EL PAíS › SE CONOCERA EL FALLO EN EL LARGO PROCESO POR EL ATENTADO A LA AMIA DE 1994
Este jueves terminan los tres años del juicio
Mientras que todo indica que los policías acusados serán liberados, la pregunta es qué pasará con el reducidor de autos Carlos Telleldín. Página/12 habló con los protagonistas del juicio y les preguntó si fue limpio, si están conformes y si realmente se administró justicia en el proceso más largo en nuestra historia.
Por Raúl Kollmann
El jueves próximo se conocerá el fallo del juicio por el atentado contra la AMIA. La realidad es que en este proceso –que duró tres años– no han estado sentados en el banquillo de los acusados los autores del ataque que provocó las 85 muertes, sino un armador de autos truchos, Carlos Telleldín, y un grupo de policías bonaerenses, a quienes se les imputa haber sido cómplices del atentado por haberle proporcionado a los terroristas la camioneta Trafic, supuestamente sabiendo que con ese vehículo se iba a cometer la masacre. Los elementos del fallo se han mantenido en rigurosa reserva, aunque –como adelantó Página/12 hace ya varios meses– todo indica que los policías no serán declarados culpables de complicidad con el atentado y no está claro cuál será la decisión sobre Telleldín, que probadamente mintió en forma reiterada en el juicio. Lo que no se sabe si los magistrados considerarán ese hecho y algunos otros elementos como prueba de que sabía que la Trafic se iba a usar para un atentado o un hecho similar.
Es muy probable que los policías sean condenados por reiteradas extorsiones y otros delitos comunes que quedaron expuestos en el juicio oral. Página/12 preguntó a la mayoría de los protagonistas del juicio si consideraban que el juicio oral fue justo o injusto y si los jueces fueron o no equitativos. La mayoría respondió que los magistrados actuaron de manera correcta, seria, aunque la abogada de la DAIA dio una visión diametralmente opuesta a esa tendencia mayoritaria y algunos defensores, querellantes o fiscales pusieron objeciones que ellos mismos consideraron no alteraron el carácter de juicio justo, más allá de lo que el jueves diga la sentencia. Ese 2 de septiembre se conocerá la parte resolutiva del fallo –condenas o absoluciones– y seguramente también habrá imputaciones muy graves contra los investigadores, empezando por el juez Juan José Galeano, los fiscales, policías, hombres de la SIDE, funcionarios del gobierno de Carlos Menem y tal vez otras personas. Los fundamentos del fallo se conocerán después, dentro de los 40 días.
Esto es lo que dijeron los protagonistas del juicio:
Alejandro Rúa, titular de la Unidad AMIA del Ministerio de Justicia (fue el funcionario designado en los últimos años y por los sucesivos gobiernos para seguir el juicio y toda la investigación del atentado):
“Sí, hubo un juicio justo. Los acusados, las querellas, la fiscalía fueron tratados con Justicia y fueron resueltas sus posturas ajustadas a derecho. Fue un tribunal que se comportó como casi no lo hace ninguna institución argentina. Cuando hubo dudas sobre cómo se encontró el motor de la Trafic usada como coche bomba, el tribunal hizo venir a los israelíes que estuvieron en esos días en la calle Pasteur y que supuestamente encontraron el motor. Cuando quiso saber la verdad sobre la investigación, peleó y peleó hasta conseguir que vinieran a declarar, sin secreto de por medio, los agentes de la SIDE que actuaron en el caso. El juicio se desarrolló de una manera incuestionable. ¿Este juicio traerá justicia a las víctimas? La respuesta es no. Porque en este juicio se estaba juzgando a supuestos cómplices que no actuaron el día del atentado, sino hasta ocho días antes. Entonces, lo concreto que habrá justicia para las víctimas y sus familiares cuando se logre enjuiciar a los autores del atentado. El juicio –y lo vengo diciendo desde mi primer informe al Ejecutivo– demostró que se cometieron infinitas irregularidades en la investigación y que eso generó la sensación de impunidad. Por ello, aunque los jueces cumplieron en forma ejemplar, eso no alcanzará para darle Justicia a las víctimas”.
Alberto Nisman, uno de los fiscales del juicio:
“Ha sido un juicio justo, donde el tribunal garantizó a todas las partes el ejercicio de sus derechos, con total amplitud y en igualdad de condiciones. También considero que primó en todo momento la búsqueda de la verdad real y esto quedó evidenciado entre otras medidas que dispuso cuando ordenó que declararan los agentes de la SIDE sin que pudieran ampararse en el secreto profesional, lo cual fue sumamente revelador. Este punto de inflexión marcó un antes y después en el juicio, porque puso sobre el tapete muchas cuestiones de la investigación, entre otras cosas el pago a Telleldín, cómo se consiguió el número de motor de la Trafic que estalló en la AMIA o lo que ocurrió en los días posteriores con Telleldín. El debate probó nítidamente que se usó un coche bomba, entre otras cosas porque una de las víctimas tenía clavado un amortiguador en el cuerpo. Con respecto a la sentencia, opinaré en su momento. En algunos aspectos no tengo dudas que fijará cimientos de una investigación que aún está pendiente, esencialmente porque dirá qué es lo que está probado y qué es lo que no se probó”.
Marta Nercellas, abogada de la DAIA:
“En el primer año y medio de juicio me pareció que nos había tocado un buen tribunal, pero después cambié de opinión. No le sacaron el jugo a los testigos y fueron cambiando el objeto procesal. Es decir, dejaron de investigar a los acusados para pasar a investigar al juez Juan José Galeano y a la investigación, lo que abarcó a algunos dirigentes de la comunidad judía que fueron interrogados durante varios días. Yo creo que en los tres años de juicio se acreditó el hecho y las responsabilidades de las personas acusadas. Los defensores no contestaron los elementos de cargo, trataron de tergiversar la prueba. Los policías imputados decían que habían probado su inocencia, pero aunque no es su obligación hacerlo, no probaron nada. Es clara la responsabilidad de ellos en el atentado. No sé si será justa la resolución. Pero estoy convencida de que durante el trámite del juicio se cambiaron los roles porque los acusados se convirtieron en acusadores y repartidores de responsabilidades sociales e institucionales. No contestaron ni un solo elemento de cargo. Pueden hacer distintas valoraciones si quieren, pero no pueden no contestar nada. Lo mismo sostengo en relación a Telleldín. Su ofrecimiento de devolver los 400 mil pesos (en rigor, dólares) es una foto de su actitud en todo el juicio, de su personalidad, me refiero a que hace como que ayuda, pero embarra las cosas. El dinero ya se lo gastó y lo volverá a ganar con el libro que escribió”.
Juan José Avila, abogado que representa a la AMIA en el juicio:
“Me pareció que los jueces que lo presidieron, básicamente permitieron llevar el juicio a buen puerto. Han actuado en forma equitativa, aunque variaron en oportunidades de criterio alterando en alguna medida ese equilibrio. Por ejemplo, al no permitir que a policías o funcionarios se les interrogara o se les pidiera explicaciones sobre las constancias del expediente, contrastando ello con una mayor permisividad a la hora de las preguntas a los familiares. Cuando iban los familiares se podía preguntar cualquier cosa, en cambio a los policías o funcionarios no se les podía preguntar tanto y los jueces decían: ‘Eso ya está en el expediente’. En un contexto de corrección de los magistrados, porque lo que acabo de marcar no fue permanente, también sorprendió que el tribunal excluyera a los fiscales de primera instancia, Eamon Mullen y José Barbaccia, contrariando su propia jurisprudencia y cuando no había motivo alguno que afectara derechos humanos básicos que lo justificaran. O que no informaran a las partes la presencia de un cuestionado funcionario de la SIDE, Jaime Stiusso, mientras declaraba el testigo C en Alemania. Creo que el tribunal lo sabía porque el secretario del tribunal estaba allí, en el mismo recinto donde declaraba C y también allí estaba Stiusso. De todas maneras, en general han sido equitativos y confiamos en la formación jurídica y el sentido de Justicia de sus integrantes”.
Julio Federik, ex abogado de la agrupación Familiares de las Víctimas (hace dos meses renunció por discrepancias estratégicas con Familiares):
“Fuera de algunas cuestiones puntuales, yo diría que la actuación del tribunal fue excelente. Sin ninguna duda profundizó la investigación, rehizo gran parte de los testimonios y se mostró equitativo. Mis críticas están centradas, por ejemplo, en la decisión de apartar a los fiscales. Esa decisión no me pareció ni oportuna ni acertada. Pero el árbol no debe impedirnos ver el bosque y creo que Familiares no debió irse del juicio por ese motivo, ya que el juicio oral destapó los elementos desastrosos de la investigación. Por ello pienso que la actuación de los jueces fue equilibrada”.
Víctor Stinfale, abogado de Carlos Telleldín:
“Entiendo que los jueces no cedieron ante la presión de los dirigentes de la comunidad judía y que, simplemente, haciendo su trabajo no pueden hacer otra cosa que liberar a las personas que debe liberar. Estos jueces mostraron que no tenían ningún compromiso ni necesidad de encubrir a nadie y ajustándose a lo que la ley manda tienen que hacer un fallo absolutorio. Si esa no es la conclusión, diré que la resolución no fue justa, pero eso no cambiará mi opinión de que el proceso del juicio oral sí fue justo y que los magistrados no aceptaron presiones. El hecho de que hayan apartado a los fiscales también demostró que no tienen compromisos con el Poder Judicial”.
Pablo Jacoby, abogado de los familiares agrupados en Memoria Activa:
“La elevación apresurada e incompleta de la causa a juicio oral sólo se restringía a supuestos cómplices y no a autores materiales o ideológicos del atentado. De tal manera que la tarea del tribunal oral tenía esa limitación inicial, imposible de superar. Creo que los jueces trabajaron muy fuerte en armar el mecanismo del juicio para que funcionara de manera eficaz, teniendo en cuenta la complejidad del caso y la cantidad de imputados y partes intervinientes. Salvo la negativa a la televisación del juicio en directo, el tribunal actuó de manera profesional, garantizando en todo momento que las partes pudieran preguntar, repreguntar, expresarse y hacer cuando plantea quisieran. De ninguna manera acepto la imputación que se les hizo a los jueces de que decidieron investigar a la investigación y maltratar a las víctimas. En ese sentido, deploro la sistemática campaña mediática e institucional que realizó la dirigencia comunitaria judía contra el tribunal cuando advirtió que los jueces no eran manejables o influenciables. Por ejemplo, estuvo la ignominiosa propuesta de la DAIA de oponerse al levantamiento del secreto a los agentes de la SIDE para que contaran la verdad de la investigación en el juicio, con el argumento de que se comprometía la seguridad del Estado. A Memoria Activa en innumerables oportunidades se le impidió formular preguntas por considerarlas hipotéticas. Jamás se nos ocurrió por ello abandonar histéricamente la sala sino permanecer en el juicio hasta su finalización y eventualmente, si la sentencia por venir no resultara conforme a nuestras peticiones, agotar los recursos disponibles”.
Eduardo García, defensor de los policías Raúl Ibarra y Diego Barreda:
“Ha sido un juicio correcto, llevado adelante por un tribunal que ha trabajado en serio, más allá de que desconocemos la sentencia. Nosotros, los defensores oficiales, hicimos un trabajo muy intenso durante tres años en los que muchas veces nos fuimos, nosotros y los empleados de la defensoría, a las dos de la mañana. A lo largo de este tiempo hemos creído firmemente en la inocencia de nuestros defendidos, hemos aportado gran cantidad de elementos a la investigación y creemos que ayudó mucho a que se conozca la verdad. Los jueces han sido equitativos, aunque hay que decir que un juicio que se extiende tres años no es bueno. Sin embargo, poco a poco se fueron confirmando cosas y al primer año los jueces se empezaron a dar cuenta de aspectos que estaban ocultos. La más que extrañaes la forma en la que se encontró el motor de la camioneta, el pago a Telleldín y el apartamiento de los fiscales fueron hitos en su labor. Otro punto importante: la posibilidad de que declaren los agentes de la SIDE, que fue resistido tanto por la fiscalía como por la DAIA, aunque no así por la AMIA. Esos elementos terminaron por probar elementos que constituyeron un cambio decisivo en el juicio”.
José Manuel Ubeira, defensor del policía de más rango, el ex comisario Juan José Ribelli:
“El juicio ha sido totalmente justo y equilibrado. Cuando los jueces entendieron cómo se orquestó toda la maniobra durante la investigación, facilitaron el conocimiento de la verdad. El punto clave fue que esos jueces trajeron a declarar a los agentes de la SIDE. Eso no lo decimos ahora sino que insistimos en eso durante nuestro alegato y lo sostendremos más allá de lo que diga la sentencia”.