de un maltrato especial por el solo hecho de ser judíos”.
La contraparte del CJA es la AMIA. Su presidente, Abraham Kaul, estaba en Washington.
“Ningún otro presidente había viabilizado lo que él llevo a cabo sobre los atentados”, dijo Kaul después del discurso, y elogió que se abrieran los archivos de la SIDE y los de la Policía Federal, “donde se trabaja desde la semana pasada”.
Kirchner terminó anoche su visita relámpago a Washington y después de la cena volvió a Nueva York, desde donde hoy mismo regresará a la Argentina.