EL PAíS › LOS ENCUESTADORES ANALIZAN COMO LLEGA KIRCHNER A LOS DOCE MESES
Un año, con los números arriba
El fenómeno de la popularidad del Presidente no afloja, y llega al año con cifras muy superiores a sus antecesores en democracia. Las razones se reparten entre la mejora de la economía y los indicadores
sociales y el estilo personal y político de Kirchner. Cuatro cuestiones sobre el pasado, el presente y el futuro de la gestión.
Por Raúl Kollmann
Todos los encuestadores, incluyendo los que han trabajado tradicionalmente para candidatos de centroderecha, para el radicalismo o gobernadores que hoy están más o menos enfrentados con Néstor Kirchner, coinciden en que el Presidente ostenta una imagen positiva altísima, muy superior a la conseguida por Raúl Alfonsín, Carlos Menem o Fernando de la Rúa cuando cumplieron doce meses de gobierno. Igualmente, la mayoría de los consultores cree que en los últimos dos meses la popularidad de Kirchner bajó levemente, aunque todos están de acuerdo en que hoy el primer mandatario arrasaría en una elección presidencial, sobre todo porque la oposición no logra ubicarse todavía. La baja en el desempleo, la pobreza, la marcha de la economía, el estilo cercano a la gente y distanciado de las estructuras partidarias y el haber limitado a los establishment externos e internos son reconocidos por el ciudadano común como los puntos más fuertes de la gestión K. El alto nivel de confrontación, un discurso cerrado en la cuestión de los derechos humanos y algunos déficit en el área social fueron citados por los encuestadores como puntos débiles. En sintonía con estos últimos diagnósticos, los consultores tienden a recomendarle a Kirchner que busque mayores consensos en este segundo año, aunque todos consideran que su imagen va a seguir siendo alta, muy por encima del 50 por ciento de aprobación.
Estas fueron las respuestas a las cuatro preguntas formuladas por Página/12 a Manuel Mora y Araujo, de Ipsos-Mora y Araujo; Enrique Zuleta Puceiro, de OPSM; Artemio López, de Equis; Graciela Römer, de Römer y Asociados; Analía del Franco, de Analogías; Eduardo Fidanza, de Catterberg y Asociados, y Heriberto Muraro, de Telesurvey.
1 ¿Cómo está la imagen del presidente Kirchner? Muchos dicen que viene
cayendo: ¿Cómo viene
evolucionando y cómo cree que va a evolucionar?
Manuel Mora y Araujo: “La imagen actual es muy buena, y en general hay que decir el año fue muy bueno. Termina con algunas incertidumbres, pero diría que aparecieron problemas y aun así el desgaste ha sido pequeño. Este gobierno recoge expectativas muy altas y yo creo que va a seguir teniendo buena imagen. Indudablemente el éxito de la gestión será menor, porque hay dificultades en el mundo, en Brasil y apareció la crisis de la energía. Esos elementos le van a hacer perder algo de imagen positiva, pero no mucho. Tiene a su favor que la gente tiene las expectativas, lo ve bien, no hay una oposición fuerte y por lo tanto no hay oferta alternativa”.
Heriberto Muraro: “Una tasa de popularidad del 70 por ciento es altísima, incomparable, un milagro. Ningún presidente la tuvo. Por lo tanto, Kirchner cuenta con un gran capital y tiene todavía margen para perder 20 puntos de imagen. No hay dudas de que las opiniones positivas van a bajar porque se acabó la luna de miel. Nadie la mantiene indefinidamente. Por lo tanto se producen decepciones, en especial porque las cuestiones de fondo como el trabajo y la seguridad llevan mucho tiempo. Entonces se producen decepciones”.
Hugo Haime: “Es el único presidente que en el primer año creció en imagen. Eso no lo consiguieron ni Alfonsín ni Menem ni De la Rúa, los presidentes que llegaron por elecciones. La clave está en que el Presidente genera altísimos niveles de confianza. Hay dos Genera altísimos niveles de confianza. Hay dos K. El primero es el dirigente político, porque encarna un nuevo estilo, la demanda de una nueva política, comprometido con la gente, con el interés nacional, en ruptura con los aparatos políticos. El otro Kirchner, el gestionador, es menos exitoso y, sobre todo, va a ser evaluado de ahora en adelante. Hay alto nivel de demanda en temas como trabajo, seguridad o mejores condiciones de vida. Ahora es el momento de mostrar su capacidad de gestión”.
Artemio López: “La lectura estática es que la evolución respecto al primer trimestre es levemente descendente, de 90 a 80 y pico de opiniones positivas. No vemos grandes alteraciones, sí una caída lógica respecto del primer trimestre y del verano en que hubo una verdadera euforia, especialmente a partir de lo que se vio en los lugares de vacaciones. Ahora, tan relevante como esa o más todavía es medir la imagen contra el sistema de oposición política. Si analizamos el poderío electoral con los que compitieron en 2003, mientras el volumen electoral de Kirchner creció un 173 por ciento, Menem, Rodríguez Saá, López Murphy y Carrió caen notoriamente. ¿Qué va a pasar de ahora en adelante? Todo dependerá de la gestión. No hay marketing ni artilugios de comunicación que, hasta ahora, fueron entre malos y muy malos. Depende de la gestión: crecer con equidad y mejorar la calidad institucional. La previsión es que no habrá grandes caídas y la imagen presidencial va estar por encima del 50 por ciento”.
Analía Del Franco: “La imagen presidencial se mantuvo hasta fines de marzo y primeros días de abril, cuando empezó a registrar un pequeño descenso en lo que yo llamaría el síndrome ESMA-Blumberg. Pero a partir de fines de abril, después del plan de seguridad, se vuelve a recomponer. Es difícil mantener semejante nivel de imagen, pese a que en las últimas semanas está en ascenso. Se lo valora como dirigente político, pero hoy algunos cuestionan un poco la gestión. Yo diría que si no hay un fuerte problema económico, las opiniones positivas se pueden mantener entre el 70 y el 75 por ciento.”
Eduardo Fidanza: “Registramos, en efecto, un descenso en la aprobación presidencial a partir de febrero, cuando Kirchner alcanzó el 80% de imagen positiva. Respecto de la evolución futura, pienso que si no ocurren hechos políticos o económicos adversos y la crisis energética se mantiene bajo control, es probable que el Presidente conserve índices relativamente altos de aprobación durante los próximos meses”.
Graciela Römer: La mayoría de las encuestas coinciden en que el Presidente sigue manteniendo niveles de popularidad superiores al 60%, aun cuando registra una caída de entre 10 y 15 puntos. Creo que ello es consecuencia del cambio de clima que produjo la irrupción del tema inseguridad pública en la agenda de la sociedad. La manifestación que encabezó Blumberg reorientó fuertemente las expectativas sobre el Gobierno y aceleró los tiempos que la sociedad otorgaba al Gobierno para dar respuesta a los problemas que considera prioritarios. Hoy, hay una actitud más demandante de resultados a corto plazo en temas como la inseguridad, desempleo, mejora en los niveles de ingreso. La evolución depende de muchos factores. Pero la marcha de la economía por un lado y de la creatividad e iniciativa del Gobierno en el manejo y comunicación de los problemas de la gente son los principales.
Enrique Zuleta Puceiro: “Cabe recordar que Kirchner alcanzó un 75% de apoyos después de la primera vuelta y ese vuelco demolió las posibilidades de Menem para la segunda vuelta. Desde entonces, alrededor de un 75% de la opinión publica ha acompañado su desempeño. Las variaciones han sido mínimas pero el promedio se ha mantenido. Tuvo descensos por debajo del 70% en agosto o septiembre pasado y picos de más del 80% en enero o febrero de este año. En la actualidad, su imagen de desempeño llega al 78%. Sin embargo importa señalar otros aspectos. Un 65% piensa que Kirchner se ha desempeñado mejor de lo que esperaba a comienzos de su gestión y un 62 por ciento piensa que cuenta con todas las aptitudes necesarias para afrontar la agenda que se abre a partir de este momento. Un tercio de la población tiene dudas, juicio que se explica por las dudas que sigue suscitando su gobierno visto como un conjunto de equipos que gestionan distintas áreas de gobierno”.
2 ¿Cuáles son los puntos fuertes y los puntos cuestionados en este
primer año de gobierno?
Artemio López: “El punto más fuerte, haber reconstruido la autoridad presidencial. Se decía que era un presidente débil y ahora todo el mundo admite que la autoridad está allí. Me parece decisivo como punto fuerte, la gran impronta en la generación de empleo, 70.000 empleos privados por mes, mucho más intenso que en los ‘90. Otro elemento clave: hay casi 7 millones de personas que dejaron de estar entre los pobres e indigentes. El punto débil es la comunicación: Comunica mal, no comunica o a veces las confusión es bastante notable. Creo que hay una sobreactuación en alguna perspectiva: se encapsuló demasiado en el tema derechos humanos, apuntando a algunos grupos, al establishment de los derechos humanos. Creo que puede llegar perfectamente al conjunto de la gente, pero con una perspectiva menos estrecha”.
Zuleta: “Los puntos fuertes son el gradualismo realista de la política económica de Lavagna, el enfoque de la política exterior, particularmente en lo que se refiere a la afirmación de los intereses nacionales, frente a la pobreza lamentable del ‘realismo periférico’ del menemismo. Gravitan muy favorablemente la política de derechos humanos, el enfrentamiento con los gobernadores y estructuras tradicionales del justicialismo y la actitud de no transar frente a presiones políticas y económicas internas y externas. Los puntos más débiles están en las políticas sociales, donde más allá del prestigio que se reconoce a los ministros, no se ven ideas nuevas en marcha. La seguridad ciudadana y la política de empleo suscitan mayores dudas que las de la etapa Duhalde”.
Mora y Araujo: “Los puntos altos son que representa la posibilidad de una dirigencia no basada en aparatos partidarios, que están muy desprestigiados: se le ve coraje, energía para contrabalancear los grupos de poder, a los que la mayoría considera que hay que ponerles límites. Las debilidades, el Gobierno no tiene visión de largo plazo, esto le va acumulando contradicciones y todos los días pone sobre el tapete un enemigo. Le es redituable hasta ahora, pero eso lo va a desgastar. El argentino medio dice ‘ya peleaste bastante, empezá a sumar’”.
Römer: “Me parece que lo central del Gobierno es haber logrado avanzar sustantivamente en la reconstrucción de la autoridad del Estado. No deberíamos olvidar dónde estaba Argentina hace no más de dos años. Es cierto que existen enormes deudas sociales e institucionales en el país. Pero ningún cambio es posible sin una fuerte legitimidad y poder político. Los argentinos tenemos una proclividad enorme a pensar mágicamente, a creer que lo excepcional es eterno y a que el corto plazo es el futuro. Sostener condiciones de gobernabilidad es una tarea difícil. Creo que los deficit no tienen tanto que ver con aquello que no puede resolverse en el corto plazo (inseguridad, desempleo, pobreza, inequidad, baja calidad institucional) sino con crear condiciones políticas más amigables para acelerar los tiempos que lleven a esas reformas”.
Fidanza: “La opinión pública ha dado su apoyo mayoritario a las acciones más fuertes y características de Kirchner durante este año, tanto en la sustancia como en el estilo. Me refiero básicamente a la reestructuración de la cúpula de las FF.AA., la política de derechos humanos, los cambios en la Corte Suprema y la negociación con el FMI. En cambio, el discurso en la ESMA, el recrudecimiento de la interna peronista, la inseguridad y la crisis energética, si bien no opacaron la gestión presidencial, suscitaron mayores reparos y críticas”.
3 ¿Quién encarna la
oposición? ¿Cómo está la imagen de los opositores? ¿Cómo saldría hoy una
elección presidencial?
Römer: “La oposición, por la crisis de los partidos políticos, es en la actualidad una oposición mediática, dispersa, y de actores individualesmás que institucionales: Carrió, López Murphy, Blumberg, algunos medios de comunicación y periodistas son quienes hoy representan el difuso espectro de la oposición. Ello no es bueno para la salud institucional del país. Hoy parecería difícil pensar que el Presidente pudiera perder una elección. Es el político con mejor imagen y no hay en el panorama opositor quien encarne una alternativa ganadora”.
Zuleta: “La oposición presenta facetas diversas. Hay una oposición institucional, que está ocupada casi exclusivamente por el radicalismo. A pesar de sus serios problemas de identidad y reorganización, es vista como la única fuerza capaz de ejercer contrapesos institucionales. Hay una oposición que podríamos llamar moral, que está ocupada por Elisa Carrió. Hay una oposición en las calles que está representada por los piqueteros. Y hay una oposición en el terreno de los diagnósticos, las ideas y el control cotidiano de la calidad del Gobierno, que es ocupada por el periodismo y algunos comunicadores sociales. Los grandes medios periodísticos ejercen una posición ambigua, siguiendo en general sus intereses y estrategias empresarias. Pero el periodismo avanza hacia la configuración de un polo decisivo, puesto que en general apoya a Kirchner, aunque de un modo cada vez más crítico”.
Del Franco: “Los opositores están buscando un lugar cómodo desde el cual hacer oposición. No es sencillo confrontar con un gobierno que tiene alta popularidad. Deberían estar en el proceso de construcción de un discurso alternativo. No importa que no tengan un lugar protagónico porque tal vez este no sea el momento, pero tienen que recrear su credibilidad y encontrar ángulos de oposición que sean efectivos, creíbles. Hay un 70 por ciento que quiere una oposición constructiva, que no la ve. Si bien los dos opositores principales, Carrió y López Murphy, tienen un aceptable nivel de popularidad, por ahora no aparecen con un discurso que entre en la gente. Para la población los grandes opositores son los piqueteros, que tienen hoy bastante espacio. A Duhalde no lo perciben como un opositor y la gente no quiere que se peleen. En general, a los ciudadanos no les gusta que los políticos se peleen”.
Artemio López: “Lo que se observa es no hay una oposición. Hoy Kirchner sacaría más del 50 por ciento, el más cercano es López Murphy, que tendría algo más del diez por ciento. Igual habrá que verlo en el momento. Es un déficit la inexistencia de una oposición”.
Heriberto Muraro: “La oposición más peligrosa es él mismo. Kirchner debería cuidar a la oposición, porque siempre es bueno tener a alguien que critique, para mantener a raya a sus propios funcionarios”.
Mora y Araujo: “No hay nadie que la encarne, está fragmentada. La UCR tiene cuatro gobernadores, Carrió y López Murphy tiene más imagen de opositores, pero es mediática, sin ningún poder. A Duhalde lo ven como opositor, pero es el aparato del partido, desprestigiado. Por eso lo quieren junto a Kirchner. La gente lo prefiere reforzando al Presidente”.
Fidanza: “Creo que hay dos tipos de oposición: la que se ejerce desde adentro del justicialismo, dificultando por momentos la sanción de leyes y la ejecución de políticas, y la otra, que básicamente es un fenómeno mediático, y está a cargo de Elisa Carrió y Ricardo López Murphy. Ambos poseen mayor imagen positiva que negativa, pero están lejos del nivel de aprobación que tiene el Presidente. Si hubiera elecciones hoy ganaría claramente Kirchner, si fuera el candidato del PJ. Respecto de la oposición no peronista, creo que su suerte futura no depende tanto de la gestión del Gobierno como de la estructura de la oferta partidaria alumbrada después de la crisis de fines de 2001 y de la disolución de la Alianza. Quiero decir: es muy difícil que una oposición dividida pueda ganarle al justicialismo en 2005 y 2007, más allá de cómo éste gobierne”.
Haime: “La oposición no se ve ni está expresada políticamente. Desde el punto de vista de la opinión pública hoy no hay oposición, no haydirigentes que estén evaluados positivamente. Ni Macri ni López Murphy ni Carrió. Todos recogen más opiniones desfavorables que favorables. Ante la nueva política, los que representan la vieja política no terminan de aparecer. Y Kirchner tiene la ventaja –según la mirada del ciudadano– de que no está preso de ningún aparato ni se subordina a corporaciones políticas, empresariales o militares”.
4 ¿Qué le recomendaría
a Kirchner para este
segundo año?
Fidanza: “Que considere suficiente la acumulación de poder que forjó y que, sobre esa base, abra el juego al conjunto del arco político y social argentino. A mi juicio, el mayor mérito de Kirchner fue haberle devuelto el prestigio a la institución presidencial. Con esa legitimidad está en condiciones de llamar a un amplio acuerdo, como hicieron españoles, irlandeses y otros, para poner las bases de un país progresista y moderno, que deje atrás la injusticia, la decadencia y la corrupción. Para ello se necesita menos beligerancia y más pluralismo, mayor visión de estadista y menor obsesión por el poder”.
Artemio López: “El acento tiene que estar en la preocupación central por la equidad distributiva. Argentina va a crecer pero tiene que haber mayor nivel de equidad y eso habrá que llevarlo adelante con empresarios, gremios, oposición política y los actores de la producción”.
Muraro: “Tiene que aprender que no importa si está alto o bajo. El no puede fijar los temas de acuerdo a lo que le parezca, sino que tiene que dar respuesta a esa cosa sucia y ajena que es la realidad. Lo que se verá ahora es si ha conseguido resultados con el plan de seguridad, si la energía evita los cortes, si no hay aumentos en los precios. Después de la luna de miel, hay que ver cómo se hace la comida en casa y qué sucede con el sueldo del uno al cinco de cada mes. Kirchner necesita además una especie de sano sentido del humor para no enojarse cuando las cosas no funcionan como está previsto. Por ejemplo, meterle un juicio a la señora Carrió es no darse cuenta cómo van cambiando los climas. No debe buscarse conflictos gratuitos, en muchos aspectos como sucede con los gobernadores”.
Mora y Araujo: “Hacer uso del capital político para enfrentar los problemas del país, arriesgando perder un poquito, pero tiene que dar soluciones porque si no la sociedad se lo va a cobrar. Inversiones, crisis energética, seguridad, son los objetivos. Salir a decir: ‘no todas le van a gustar a todo el mundo, pero las tenemos que hacer’. Debe abandonar una especie de estilo que aparentemente dice que sí a determinadas cosas, pero después es que no”.
Römer: “Avanzar en las reformas institucionales y sociales. Pero, además, hacer un esfuerzo para liderar un verdadero cambio en la cultura política y los valores de los argentinos, sin lo cual la mejor ingeniería institucional que se ponga en práctica tendrá resultados inciertos”.
Del Franco: “Le recomendaría, lo que dice la gente: ‘Aguante K’. Eso significa que profundice el crecimiento de la estructura productiva, el trabajo genuino, sobre la base del apoyo a las empresas o que vengan inversiones. Por el otro, contener los sectores más marginados, mantener los programas sociales. La agenda social va cambiando. Hoy el 59 por ciento de los ciudadanos dice que el principal problema es la desocupación, cuando hace un años estaba 20 puntos más arriba. ¿Ese porcentaje a qué nuevos reclamos fue? A la educación, a la seguridad. Son los cuatro principales temas: trabajo, seguridad, educación y planes sociales”.
Haime: “La agenda tiene dos puntos centrales. Uno, la generación de trabajo. La segunda, la seguridad. Y atención al aumento de precios, que sobre eso también tiene que volcarse, aunque lo está haciendo, según se ha visto en las últimas semanas. Uno de los grandes desafíos que tiene el Presidente es que la gente tiene una enorme expectativa personal, de manera que va a haber mucha demanda de gestión y éxito en la resolución de los problemas cotidianos. El gran desafío entonces es que a la gente le llegue el bienestar”.
Zuleta: “Un fuerte acento en la institucionalización del sistema político. Fue lo central de su oferta electoral y es el aspecto menos atendido en el primer año de gobierno. Ello supone apertura a consensos económicos y sociales y apertura del Gobierno a una amplia gama de personalidades independientes, capaces de expresar las nuevas coaliciones sociales que se han ido conformando en el país. No hay que olvidar la lección de los ‘90 y las lecciones que brindan casi todos los países que experimentaron booms del tipo del que vive hoy la Argentina. Hay que conjurar los peligros de la burbuja de expectativas y trabajar a gran velocidad. Cuando estalle la burbuja sólo contará lo que se haya podido construir en esta etapa inicial. La autoridad presidencial ya está reconstituida. La prioridad es hoy el poder, entendido en un sentido democrático. Es decir, como un juego básicamente institucional de mediaciones, pesos, contrapesos, acuerdos y verdades relativas”.