EL PAíS
Fue la cuarta ocasión en que el Presidente tuvo problemas aéreos
Las tres anteriores habían sido dos en helicóptero y una tercera en un avión que debió regresar hacia Santa Cruz.
El de ayer no fue un vuelo más para Néstor Kirchner, pero tampoco el primero en el que tiene problemas: en el último año y medio el santacruceño vivió otras tres experiencias traumáticas en el aire. Dos veces los helicópteros en los que viajaba no pudieron despegar y unos días antes de asumir la Presidencia el avión en el que volaba hacia Buenos Aires tuvo que regresar a Santa Cruz y realizar allí un aterrizaje de emergencia.
Kirchner tuvo su primer susto en vuelo el 22 de mayo de 2003. Como presidente electo viajaba ese día a la Capital Federal para reunirse con varios de los ministros que había designado para que lo acompañaran en su gestión y para mantener también una entrevista con su antecesor, Eduardo Duhalde. El avión en el que Kirchner viajaba entonces era un moderno Cessna Citation de la gobernación de Santa Cruz. A bordo de la aeronave venían también su esposa Cristina Fernández, su hija Florencia y el actual jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
No fue mucho el trayecto que el avión recorrió tras decolar del aeropuerto de Río Gallegos: habían transcurrido apenas quince minutos de vuelo cuando la tripulación advirtió que las puertas del tren de aterrizaje no cerraban y decidió regresar a esa ciudad. Los mecánicos hicieron allí los ajustes necesarios en la máquina y Kirchner recién pudo reanudar el viaje una hora más tarde.
El 1º de agosto de ese mismo año fue un helicóptero el que le jugó una mala pasada. Para ese entonces Kirchner ya era Presidente y había ido a encabezar un acto en la Posta de Hornillos, un remoto paraje entre los cerros de la Quebrada de Humahuaca. Para trasladar a Kirchner hasta ese lugar el Departamento de Ceremonial de la Presidencia pidió a la gobernación de Salta que pusiera a su disposición un helicóptero de la gobernación.
Finalizada la ceremonia, Kirchner y los miembros más destacados de su comitiva subieron a la aeronave para emprender el regreso a San Salvador de Jujuy. El gobernador salteño Juan Carlos Romero se sentó adelante, junto al piloto, y en los asientos traseros se acomodaron Kirchner con su secretario privado, Daniel Muñoz; el ex presidente Eduardo Duhalde; y el titular de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño. El helicóptero un Bell 407 hizo un intento por despegar pero fue en vano: apenas pudo avanzar unos doscientos metros a ras del suelo y aterrizó en el lecho de un río seco.
Aunque en ese trayecto la aeronave casi choca contra un pequeño cerro, Kirchner trató de restarle dramatismo al incidente. “Pasamos un cerro y no me di cuenta de nada. No tuve ni tiempo para asustarme”, dijo ya con los pies en tierra firme y en tono de broma contó que “Muñoz estaba blanco y Camaño muy asustado”. Según se explicó entonces, la altura y la elevada temperatura del lugar le restaron al motor del helicóptero la potencia necesaria para despegar. También se dijo que era posible que al momento del decolaje la máquina llevara más peso del especificado para las condiciones de vuelo que se presentaban en ese momento.
Kirchner volvió a tener problemas en un vuelo en helicóptero el 13 de marzo pasado. Fue a su regreso de la celebración del centenario del monumento al Cristo Redentor que compartió con el presidente chileno Ricardo Lagos.
En esa ocasión subió al helicóptero presidencial Sikorsky S 70 el que compró Carlos Menem durante su mandato junto a Alberto Fernández; el ministro de Defensa, José Pampuro; los gobernadores de San Juan, José Luis Gioja, y de Mendoza, Julio César Cobos; y el vocero Miguel Núñez. La máquina comenzó el despegue, pero al llegar a los dos metros de altura cayó al piso y quedó al borde de un peligroso barranco. Con dos personas menos a bordo, el piloto repitió la operación sin éxito: no consiguió que la nave levantara vuelo. Entonces la explicación fue que el fuerte viento que cruzaba el Paraje Los Horcones sitio desde el cual Kirchner debía trasladarse hasta Mendoza hizo que el aparato perdiera sustentación.