EL PAíS › INTERCAMBIO DE EXPERIENCIAS EN AMERICA LATINA
El Serpaj cumplió 30 años
Por V. G.
“Estamos evaluando el recorrido de estos 30 años y a la vez poniendo en perspectiva los nuevos desafíos, enseñanzas y sujetos a nivel continental e internacional”, aseguró el presidente del Servicio Paz y Justicia (Serpaj), Adolfo Pérez Esquivel, en un alto de la asamblea en la que representantes de diez países de América latina intercambiaron sus experiencias en las diferentes filiales de la entidad. El organismo de derechos humanos aprovechó su 30° aniversario para ratificar su compromiso con la cultura para la paz y los principios de la no violencia activa.
Gustavo Cabrera, coordinador del Serpaj en América latina, explicó que la atención del organismo de derechos humanos está centrada en este momento en los acuerdos de libre comercio y la militarización de América latina. “Los tratados como el ALCA no sólo impactan en la esfera económica, sino que inciden en la vida de los pueblos y provocan una redefinición de las relaciones sociales y pautas culturales”, señaló Cabrera.
Desde la semana pasada y hasta hoy, representantes de diez países del continente –entre ellos Chile, Costa Rica, Ecuador, Nicaragua y México– hablaron sobre sus prácticas relacionadas con educación para la paz, trabajo con comunidades indígenas, campesinos y niños en situación de riesgo, entre otras actividades que lleva adelante el Serpaj en América latina.
Al relatar las preocupaciones del organismo que dirige, Pérez Esquivel hizo hincapié en la situación social de la región. En relación con Argentina, el Premio Nobel de la Paz recalcó que “se está entregando la tierra y hemos vuelto a los latifundios”. También identificó como una de las principales problemáticas del continente y del país las políticas relacionadas con la minoridad y el discurso sobre la seguridad. “La seguridad debe pasar por el desarrollo de políticas sociales”, señaló. Entre los logros más importantes de estos treinta mencionó la vuelta de la democracia (“a la que se llegó gracias a los organismos de derechos humanos”) y la construcción de espacios como las aldeas que montaron en Pilar y General Rodríguez, donde se trabaja en educación y capacitación laboral para jóvenes de bajos recursos.