EL PAíS › EL PRESIDENTE SE REUNIO CON LUIS JUEZ Y JOSE DE LA SOTA EN CORDOBA
Llegó K. y todos terminaron felices
Kirchner estuvo por algunas horas en la ciudad y se vio con el intendente y el gobernador, ambos duros adversarios. Entregó subsidios, destacó la idea de transversalidad y llamó “mi amigo” al intendente. Luego se vio con De la Sota, con quien mantuvo una reunión por 40 minutos.
Por Camilo Ratti
Desde Córdoba
El presidente Néstor Kirch-ner visitó la ciudad de Córdoba y dejó contentos a todos. Y no era para menos: trajo dinero fresco para obras importantes en el ámbito municipal y provincial y dejó en claro que se siente muy cómodo con el intendente Luis Juez, a quien varias veces lo presentó como “mi amigo”. Ante unas tres mil personas de diferentes corrientes políticas que se congregaron en la Municipalidad, defendió su proyecto de transversalidad política y deslizó algunos dardos para el duhaldismo y las empresas privatizadas. Luego de “zambullirse” entre la gente, partió en caravana hacia la Casa de las Tejas para encontrarse con el gobernador José Manuel de la Sota. Ahí mantuvieron una inesperada reunión de más de 40 minutos a solas, que sirvió para “poner paños fríos” a una relación que no es buena (ver aparte).
En un día bien patagónico, nublado y muy frío, el presidente Kirchner y su comitiva aterrizaron en suelo cordobés a las 12.40, una hora después de lo anunciado. Llegaba para cumplir una visita que se demoró más de lo esperado por las dos máximas figuras políticas mediterráneas, Juez y De la Sota. Aunque cada anfitrión tenía expectativas diferentes sobre la visita del jefe de Estado. El primero, un aliado en su proyecto de transversalidad, aguardaba ansioso el anuncio de importantes desembolsos nacionales para concretar obras en una ciudad que quedó devastada luego de la gestión del liberal-menemista Germán Kammerath. El segundo, un rival directo en el seno del justicialismo, reclamaba desde hacía rato una conversación “cara a cara” con el primer mandatario para limar asperezas en cuanto a la coparticipación federal y al financiamiento por parte de la Nación de las deudas provinciales.
Luego de un fugaz recibimiento por parte de Juez y De la Sota en el aeropuerto Ambrosio Taravella, el único momento para “la foto” de los tres gobernantes, el Presidente partió hacia el acto que Juez le había preparado en la explanada del Palacio Municipal. Después de unos 20 minutos a solas con el intendente cordobés (ver recuadro), Kirchner, flanqueado por el vicegobernador Juan Schiaretti (quien lo acompañó notoriamente durante toda la jornada), habló ante unas dos mil personas, en un discurso que tuvo claros destinatarios. “Hay que promover un Estado federal con todos los que son del partido de uno y los que no son”, en alusión al matrimonio De la Sota-Riutort, quienes días antes habían criticado al Presidente por “haberse olvidado del federalismo que por años defendió como gobernador”. Pero los dardos presidenciales no cesaron: “Las privatizadas, sectores de la sociedad y de la dirigencia tienen miedo de poner en marcha el país. Son los sectores que tratan que todo siga igual”, aseveró.
Culminado el acto, Kirchner se “zambulló” entre la gente, que no dejó de expresarle su cariño entre forcejeos y empujones clásicos del “estilo K”. De ahí partió hacia el encuentro con De la Sota, en una caravana que lo tuvo de nuevo como protagonista: con medio cuerpo fuera de la ventanilla, la gente se le colgaba, lo abrazaba y hasta llegó a recibir un par de medias que le regaló un vendedor ambulante que se acercó para tocarlo.
La calidez y el desenfreno popular de este primer tramo de la visita oficial terminaron en las puertas de la Casa de las Tejas, donde lo esperaba el gobernador. Allí transcurrió una “clásica reunión de dirigentes”, según la definió el propio Presidente a través de uno de sus colaboradores más cercanos, pero tuvo una particularidad: Kirchner y De la Sota hablaron a solas durante cuarenta minutos, cuando nadie lo imaginaba ni estaba en la agenda. Calificada por el propio Presidente como “buena”, la reunión giró en torno de la polémica Ley de Coparticipación Federal, que tenía enfrentados a los dos mandatarios, y al pedido del gobernador para que Córdoba acceda al Programa de Financiamiento Ordenado, con el fin de que pueda afrontar sus deudas con la Nación. “La coparticipación es un problema de plata, en el cual cada uno defiende los intereses que representa. Yo al de los cordobeses y el Presidente al de todos los argentinos”, disparó el Gallego. Antes de partir rumbo al aeropuerto, Kirchner aceptó que existen diferencias en este asunto, pero coincidió con De la Sota en que “es un tema que hay que discutirlo y tomarse todo el tiempo que sea necesario para construir un país más armónico e igualitario”.
A las cinco de la tarde todos festejaban. Juez por el explícito apoyo de Kirchner. De la Sota porque recibió dinero para obras y porque tendió un puente de negociación con la Nación. Y Kirchner porque otra vez fue “mimado” por la gente, recibiendo un apoyo popular que es la columna vertebral de su gobierno.