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La paz entre Alberto Fernández y Aníbal Ibarra está sellada, aunque no en forma definitiva. Tanto es así que ibarristas y kirchneristas siguen afilándose las uñas para cuando llegue el momento de sentarse a discutir las candidaturas en la Ciudad de Buenos Aires; primero para integrar la listas de diputados el año próximo y después, las más importante, para determinar quién peleará por la Jefatura de Gobierno porteña en 2007. Ayer fue el turno del jefe de Gabinete nacional, quien puso en marcha el Instituto para la Cultura Política (IPC), un espacio pensado para la generación de ideas y para consolidar su fuerza política en el distrito.
Detrás de los movimientos que el ibarrismo y el kirchnerismo vienen realizando en los últimos días aparece el propósito de unos y otros de empezar a posicionarse para la próxima temporada electoral. En ese marco deben leerse también los tironeos que surgieron entre Ibarra y Fernández y que alcanzaron su máxima expresión hace unos días, cuando los kirchneristas trataron de forzar en la Legislatura la interpelación de Raúl Fernández, jefe de Gabinete local y principal colaborador del ex fiscal.
Después de eso Ibarra y Alberto Fernández se reunieron y restablecieron la paz. Lo que acordaron fue trabajar en la construcción de un candidato de consenso representativo de la alianza que une al jefe de Gobierno porteño con Néstor Kirchner para encabezar la lista de candidatos a diputados nacionales en 2005. Pero aun así, cada uno siguió jugando su juego para llegar en las mejores condiciones posibles al momento de la definición de ese y los demás nombres.
La puesta en marcha del IPC tuvo mucho de eso y ante la ausencia de Fernández fue el ministro de Educación, Daniel Filmus, quien asumió la tarea de dar el discurso inaugural y presentar a los panelistas de la primera mesa de reflexión organizada por el centro de estudios: el legislador Miguel Talento y el titular de la Sigen, Alberto Iribarne, quienes hablaron sobre “Demanda social y cambio institucional”.
El lanzamiento del “albertismo” –como se identifica al sector encabezado por Fernández– fue en el Hotel Castelar y allí estuvieron casi todos los dirigentes que se referencian en ese espacio: entre otros, la titular del PAMI, Graciela Ocaña; el secretario de Medios, Enrique Albistur; el secretario de Descentralización porteño, Héctor Cappacioli; la diputada Nilda Garré y los legisladores Diego Kravetz, Miguel Talento, Silvia La Ruffa y Marta Talotti. Otros, como la senadora Vilma Ibarra y el secretario de Desarrollo Social de la ciudad, Rafael Romá, no estuvieron pero mandaron la correspondiente adhesión. Entre los presentes se lo vio también al subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, y el diputado Miguel Bonasso figuró como adherente.
La tropa del jefe de Gabinete se nutre de dirigentes que vienen del progresismo y también de muchos que pertenecieron al viejo sistema peronista porteño. El acto tuvo también el propósito de mostrar que Fernández contiene a unos y otros.
Así como el albertismo puso en funcionamiento el IPC, también el Frente Grande porteño salió a abroquelarse el viernes último detrás de Ibarra. “Avanzamos en la construcción de un espacio político amplio de centroizquierda que, basado en la pluralidad y la autonomía, se articule al conjunto de las fuerzas populares”, manifestaron los frentistas.