EL PAíS › FINALMENTE, EL PRESIDENTE NESTOR KIRCHNER SE REUNIRA CON LA IGLESIA
“Políticas de Estado” bajo la sotana
Será la segunda vez en dieciséis meses que el Presidente se reúna con el Episcopado. Los obispos quieren avanzar sobre “políticas de Estado”, y en la Rosada esperan un apoyo en las negociaciones con el FMI.
Por Washington Uranga
Hoy por la mañana, en la Casa Rosada, se celebrará el postergado encuentro entre la máxima conducción de la Iglesia Católica en la Argentina, encabezada por el arzobispo rosarino Eduardo Mirás, y el presidente Néstor Kirchner. De ambas partes hubo explicaciones formales, aludiendo a problemas de agenda, a la hora de justificar que éste sea apenas el segundo encuentro del Presidente, en dieciséis meses de gestión, con la dirigencia de los obispos. No existe ninguna norma que establezca que la cúpula episcopal tiene que reunirse con el Presidente pero, dado el peso institucional de la Iglesia Católica, estos diálogos se habían transformado en habituales, sobre todo en las últimas presidencias. En este caso jugó también como agravante un discurso muy crítico de Kirchner hacia el ultraconservador arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, que tuvo otros rebotes que no agradaron a la Conferencia Episcopal, aun más allá de las discrepancias que gran parte de los obispos mantiene con Aguer.
“Agenda abierta” ha sido la consigna de ambas partes. Sin embargo, para la Iglesia ésta es una semana muy especial porque se celebra en Corrientes el X Congreso Eucarístico Nacional, que tendrá un acto culminante el domingo con la presencia del delegado personal del papa Juan Pablo II, el cardenal boliviano Julio Terrazas (arzobispo de Santa Cruz de la Sierra). Kirchner recibió una invitación personal para asistir a esa misa, pero aún no ha dado una respuesta. Los obispos aspiran a que esté presente de la misma manera que ha sucedido en los nueve congresos eucarísticos realizados antes en la Argentina: siempre estuvo el presidente de turno en la misa central. Aunque nadie lo dirá en público y se aceptará la decisión que tome el Presidente, los obispos no verán con buenos ojos una negativa. Se trata de una cuestión protocolar y simbólica, y esa realidad sirve tanto para argumentar a favor como en contra de la presencia de Kirchner, que será en definitiva quien evalúe la trascendencia del gesto.
La invitación a Kirchner fue cursada a través del secretario de Culto, Guillermo Oliveri, quien mantuvo varios diálogos en las últimas semanas con el secretario general de la Conferencia Episcopal, el obispo auxiliar de Rosario, Sergio Fenoy. Sin embargo, no hay todavía una definición e incluso se llegó a barajar la posibilidad de que el representante del Gobierno sea el vicepresidente Daniel Scioli, que en ese caso portaría un mensaje del Presidente.
Desde el costado eclesiástico, siendo importante éste no será el único tema que ingresará en la “agenda abierta”. Algo que preocupa seriamente a los obispos católicos es el aumento de salarios a los docentes privados, porque argumentan que ello puede generar graves problemas a los colegios confesionales que no están en condiciones de absorber ese ajuste. Quieren una solución del Ejecutivo. Está claro que el tema social formará parte del diálogo, pero en ese campo la colaboración entre Cáritas y el Ministerio de Desarrollo Social que encabeza Alicia Kirchner es constante y asidua. Más difíciles pueden ser otros temas vinculados con la preocupación episcopal sobre una eventual ley de despenalización del aborto, pero por el momento no hay ningún signo que indique que la Casa Rosada esté dispuesta a impulsar una iniciativa de ese tipo.
Los obispos sí quieren discutir con la dirigencia nacional, también con el Presidente, sobre “políticas de Estado” a partir de los acuerdos tomados en el marco del “diálogo argentino” que la Iglesia propició desde la crisis de diciembre del 2001. En el Ejecutivo todavía no hay definiciones respecto de la manera de encuadrar una iniciativa en este sentido, aunque el Presidente se ha manifestado en forma pública a favor de un diálogo que genere acuerdos con amplia base social.
En la Casa Rosada verían también con buenos ojos que desde el Episcopado surja alguna declaración en respaldo al Gobierno en las difíciles negociaciones internacionales respecto de la deuda externa, tema sobre el cual hay mucho magisterio eclesiástico abundando en la necesidad de restablecer la justicia en esta materia. Aunque el gesto no tenga otro valor que el de un aval moral, una palabra de los obispos se consideraría un aporte de gran valor.